Bahía Blanca | Domingo, 24 de septiembre

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La encuesta ganadora es…

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Empezó la cuenta regresiva para las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. Como dijo Julio César “alea iacta est” es decir “la suerte está echada” y me atrevo a asegurar que quienes seguimos estos procesos de cerca, a estas alturas, nos interesa saber quién se convertirá en candidato y con el mismo ahínco queremos saber cuáles de todos los pronósticos terminan siendo certeros.

De un tiempo a esta parte si hay algo que viene fallando son las encuestas perdiendo toda credibilidad. ¡Injusticia! Cuando el instrumento de medición está bien diseñado no tendría por qué fallar, pero lo cierto es que Santa Fe, Córdoba y también España sirven de ejemplo, con lo cual, mal de muchos…

Una encuesta es algo así como una foto del momento, es similar a cuando tomamos una muestra de sangre y la analizamos, es un resultado en un determinado momento y puede variar con el transcurrir de los días, pero evidentemente hay algo que en este caso no estaría funcionando.

En primer lugar, vale aclarar que el instrumento de recolección, nombre técnico, incide. No es lo mismo una encuesta presencial que la cada vez más utilizada encuesta telefónica o aquellas que se realizan a través Instagram, Facebook u otra red. Los teléfonos fijos tienden a extinguirse y solo pertenecen a una clase social, con lo cual esas respuestas son sesgadas.
 
Las presenciales no llegan a todos los sectores o barrios, por lo tanto, la información recopilada también es parcial. En redes seguramente el público mayor de 60 años no responde y solo se obtiene información de personas más jóvenes, por ende, algo clave como es la recolección de datos presenta problemas y va a afectar los resultados.

A su vez, la gran mayoría se niega a contestar encuestas, es decir que ante la llamada, ni bien se advierte el cuestionario, cortan y quienes generalmente contestan el interrogatorio son personas interesadas por algún partido o candidato y esta cuestión también impacta en el resultado. Según las consultoras entre un 2% y 3% responde este tipo de encuestas. Cabe decir que los desapasionados políticamente son una mayoría.

Una mención especial tiene los indecisos, que tal como ya se explicó, son personas deseosas de conocer propuestas y alternativas y hasta último momento o en el mismo cuarto oscuro es que deciden a quién elegirán.

Además, hay que destacar que las encuesta a las que denomino “operada” o “música para los oídos” lamentablemente es poco profesional, falta de rigurosidad, pero que se filtra o se pauta en los medios con la intención de posicionar, captar voluntades, pero en definitiva es la peor forma de malgastar el recurso.

Repasando apuntes de la Universidad concluyo y sugiero que una encuesta es más que elegir A o B, por ende, se deben usar muestras probabilísticas, es decir un muestreo en el que todos los datos recopilados, de una población o universo, posean la misma posibilidad de ser parte de una muestra, solo así será representativa.

Además, los encuestadores deben estar bien capacitados y se debe saber qué se hace cuando alguien no responde, obviamente el formato digital no es lo mismo. El cuestionario es relevante, no alcanza con preguntar elige a tal o cual, sino que se debe considerar qué votó en otras elecciones, sus creencias, sus valores; si la encuesta está bien diseñada es raro que falle. Por último, los “benditos” sesgos, el sesgo de selección puede tirar por tierra todo el trabajo y el resultado. 

La moneda está en el aire, veremos los resultados.