Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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La oferta empantanada

   Difícil sacarle jugo a una realidad tan repetida en tiempos de plena discusión acerca de la paritaria docente y frente a un escenario capaz de afrontar situaciones complejas como la coyuntura económica - social y el crecimiento del nivel de desocupación en la provincia de Buenos Aires.

   El sindicalismo en general no sale del libreto del “ajuste” y la "defensa" del salario y las condiciones laborales, mientras la Gobernación de calle 6 se queda a la expectativa de limarlos política y socialmente, cosa que en parte logra, y se planta en una pauta rígida casi con una “planilla de Excel en la mano” y en la propuesta superadora del presentismo y la revisión de licencias del sector docente.

   La Provincia propuso como mix, un aumento de 15 por ciento en tres cuotas sin cláusula gatillo y un reconocimiento anual por presentismo de hasta 6 mil pesos para aquel maestro que no falte nunca durante el 2018.

   “Es inaceptable que se premie la salud docente’”, se esgrimió. A pesar del rechazo, el gremialismo docente sigue gambeteando hablar de “paros” ante un inicio del ciclo lectivo escolar Por ahora, el único dato “positivo”, cuando la vuelta a clases ya está a la vuelta de la esquina.

   Sentado encima de la caja, el ministro de Economía, Hernán Lacunza afirma que la oferta a los docentes "es la única posible” y la que respeta las necesidades económicas del Estado bonaerense, sin “aumentar” la presión impositiva o agrandar el déficit.

   Para el barbado líder del Suteba, Roberto Baradel, la Provincia "no tiene problemas económicos para acordar salarios dignos" con los docentes. Lo inscribe en un contexto donde Buenos Aires recibirá en 2018 más de 40.000 millones de pesos extraordinarios por resarcimiento y compensaciones de la coparticipación federal que abrochó la gobernadora María Eugenia Vidal ante el Gobierno nacional. La política es un juego de pícaros.

   En los próximos días, el Ejecutivo concretará un nuevo intento por acordar la pulseada salarial. Dentro del oficialismo de Cambiemos tienen la convicción que hay sectores del kirchnerismo duro encaprichados en tratar de entorpecer la tarea del Gobierno (con movidas como la multitudinaria marcha opositora del camionero Hugo Moyano contra las “políticas de ajuste” de Mauricio Macri), y otros dirigentes sindicales como Baradel que “buscan perjudicar y tratar de sacar tajada” pero en la PBA.

   En ese contexto adverso, Vidal parece surfear mejor las aguas turbulentas que sacuden al oficialismo amarillo del PRO por el proceso de reformas económicas Tal vez por eso, días atrás salió a respaldar al presidente Macri, cuando exhortó a la sociedad a "recuperar la confianza" en que aquellos gobiernos que "cumplan su palabra" y no especulan "para la foto"

   Es que, Cambiemos parece, a veces, no estar preparado para ser oficialismo con una tendencia discursiva “casi de la antipolítica”

   La política bonaerense ya comenzó a palpitar también la Asamblea Legislativa del 1 de marzo próximo, cuando con un mensaje protocolar, “Mariu” Vidal deje inaugurado un nuevo período de sesiones ordinarias, donde prevé impulsar una reforma judicial que incluye algunos capítulos controvertidos.

   En ese esquema, Cambiemos negocia las presidencias de las comisiones en el Senado y en Diputados que serán repartidas según la cantidad de legisladores de cada bloque y los votos que sacaron en las últimas elecciones. Si bien para la gente no es esencial o importante, hace a la calidad institucional.

   No pocas fueron las voces que, un poco en el primer año, y ya casi a los gritos en el segundo, que se quejaron del método usado por la gestión Vidal para debatir y sancionar las leyes necesarias para su administración.

   Y justamente el reclamo, de los opositores en voz alta y de los oficialistas en un susurro cada vez más audible, fue la falta de debate, e incluso el desconocimiento de los textos aprobados, hasta instantes antes de ingresar al recinto.

   La queja más lógica viene de la propia tropa, que se cansó de ingresar a sesionar si saber, muchas veces, el contenido de lo que se debía aprobar. Es cierto que es una costumbre extendida no sólo en este Gobierno, sino que viene de por lo menos dos décadas atrás. Se suponía que quienes hoy gobiernan iban a modificar esa “vieja costumbre”.

   Parece que tanto run run finalmente llegó a oídos de la Gobernadora. O alguno de sus colaboradores se lo hizo llegar. La propia Vidal envió un mensaje tranquilizador. Expresó que este año se iba a trabajar distinto, que cada iniciativa se iba a trabajar previamente con las comisiones respectivas, y que los tiempos de tratamiento iban a ser más normales. Esto sólo generó que se aceleren los repartos de comisiones.

   Si bien faltan definir “detalles”, en el Senado la bahiense Nidia Moirano (Cambiemos), seguirá al frente de la comisión de Asuntos Constitucionales y Acuerdos, una comisión estratégica para el Ejecutivo, ya que dictamina sobre la designación de jueces, agentes fiscales o funcionarios judiciales que necesiten ese requisito.

   En Diputados, al frente de una comisión similar: Asuntos Constitucionales y Justicia, también seguiría Santiago Nardelli (Cambiemos).

   Las comisiones de Presupuesto tanto en el Senado como en Diputados quedarán en poder del oficialismo pero no por referentes del vidalismo puro. En la Cámara Alta, si bien restan cerrar “un par de negociaciones”, quien sacó boleto para conducir la comisión es el bahiense e interlocutor lilito” Andrés De Leo, mientras que en Diputados continuará un “aliado” de Cambiemos, Marcelo Daletto, legislador vocero de defender el Presupuesto bonaerense cuando se debate en el recinto y que responde políticamente al presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó.

   La Sexta pisa fuerte en áreas de preponderancia política dentro de la vida parlamentaria. Además de los legisladores bahienses antes mencionados, en la vicepresidencia 1° del Senado está el ex intendente de Puan, Horacio López, mientras que la peronista piguense Marisol Merquel copó una vicepresidencia de Diputados.