La lucha contra el terrorismo
por Estanislao Alberto Méndez
Los atentados del 13 de noviembre en París fueron un punto de inflexión y mostraron con crudeza que la guerra contra el terrorismo islámico ya no puede ocultarse.
Los ataques y la expansión territorial de Daesh imponiendo un régimen de fanatismo y terror exigen la acción coordinada de la comunidad internacional y de medidas adecuadas a fin de impedir el financiamiento, aprovisionamiento y propaganda.
También debe tenerse en cuenta que las intervenciones militares, por más precisas que puedan ser, siempre entrañan el riesgo de cobrar víctimas inocentes y provocar crisis humanitarias.
Es por ello que la tarea por parte de Naciones Unidas de promover sistemas políticos legítimos y democráticos que aseguren la paz y el desarrollo, reconociendo las particularidades de cada pueblo, debe comenzar tan pronto como sea posible. Eso contribuirá más a la estabilidad en la región que cualquier ocupación militar.
Ante la amenaza de sufrir nuevos atentados en Europa, se extreman las medidas de seguridad y se elevan las alertas con el objeto de evitar ataques cuya oportunidad y lugar no es sencillo predecir.
La tarea es ardua y la vida cotidiana se ve alterada en función de garantizar la seguridad pública sin la cual no podría ejercerse la libertad.
Esa tarea es necesaria, pero no suficiente.
Salvaguardar la paz y la seguridad requiere, además de la aplicación del Estado de excepción, de políticas de inclusión y justicia social para convertir la sociedad desigual y fragmentada en una sociedad más justa e integrada.
Esas políticas de inclusión tendientes a igualar oportunidades deben ser correspondidas por la voluntad de los inmigrantes y sus descendientes de integrarse.
Esto implica incorporar las costumbres y valores humanistas fundantes de la cultura europea.
Porque, si la inmigración es numerosa y pretende instaurar sus costumbres y credo, es percibida como una invasión que pone en riesgo el carácter y la identidad nacionales.
La formación de asentamientos aislados en torno a muchas ciudades europeas, habitados mayoritariamente por musulmanes y en los que rigen sus costumbres y normas, muestra la escasa integración con el conjunto de la sociedad.
Y esa situación de exclusión y anomia a causa de la dificultad para integrarse socialmente, es aprovechada por las organizaciones terroristas para captar miembros y radicalizarlos empleando para eso la propaganda y las redes sociales.
Es por ello que para vencer al terrorismo es necesario también construir una sociedad más justa e inclusiva, en la que los integrantes puedan integrarse en el trabajo y en la cultura incorporando las costumbres e identidad de los países en los que eligieron vivir.
Estanislao Alberto Méndez es licenciado en Ciencia Política.