Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Calcinelli, otra vez

La jueza de Garantías, Susana Calcinelli, lo hizo de nuevo. A la hora de decidir optó por el victimario. En este caso cuando resolvió eximir de prisión a Nazareno Goyak, quien puso entre la vida y la muerte a Dana Giglione, una chica de 19 años, al provocar con una irresponsabilidad criminal el hecho de tránsito que mantiene a la adolescente internada y en grave estado.

Calcinelli opinó que no era procedente detenerlo porque no había riesgo de que se fugara o entorpeciera la investigación, aun cuando Goyak, un sujeto con múltiples antecedentes similares, ya había huido del accidente abandonando a la chica.

La libertad de Goyak no es un error de interpretación ni un fallido de la magistrada. Es el resultado de una forma de ver el derecho penal que motiva y seguirá motivando a Calcinelli a no castigar con dureza a casi ningún delincuente.

Su garantismo no tiene nada que ver con la defensa de las garantías constitucionales, sino con el descreimiento profundo que expresa esa doctrina sobre el sistema de penas que imponen las leyes. Una postura ideológica que desde lo teórico podrá resultar entretenida para algunos, pero que, en la práctica, inhabilita a cualquier juez a cumplir con su responsabilidad.

Aquellos que tienen obligaciones de gobierno deberían de una vez por todas tomar cartas en el asunto.