Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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UCR-Carrió: las piedras en el zapato de Macri

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   La existencia de un gesto no atado a la habitualidad lo hace precisamente relevante en el contexto de los varios frentes, no solo en lo económico sino en el plano político externo e interno, que hoy afronta el gobierno. Por segunda vez en dos semanas el presidente Mauricio Macri y su gabinete incluyeron en la agenda de temas a debatir dos nombres concretos, o un apellido y un sello, si se prefiere: Elisa Carrió y la Unión Cívica Radical.

   Cerca del presidente dicen que hoy por hoy además de preocuparlo la marcha de la economía, los acuerdos y desacuerdos en el Congreso para conseguir la semana próxima dictamen favorable del proyecto de Presupuesto 2019, o sus obsesivos mensajes públicos en los que convoca una y otra vez a "marchar todos juntos" hacia el futuro venturoso que le aguardaría a los argentinos, aquellos dos ítems son los que le llevan en su cabeza buena parte del tempo que le dedica a sus desayunos.

   Carrió y los radicales se han convertido de buenas a primeras, reconocen en los aposentos presidenciales, en dos verdaderas piedras en el zapato de Macri. La desbocada diputada nacional de la Coalición Cívica y "reserva moral" de Cambiemos, un rótulo que hay que decir encuentra cada vez menos adeptos en el macrismo de paladar negro, y los correligionarios de Alem, supondrían ahora mismo según aquellas miradas dos desafíos a la estabilidad de la coalición, justo cuando Macri reclama hacia adentro que "hay aliados que no parecen entender" su lucha por sacar al país de 70 años de atrasos y de idas y vueltas que siempre lo dejan en el mismo lugar de país entre subdesarrollado y emergente.

   La legisladora chaqueña, con su elevada apuesta, reforzada por sus propios aliados, de avanzar con el pedido de juicio político para el ministro de Justicia, Germán Garavano, dicho sea de paso uno de los que tiene una muy alta ponderación por su trabajo de parte del propio presidente, figura al tope de aquel "no entender" de Macri que suele provocarle altos grados de perplejidad. Ni hablar, refrescan a su lado, del dolor por el abierto desafío a su autoridad, con ultimátum incluido que cayó pésimo en todos los despachos del gabinete, de parte de su por ahora aliada de la CC.

   Con los radicales no la lleva mejor el presidente. Los estrategas del gobierno miran con lupa la convocatoria de Alfredo Cornejo a la reunión del próximo viernes de toda la tropa parlamentaria, donde según se anticipa habrá más voces críticas hacia el rol que el Pro les concede en el marco de la coalición que los une desde 2015, que apoyos o elogios a la gestión propiamente dicha del oficialismo.

   En despachos políticos del gabinete desde ya que tienen una mirada crítica hacia las últimas posiciones de Ricardo Alfonsín, uno de los primeros dentro del radicalismo en patalear contra el ninguneo a que los sometió su socio desde el arranque, y que ahora amenaza con irse de la UCR y presentarse el año que viene con su propia candidatura pero por Espacio de Pensamiento Alfonsinista (EPA), la corriente que Ricardito así bautizó en homenaje a su padre Raúl.

   No sería todo: el presidente vio con malos ojos el festejo liso y llano de los radicales la semana pasada en el Congreso cuando el gobierno una vez más debió recular y mandar a un cajón la resolución sobre el aumento extraordinario en las facturas de gas. "Nos pegan más que el peronismo", se quejó un ministro luego de escuchar al chaqueño Angel Rozas celebrar que le habían "torcido el brazo" a la resolución de Javier Iguacel que a juicio de la UCR era un ataque directo al bolsillo de la de por sí sufrida clase media, donde mayoritariamente Cambiemos abreva en busca de votos.

   Existen algunos, y no son pocos, los que sospechan que el radicalismo, al igual que Carrió, podrían estar iniciando un lento y por ahora disimulado despegue de las posiciones de Macri, lo que se interpreta como un intento por emplazar sin medias tintas el futuro de Cambiemos tal como se lo conoce ahora. Y que en ambos casos esos movimientos, los de Lilita contra Garavano y los de la UCR contra medidas como la de Iguacel o por ser considerados "socios menores" de la coalición, derivarían más temprano que tarde en una pelea por los cargos electorales del año que viene.

   Un funcionario del primer piso de Balcarce 50 dijo saber esta semana que Carrió "prepara el terreno" para ser candidata el año que viene en la ciudad por afuera de la coalición que hoy la cobija. Creen por la misma banda que los radicales están tramando ir con candidato presidencial propio a las PASO de agosto del año que viene. Para enfrentar a Macri, a Vidal si hay Plan B, "o al que raye", como dijo un entusiasmado correligionario que anda en los preparativos de la convención del viernes.