Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Tarjetas de crédito: cuidado con el efecto bola de nieve "recargado"

Pagar el mínimo puede traer todavía más dolores de cabeza a los sufridos consumidores.

Hace casi ya un año, un 26 de mayo de 2022, desde esta columna se advertía acerca del efecto bola de nieve, consistente en la acumulación de pagos por la arraigada costumbre nacional de abonar el mínimo de la tarjeta de crédito en lugar de hacerlo “cuota por cuota”.

Como ya se mencionaba en esa oportunidad, esta conducta, repetida por un tiempo prolongado, genera una especie de bola de nieve que se agranda mes tras mes, a punto tal de que, a la hora de sacar números, los sorprendidos consumidores caen en la cuenta de que fueron "engañados" por la magia del interés compuesto, porque aún pagando religiosamente el resumen, todavía le quedan debiendo al banco.

El efecto bola de nieve sigue esta secuencia: cuando se paga el mínimo en forma reiterada, algo muy usual en tiempos de bolsillos flacos como el actual, la acumulación de intereses sobre los saldos impagos -la diferencia entre la cuota mensual que debería abonarse para ir bajando la deuda y el mínimo abonado- genera un saldo deudor que sigue capitalizando a interés compuesto.

En aquel Escenario, se daba un ejemplo para una compra de 10.000 pesos con dinero plástico en doce meses de plazo, en la cual, se cumplía con el pago mínimo (usualmente, ronda el 10% de la deuda), el que ascendía a $ 1.000.

Como la compra se pactaba en doce cuotas iguales y consecutivas (préstamo francés), la bola de nieve se iba agrandando mes a mes, a punto tal que en el último (el mes 12), donde se tendría que dejar de pagar si se hubiese abonado “cuota a cuota”, el consumidor terminaba debiéndole plata a la entidad.

Para ser más precisos, con una Tasa Nominal Anual (TNA) del 49%, vigente a mayo del año pasado, el titular de la tarjeta debía al banco más de $ 1.000 cuando llegaba el momento de abonar la última cuota del plan.

El problema es que con la reciente suba de TNA al 80% para deudas con tarjeta de hasta 200.000 pesos, el efecto se potencia. Y como.

Así, replicando el ejemplo anterior a la nueva TNA (ver cuadro abajo), resulta que una deuda de 10.000 pesos debería pagar una cuota pura (sin impuestos ni cargos administrativos), de $ 1.236,75 iguales y consecutivos.

Si se abona esta cuota, al último mes, la obligación se cancela en su totalidad, tal como puede verse en el cuadro adjunto, donde la amortización del capital es de $ 1.159,45, cifra que coincide con el monto final de la deuda.

Como se desprende de dicho cuadro, es fácil darse cuenta que el pago íntegro de la cuota da lugar a que la deuda se vaya achicando con cada cancelación del resumen, ya que de la cuota uno a la doce, pasa de los 10.000 iniciales a los 1.159,45 al final. El resto de la cuota son los intereses que el banco cobra por adelantar el dinero, ya que el mismo tiene un valor en el tiempo.

Pero el derrotero es bien diferente cuando se paga el mínimo. Si este fuese el caso y asumiendo que el mismo, como es usual, ronda el 10% de la deuda total, resulta que al último mes el consumidor no sólo no canceló su pasivo, sino que le debe al banco 3.557,25 pesos más.

Si se compara con el ejercicio del 26 de mayo de 2022, es fácil caer en la cuenta de que dicha cifra está unos 2.500 pesos por encima de lo que se debía pagar hace poco menos de un año atrás si mantenía este comportamiento (la deuda era de $ 1.062) o, en porcentajes, un 234% más alta.

Semejante incremento tiene una sóla explicación: la suba de la tasa de referencia por parte del BCRA la semana pasado no sólo impactó sobre los intereses pasivos (los que pagan los bancos a los ahorristas), sino también, sobre los activos, esto es, los que deben abonar quienes toman deudas.

Así, y en poco tiempo, el efecto bola de nieve vuelve a ser motivo de cautela para los castigados bolsillos argentinos. Y esta vez, como la Matrix, viene recargado.