Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Sobriedad y borracheras sin retorno

   ¿Ahora más? ¿Igual que antes? ¿Se comienza a edades más tempranas? ¿En soledad o con amigos? ¿After office, after hours? ¿Artesanal, Malbec, espumantes?

   Si del consumo de alcohol se trata, seguramente Usted, mi querido lector, tiene sus propios parámetros.

   Habrá quienes consideran que el popular “after office”, costumbre de beber generalmente a mitad de semana luego de una jornada de trabajo, equivale al típico encuentro con amigos en el bar de antaño.

   Habrás quienes también, adhieren al “mágico número” popularizado por René Favaloro: una copa de vino mejora la salud cardiovascular; y habrá quienes, haciendo caso omiso a las recomendaciones, y teniendo una “escala propia de moderación”, beben a tal punto que pierden la cuenta y la razón también.

   No sé si Usted es bebedor, y si lo es, desconozco sus apetencias y sus límites; en la actualidad el consecuente estado de embriaguez está prácticamente naturalizado y las campañas de prevención del consumo y de los siniestros viales, parecieran no alcanzar.

   Los psicólogos Steinley, Sher y Winograd realizaron un estudio. Publicado en 2015, analizaron la forma de asimilar el alcohol y cómo se modifica el comportamiento estableciendo así una clasificación con el objetivo de “personalizar” las intervenciones en caso de ayuda y asistencia.

   De acuerdo con factores tales como estado de conciencia, estabilidad emocional e intelecto, extraversión y agradabilidad, los investigadores establecieron cuatro “tipos de borrachos” que denominaron según personajes conocidos.

   Los “Hemingway”, son aquellos que beben y beben y sin perder el hilo de la charla, no experimentan cambios dramáticos en su personalidad ni en sus habilidades motrices e intelectuales y pueden fingir sobriedad.

   Los “Mary Poppins”, muy extrovertidos se convierten en el “alma de la fiesta”, pues aumenta el nivel de agradabilidad, al igual que el grupo anterior, no presentan disminuciones graves en habilidades intelectuales y motrices; a veces se tornan inoportunos, molestos.

   Los “Profesor chiflado”, a diferencia de los mencionados, presentan cambios notables, ya que exteriorizan todo aquello que llevan guardado, son los tímidos sobrios que terminan cantando y bailando arriba de las mesas con total desinhibición.

   Los “Señor Hyde”, son los típicos borrachos que hacen desmanes, buscan peleas y cometen actos vandálicos.

   ¿Y los otros borrachos?

   Borracho, según el diccionario, es quien tiene “alteradas temporalmente las capacidades físicas y mentales por un consumo excesivo de alcohol” y quien “bebe alcohol en exceso de forma habitual”

   Existen otros, que cual borrachos, con sus capacidades alteradas, casi de forma permanente, parecieran no tener retorno; las consecuencias también son visibles.

   Borrachos de soberbia que terminan ahogados en la ignorancia; borrachos de poder que terminan ahogados por los abusos que cometen; borrachos de indiferencia que terminan ahogados en el maltrato, borrachos de ineptitud que terminan ahogados en la deficiencia; borrachos de vanidad que terminan ahogados en el orgullo.

   Borrachos de avaricia que terminan ahogados en sus posesiones y en las ajenas; borrachos de oportunismo que terminan ahogados en las conveniencias del momento; borrachos de mentiras que terminan ahogados en sus propios relatos; borrachos de apariencia, objetos valiosos y marcas que terminan ahogados en sus propias inseguridades; borrachos de…

   Algunos toman una copa de tanto en tanto y viven con sobriedad, otros se embriagan, y otros viven la vida perpetuamente borrachos; y la borrachera es difícil de esconder.