Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Los ministros rutilantes

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   No fue casual. Mauricio Macri mandó esta mañana a la habitual conferencia de prensa post reunión del gabinete nacional de los días martes a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y al canciller Jorge Fourie. "Son las dos figuras rutilantes del gobierno en este momento detrás del Presidente", definió la puesta en escena una alta fuente del área de Comunicación de la Casa Rosada.

   Suena certero ese elogio con apenas escuchar al presidente y palpar el clima que se vive dentro del gobierno, que es de euforia a duras penas contenida, luego que se apagasen las luces de la cumbre del G-20: Bullrich y Fourie se convirtieron en las estrellas del oficialismo apenas Donald Trump, Vladimir Putin, Angela Merkel y el resto de los mandatarios del mundo global de Ezeiza hacia sus respectivos países.

   El presidente, para empezar, los respaldó absolutamente esta mañana durante la reunión del gabinete nacional en el Salón Eva Perón. Allí felicitó "efusivamente" a la ministra de Seguridad por el impecable operativo que rodeó y custodio la cumbre, y que en términos prácticos evitó que volara un solo piedrazo, luego de días y semanas de aprensiones sobre la posibilidad de que los grupos globalifóbicos locales y externos aguaran la fiesta.

   Y lo hizo de la misma manera con el jefe del Palacio San Martín, que tuvo la otra mitad de la responsabilidad a su cargo: la de coordinar no sólo las diecisiete bilaterales de Macri con sus pares del G-20, sino el desarrollo de toda la reunión ampliada de principio a fin. Un par de papelones, como el del recibimiento de apuro en Ezeiza al francés Emanuel Macron, no alcanzó para opacar esa gestión.

   El caso de Bullrich fue especial: el presidente le dijo, según habituales fuentes gubernamentales. que varios de sus colegas con los que había conversado antes de la cumbre tenían recelos por el tema de la seguridad. Más todavía cuando alguno de ellos todavía recuerda los magullones de la anterior cumbre, en la alemana Hamburgo. El éxito fue tan visible que ya el lunes, cuando no, empezaron las especulaciones sobre el futuro político de "La Piba", como la bautizó Hugo Moyano cuando se enfrentaban con fiereza durante el gobierno de la Alianza. Hasta se dijo en algún portal que Bullrich podría ir en la fórmula del año que viene como candidata a vicepresidenta. "Nada que ver, un disparate, no sé de dónde salió, pero no estoy pensando para nada en eso", desmintió ella misma.

   Que el presidente Macri reconoce por encima de todo esos dos trabajos de sus ministros, lo probó el hecho de que un par de horas después de la reunión de gabinete, recién entonces vino el elogio y las felicitaciones a todo el resto de los cientos de funcionarios, desde ministros a simples directores, que coronaron exitosamente la tarea encomendada.

   Fue en un breve encuentro con refrigerio de por medio que el presidente, su esposa Juliana Awada y la infaltable Antonia Macri, mantuvieron con todos los funcionarios en el Museo del Bicentenario. Hasta allí habían sido convocados allí por nota oficial de la Jefatura de Gabinete para recibir las felicitaciones presidenciales. Se buscó que fuese un encuentro de tono privado entre el jefe del equipo y sus colaboradores, por lo que estuvo vedado el ingreso de la prensa acreditada o de algunos corresponsales extranjeros que todavía siguen en Buenos Aires tras cubrir el G-20.

   Macri no ahorró palabras durante ese encuentro marcadamente informal y festivo para agradecer el trabajo realizado, pero se puso serio al hablar durante un breve discurso antes de que cada uno volviese a sus oficinas. "Estamos orgullosos de haber hecho las cosas bien. Y esto es tan importante en esta etapa tan especial que estanos recorriendo. No solucionaremos todos los problemas que tenemos habiendo organizado tan bien esta cumbre del G-20, pero sí nos hemos demostrado que cuando nos ponemos a trabajar con seriedad y en equipo, todos estuvimos coordinados, en el lugar y a la hora correcta que teníamos que estar, transmitiendo calidez y sorprendiendo a todos los que nos visitaron con nuestro talento".

   Como ya lo había hecho en la conferencia de prensa de ayer, y esta mañana durante la reunión de gabinete en la que resaltaron las congratulaciones para Bullrich y Fourie, el presidente cerró el encuentro con sus funcionarios con un brindis y una frase que va camino de convertirse en latiguillo durante la campaña: "el desafío ha sido muy grande y lo hemos superado con éxito, lo que demuestra que cuando nos juntamos y le damos todos para adelante podemos, y que el que hemos tomado es el camino correcto".

   Volvió a insistir, por las dudas y mientras estrechaba docenas de manos y se sometía a las consabidas selfies, una frase que más se pareció a una consigna: "no se olviden, los problemas siguen ahí, y ahora tenemos que trabajar más que nunca para solucionarlos.