Bahía Blanca | Domingo, 07 de diciembre

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Gustavo Olea, DT de Dublin: “Nuestro único objetivo era no salir últimos, y lo logramos”

El Rojo del barrio San Martín regresó al fútbol mayor de la Liga del Sur después de 53 años y lo coronó con un 6º puesto en la tabla general del Promocional. “Fue un año muy duro, se armó todo desde cero, dejé mi vida por este club”, dijo el entrenador en su despedida del cargo.

Fotos: Archivo-La Nueva.

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(Nota ampliada de la edición impresa)

“Fue un proceso lindo y complejo a la vez. El armado de los planteles (Primera y Reserva) desde cero, los nervios del primer partido, la salida a la cancha, el primer gol... Recuerdos que quedarán en mi corazón para siempre. Gracias a los dirigentes, a todos los que colaboraron en el día a día y, especialmente, a mi cuerpo técnico y a los jugadores, incondicionales a la hora de bancar y confiar en el proyecto. Se cumplió el objetivo, y no es un adiós sino un hasta luego”.

Con ese mensaje que publicó en su estado de WhatsApps, Gustavo Olea se despidió de la dirección técnica de Dublin, que en este 2004 y después de 53 años, volvió a participar en un torneo oficial del fútbol mayor de la Liga del Sur.

--¿Decisión final?

--Sí, ya me despedí, no soy más el entrenador de este hermoso club. Dos días antes del último partido (el domingo 3 de este mes, derrota 1-3 frente a Sansinena en el cierre del Clausura de la B) se lo comuniqué a los jugadores. Sin entrar en detalles, les informé que era ciclo cumplido, que ya lo tenía analizado y que no había vuelta atrás.

El Rojo del barrio San Martín terminó 5º en el Apertura (por dos puntos no ingresó al cuadrangular) y 8º en el Clausura, y las 24 unidades que sumó (16 en el primer certamen y 8 en el segundo) le permitió culminar sexto en la general.

“El objetivo planteado al inicio de la temporada fue no salir últimos, por eso el sexto puesto es muy satisfactorio. Era un regreso histórico al fútbol de Primera, no podíamos ser el peor equipo de los ocho que tomaron parte del Promocional”, señaló este experimentado formador de 53 años, que se inició en la Escuelita del barrio de Prensa y siguió por Tiro (Infantiles), Villa Mitre (Infantiles), La Armonía (Menores), Dublin (Menores), Pacífico (DT de Primera y Reserva) y otra vez Dublin, con el que estaba conectado laboralmente desde 2019.

“En 2022 fui cuatro meses a San Francisco, pero en 2023 regresé a Dublin para coordinar el fútbol inicial que ahora se divide en Menores y Juveniles”, expresó Olea, un apasionado de la dirección técnica, pero mucho mas de ese vínculo sagrado que se genera con el grupo que le toca conducir.

“A mi equipo le dedico todo el tiempo que puedo, creo en las charlas personales, en las ayudas psicológicas y en un trato cordial y familiar. Siempre hice hincapié en la vida misma, en los problemas que los chicos debían afrontar día a día; les pedía por favor que crean en ellos mismos y que el camino del bien era el mejor mensaje para sus conciencias. Ese es el campeonato que nadie ve, el que más me gusta ganar y festejar”, señaló, con los ojos brillosos y casi sin pestañear, este orientador que, créame, le saca jugo a las piedras.

“Te decía, estoy en Dublin desde 2019, pero te puedo asegurar que este fue el año más duro de todos. Desde que el presidente y el vice (Leo Casquero y Julio Lino) me tiraron el `hacete cargo´, fue arrancar desde cero. La insfraestructura del club no estaba preparada para semejante desafío, el mundo de Primera división no es para cualquiera, así que salimos a buscar elementos y llevamos adelante la campaña "Una pelota por un chico menos en la calle". Recolectamos balones adecuados para las prácticas y los distribuimos en todas las categorías”, contó este resiliente entrenador que conoce vida y obra de cada jugador que tiene a su cargo.

“Era necesario que los chicos asuman el compromiso y la responsabilidad de estar en un sitial de privilegio, que ya no iban a jugar los picados del barrio, se tenían que meter en la cabeza que iban a representar a Dublin de manera oficial. Fue una lucha constante y se hizo todo a pulmón, pero se logró el fin, histórico por donde se lo mire, de volver al fútbol local de Primera división”, indicó este DT leal, que no protesta con los árbitros y que en 20 años como jugador y 7 como orientador nunca fue expulsado.

Cuando se sumó a la entidad que tiene el campo de deportes en 25 de Mayo y Tierra del Fuego, solo existía la Escuelita de Fútbol, por lo que hubo que poner manos a la obra para presentar Menores primero y Juveniles después.

“En ese 2019 se planteó la meta de retornar a Primera en 2023, lo que se consiguió un año después porque los tiempos se habían retrasado a causa de la pandemia”, confirmó Olea antes de abrir un programa de excel en su teléfono celular y “tirar” ciertos números sobre la mesa de café.

“En la preselección inicial, en noviembre de 2023, vimos y evaluamos (junto a su ayudante de campo, Ernesto Willy Guarda) a 186 jugadores, elegimos a 54 para arrancar la pretemporada (15 de enero de este año) y en el campeonato anual utilizamos a 43”, dijo con exactitud.

“Me tocó jugar y dirigir en la B de la Liga, sabíamos que iba a ser un desafío sumamente complejo, pero todo iba a depender de la conducta y del orgullo de cada jugador. Si querían entrar en la historia y ser parte de la foto que iba a quedar para siempre en la memoria de la institución y del fútbol bahiense, tenían que estar convencidos, laburar y defender a muerte el sentido de pertenencia”, deslizó.

Gustavo sigue despuntando el vicio en el Senior de Tiro, y según se desprende de sus palabras, nunca dejará de pensar como jugador.

“Cuando les decía de ir a jugar a Dublin, la reacción de los pibes era obvia: `¡¿A Dublin?!´ Claro, no había nada, había que crear y darle forma a un equipo de Primera división, y eso fue lo que más costó. Siendo intenso, con mensajes a cualquier hora del día y con algunas mentiritas piadosas, pudimos armar lo que tanto fruto dio después dentro de la cancha”, sintetizó.

--¿Mentiras dijiste?

--Sí, pero todo tiene una explicación, je, je. A los primeros que llamé fueron a Mati San Martín y Mauricio Villalobos, y a los dos les decía que el otro ya estaba arreglado, que había dado el sí. De esa manera empezamos a juntar gente, y ellos fueron los primeros que se contactaron con futbolistas libres que sabían que podían llegar a venir. Eso sí, siempre respetando las condiciones y la forma que yo tengo de manejarme.

“Fui a ver partidos de Futsal, de la Liga Rosaleña, Universitaria y Comercial, tenía un cuaderno de 48 hojas casi completo. Debo haber hablado con más de 200 jugadores. De la zona, por intermedio de chicos que yo había dirigido, llegaron Nico Pucci y Nacho Vit, así que había de todos lados, y la gran mayoría con algún tipo de formación en clubes de la Liga del Sur.

 

Hasta en una plaza

“Cuando pusimos en marcha el proceso mantuve una reunión con los chicos de cuarta división (los 2005 y los comodines 2004) que veíamos con proyección, más algunos pibes 2006 y 2007. En ese momento eran 18, y a todos les pedí lo mismo: que si a partir del 15 de noviembre y hasta el receso de verano, los veía entusiasmados, con ganas y no faltaban a ningún entrenamiento, los iba a tener en cuenta para la pretemporada. Solo dos cumplieron con la exigencia y colmaron nuestras expectativas”, recordó con cierto rencor.

“Se les dio la oportunidad porque siempre alentamos a que jueguen los que eran del club, pero muchos no entendieron la idea, ni la magnitud del proceso, y menos que menos lo importante que era jugar en la elite de la Liga del Sur. Cuando arrancó el 2025, la mayoría de esos chicos inició la pretemporada en sus categorías, y a algunos, en base a esfuerzos y merecimientos, fuimos promocionando y subiendo a Primera”, relató con el orgullo de haber terminado con 18 futbolistas propios de Dublin siendo parte del plantel superior.

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“Dublin es un equipo muy de barrio, se hace todo pulmón y no existe la mirada fija que cualquier docente tendría que tener sobre sus alumnos. No hay una evaluación permanente de las formativas, a los chicos no se los exige como en otros clubes, y los que cuentan con condiciones para progresar, terminan emigrando a otras instituciones”, esgrimió con conocimiento de causa.

“Lo hablé con los dirigentes, llega un momento que el club no tiene más nada para brindarle al jugador con proyección, por eso hay que dejarlo ir. Podés ser el mejor DT del mundo, pero si al chico no le ofrecés un espacio cómodo para que trabaje, no podés adelantar. O al revés, podés contar con las mejores instalaciones pero carecés de personal capacitado para manejar a ese tipo de futbolista. Por eso es mejor que sigan su carrera en otro lado”, sentenció.

“Thiago Burriel y Valentino Cronier acaban de salir campeones con el sub 15 de la Liga y pertenecen a Dublin, pero hoy juegan en Liniers. Con eso te digo todo”.

--Con tantas complicaciones, ¿cómo era entrenar en la semana cuando estaban en plena competencia?

--Hasta los primeros días de marzo utilizamos el sintético del club, pero arrancó la Escuelita (lunes, martes y jueves a las 17.30) y no pudimos ir más. Salimos a buscar lugares alternativos, pasando por el complejo Zibecchi, el del banco Provincia, Club Teléfonos y el parque Boronat.

--Ahhh... No les faltó nada.

--También practicamos en la plaza de Teniente Farías y España, un lugar chico pero que, en un momento, fue lo único que tuvimos. Una semana decidimos ir a un espacio verde pasando Villa Rosas, al final de la avenida Arias, pero en ese lugar entrenaba el femenino de Huracán y no nos pudimos quedar.

--Ahora, ¿por qué el club no les alquiló un lugar fijo para todo el año, me imagino que debe ser por el factor económico?

--El esfuerzo se hizo. El club consiguió la cancha 1 de Teléfonos para todos los miércoles (de 17 a 19), pero un día de fútbol no nos alcanzaba. Necesitábamos hacer algún reducido y otros trabajos con pelota, así que nos repartimos entre el predio del Banco Provincia y el Zibecchi, alquileres que afrontaba el plantel junto al cuerpo técnico.

“A diferencia de los otros clubes, Dublin hacía fútbol los miércoles y no los jueves. Ese día, más el viernes, eran libres, pero yo aprovechaba para dar la charla técnica y hablar sobre algunos puntos que merecían ser tratados porque después no nos volvíamos a ver hasta el día del partido”.

--¿Y la cancha de tierra del club?

--Recién quedó en condiciones a mediados de octubre, entonces aprovechamos para ir a hacer pelota parada. Al mismo horario entrenaban las infantiles, así que cuando ellos estaban en un arco, nosotros tirábamos tiros libres y practicábamos jugadas de centros o de saques de esquina en el otro lado, sobre la avenida Jorge Moore. Cuando ellos atacaban, nos corríamos, hasta que llegó un día que no dio para más.

--Increíble.

--Pero real. Eran las limitaciones que teníamos. Nos esperanzamos cuando a la cancha le pusieron las luces, allá por el mes de abril, pero se robaron los cables y, hasta que repusieron los materiales y restablecieron el suministro, pasaron seis meses. Encima, como en el plantel había jugadores con horarios complicados de trabajo y estudio, no podíamos entrenar a otro horario. Siempre fue de 17 a 19, con frío, calor, viento y lluvia.

--Y en invierno se les hacía de noche.

--Si, tal cual. Tené en cuenta que Dublin logró convencer a jugadores que en otros equipos de la Liga del Sur no podían entrenar por razones laborales o personales.

“Ahora, si entrenábamos a las 19, en un piso acorde y en un lugar con iluminación, los jugadores que estaban libres, en su gran mayoría, venían con nosotros, eso te lo puedo asegurar. Pasamos el año buscando lugares para cumplir con las tareas, físicas o futbolísticas, y a eso sumale que nunca fuimos locales en un mismo escenario”.

Dublin fue anfitrión en los estadios de Comercial, Libertad, La Armonía y Sansinena.

“Así y todo terminamos por encima de Pacífico y Sansinena en las posiciones”, acotó Gustavo.

--¿A qué te referís con esa apreciación?

--Pacífico tuvo uno de los peores campeonatos de los últimos años, vi un equipo muy débil, y Sansinena, con vaivenes en su rendimiento, tuvo que afrontar un montón de cuestiones institucionales, la más importante el abandono del Federal A cuando ya había arrancado la temporada.

“Les agradezco a quienes me felicitan por el sexto puesto de Dublin, porque existió trabajo, dedicación y un esfuerzo, pero me sigo haciendo una pregunta: ¿Estuvimos bien nosotros o mal los que terminaron abajo? Siendo autocrítico, y en un marco de seriedad y de profesionalización, esa que le intentamos dar al proyecto, no hubo una paridad entre todos los equipos del Promocional como en años anteriores. Salvo Rosario y Libertad, candidatos desde el vamos, más Comercial y Cabildo, que dieron batalla en los dos torneos, el resto... Sinceramente esperaba mucho más de Pacífico y Sansinena”.

--Me quedé pensando: antes del inicio la temporada se dijo que Dublin iba a ser local en San Francisco, pero no jugaron ni un partido en esa cancha.

--No pasamos ni por la vereda. El arreglo era ese, ser locales ahí por dos años, pero no sé que pasó. Pasó el tiempo, llegó la primera fecha y nos informaron que íbamos a jugar en Comercial. Nunca pregunté ni me interesé por el motivo, aunque alguien me explicó que en la Liga faltó una firma para oficializar la localía y que el pedido quedó desestimado.

“A esa falencia o detalle administrativo no lo le di demasiada importancia, futbolísticamente teníamos otras preocupaciones más relevantes. En ese momento me di cuenta de que íbamos a deambular por distintos campos de juego y que íbamos a ser visitantes siempre”.

--¿Quién se hacía cargo de los alquileres de cada cancha, de la policía y de las ternas arbitrales?

--El club. Se consiguieron algunos sponsors y solventarnos parte de la campaña con las ventas de pizza, empanadas y lo que se podía recaudar con la organización de algún encuentro de Escuelitas. En la parte deportiva me voy súper satisfecho, en lo institucional atravesamos un montón de turbulencias con las limitaciones lógicas del caso. Con un gimnasio y un lugar de entrenamiento acordes, siendo locales y defendiendo lo nuestro, tal vez podíamos haber escalado algunos puestos más. Por eso es tan meritorio lo que se logró.

 

“Otra vez no”

“Los jugadores no cobraban por jugar, pero hicieron lo que tuvieron a su alcance para llevar adelante la campaña. Al principio del torneo pedimos zapatillas y botines para los que no tenían y hasta se formó un ropero comunitario”, comentó el ex DT del conjunto con sede en Granada y Undiano.

“De los 43 jugadores que quedaron en la plantilla, la mayoría tiene el pase en su poder; una condición que acordamos con ellos para que se puedan sumar al equipo. Quedó una base de 21 jugadores del club y cinco o seis de 18 o 19 años con grandes posibilidades de continuar en 2025. Después están Troncoso, Kippes, San Martín, Villalobos, Chaparro, Valentín Diez, Cornou, Risueño, Rocky Alvarez, más algunos más, con el pase en su poder, y no sé lo que decidirán hacer”.

--¿Alguno de ellos te dijo: “Si vos seguís yo me quedo”?

--La mayoría. Lo bueno es que “si vos seguís yo me quedo y no si vos te vas yo también”. Eso me dolería más, quiero que Dublin siga jugando la Liga y aquel que venga se tendrá que adaptar a las limitaciones del club. Los dirigentes son frontales y realistas, y jamás se imaginaron que yo no iba a seguir.

--¿Te reuniste con ellos?

--Si, la semana pasada, charlamos e hicimos oficial mi salida. Ellos pretenden que lo piense, que hay tiempo, pero mi posición es firme y la decisión está tomada. Fue un año muy duro en la parte personal y familiar. Existieron variados aspectos extrafutbolísticos que me hicieron perder energía y me llevaron a la decisión final. Las ganas las sigo teniendo, la idea es continuar dirigiendo, aunque no se que me deparará el destino.

--¿Puede peligrar la continuidad de Dublin en la mayor de la Liga durante 2025?

--Por la idea de la dirigencia, que quiere buscar un predio con mayores comodidades y empezar el diálogo con jugadores que pueden ser parte del próximo plantel, no creo que desistan. Sería muy doloroso que no le den continuidad al proyecto, aunque saben que el esfuerzo es grandísimo. Venga quien venga, se tendrá que adaptar a un mundo que no conoce ni imagina.

--¿Tenés algo en vista?

--Por el momento no. A principio de este 2024 me vinieron a buscar de Caza y Pesca de Médanos, pero estaba embarcado en el proyecto de Dublin y les dije que ni siquiera podíamos analizar una posible propuesta. Sé que las puertas quedaron abiertas y que me pueden volver a llamar, pero son solo rumores y comentarios.

“Aunque todos los clubes tienen dificultades de distintas índoles, no me gustaría pasar otra vez por lo mismo. Lo pensaría mil veces, aunque cuando hablás con los dirigentes la teoría puede ser muy distinta a la práctica. En caso de recibir una propuesta, la analizaré con tiempo, aunque tendría que conocer al club, al plantel y los lugares de trabajo. Sabía lo que podía pasar en este proceso de Dublin, pero se terminó. Ciclo cumplido y a mirar para adelante”.