Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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¿Qué muertos me tienen que doler más?

Una buena pregunta es cómo empezó todo. ¿Es por el petróleo? ¿Es la religión? ¿Es el control de las rutas comerciales en el nudo del mundo? Más aplicado a uno mismo: ¿De qué lado me paro? ¿Qué muertos me tienen que doler más?

En Medio Oriente y Egipto nació la civilización, los primeros registros escritos de la Humanidad. La cuna de la cultura es el lugar donde hoy se concentra buena parte de esta guerra cuya trinchera puede ser un teatro en París, un subte en Nueva York o un supermercado de origen francés en una ciudad remota de un país que se cae del planisferio.

Como bien explica un video viral en 10 minutos, en la región donde nacieron las primeras civilizaciones se concentran las mayores reservas de petróleo y gas natural del planeta. No obstante, ambos recursos comenzaron a ser importantes en el siglo XX y la historia de choques entre Oriente y Occidente es muy anterior.

Sirvámonos del cine. La película 300 nos muestra uno de los primeros capítulos de las guerras médicas, el enfrentamiento entre el Imperio Griego (cuna de la civilización occidental) con el Persa, tributario de asirios y sumerios, actualmente Irán.

Ocurrió en el siglo V antes de Cristo, uno antes de que Alejandro Magno (¿vieron la de Colin Farrel?) sometiera al emperador persa Darío e inundara a Oriente de Occidente.

Más adelante, el Imperio Romano dominaría Tierra Santa. Sobran las películas bíblicas. En cambio, no hay tanta literatura cinematográfica de la caída de Roma a manos de los "bárbaros".

Occidente y Oriente siempre pulsearon por el control de la llave del mundo. El petróleo y el gas son apenas las formas modernas de recursos naturales que pueden darles supremacía. La religión, como en el caso de las Cruzadas (hay una entretenida película homónima), es el justificativo moral.

A propósito. Situémonos en Bahía Blanca, Argentina. Pensemos en los muertos de Francia, las fotos de perfil de Facebook alegóricas y la reacción de quienes contraponen las penurias en Siria.

Volvamos a una pregunta fundamental, la que a nosotros nos impacta de lleno. ¿Qué muertos me deben doler más, los parisinos o las víctimas civiles de los bombardeos masivos de Francia y EE.UU. en Afganistán, Irak, etc? ¿Cuál de ambas cosmovisiones, deformadas por la violencia, tiene más razón, más derecho?

¿Tan distintos somos?

Me nace decir que sí y que a mí me tocó ser occidental. Después me acuerdo de una película del director iraní Abbas Kiarostami, El sabor de las cerezas. Trata de un suicida de Teherán que busca a alguien que lo entierre. En el camino se encuentra con un hombre que pasó por una situación similar y que le hace ver algo que nunca había visto. Quizás, el sentido de la vida.

¿Tan distintos somos?

¿Qué muertos me tienen que doler más?