Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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“Los Mareados”, entre secuelas y especulaciones políticas

La columna semanal de nuestro corresponsal en la capital de la provincia.

“Hoy vas a entrar en mi pasado, y nuevas sendas tomaremos...”, bien podrían tararear entre dientes algunos dentro de la oposición, como dice un fragmento del tango, mientras el electorado bonaerense escucha con cierta perplejidad la orquesta de la política que deja un sonido agridulce ante el dañino contexto económico y social.

Cuando las esquirlas por el Bernigate seguían lastimando, el alícaido Frente de Todos logró un poco de oxígeno gracias a un inesperado salvavidas que, paradójicamente, le tiró la oposición de Juntos.

Es que el anuncio del desdoblamiento de las elecciones porteñas que anunció el alcalde Horacio Rodríguez Larreta, detonó públicamente una interna del PRO que hasta ahora era subterránea.

La decisión del jefe de Gobierno porteño fue una jugada arriesgada que descolocó a más de uno, tanto dentro del PRO como de Juntos por el Cambio. Es que Larreta hasta el momento se había mostrado siempre como un administrador previsible y confiable. Este cambio de rumbo puede reconfigurar el mapa político, y ya no tan sólo de la oposición. 

Es que si hasta ahora la grieta funcionó como un elemento organizador del tablero político, en especial  desde 2001, un cambio de signo político en la Ciudad de Buenos Aires podría inaugurar un nuevo tiempo.

Con el sistema electoral que definió Larreta, quienes más festejaron fueron los radicales que salieron en masa a festejar la decisión. Sin la boleta nacional que traccione, todos los candidatos de la Ciudad están en igualdad de condiciones, y en ese contexto, el economista Martín Lousteau aumenta considerablemente sus chances electorales.

Lousteau presionó semanas antes con una posible candidatura por fuera de Juntos -vale recordar que CABA fue el último distrito donde JxC se creó, en gran medida por el choque de estrategias entre la UCR y el PRO- si no le garantizaban igualdad de condiciones para competir.

También -y tal vez sea lo que más molestó al expresidente Mauricio Macri y el ala más dura del PRO– es que está decisión de Larreta sacó a la luz el acuerdo que éste mantiene con el radicalismo, vía el jujeño Gerardo Morales.

“Es que Macri ve cómo una derrota interna en el kilómetro cero del PRO a manos de la UCR podría ser el comienzo del fin para el partido amarillo. Cree que Larreta entregó el futuro del partido a cambio de su carrera presidencial”, dicen en las diagonales.

Todas especulaciones que se develarán en la elección. Si finalmente Lousteau logra imponerse en las PASO como candidato de Juntos, y Larreta como candidato presidencial, seguramente un nuevo esquema, de tinte más moderado verá la luz.

Claramente la tormenta desatada entre Macri y Larreta instaló además a éste último como un par del expresidente. “Algo que desvela a Horacio es no convertirse en el Alberto Fernández de Mauricio”, se dice. La situación quizás se asemeje más, para los memoriosos, a la relación entre el expresidente Carlos Menem y el exgobernador Eduardo Duhalde, luego del Pacto de Olivos.

En la Provincia el radicalismo también festejó, e incluso sacó un comunicado de apoyo a la decisión. Un acuerdo nacional entre Rodríguez Larreta y la UCR funcionaría como un paraguas protector de un acuerdo propio en el territorio bonaerense, para hacer frente a las avanzadas de los sectores más duros del PRO, que incluso deslizaron la posibilidad de romper para unificar su propuesta con los sectores libertarios. “Si (Javier) Milei crece será porque está representando algo que nosotros no logramos representar”, advirtió no sin autocritica la exgobernadora María Eugenia Vidal.

Lo cierto es que, en la provincia, los sectores mayoritarios del radicalismo están más cerca de un acuerdo con el PRO de Larreta que con el de Patricia Bullrich, a pesar de algunas fotos que circularon semana atrás. Y este paso adelante que dio Larreta en la Ciudad catalizó más aún esa tendencia.

Hoy por hoy las encuestas marcan que Diego Santilli es el candidato bonaerense que más mide dentro de JxC, a cierta distancia del gobernador Axel Kicillof. El problema para Juntos es éste, sino cómo hacer para unir los pedazos luego de las PASO, porque para ganarle al Frente de Todos deben sacar más votos que el rival, y para eso necesitan ada voto que no vaya al peronismo K.

Ante el creciente deterioro de la situación social, a la hora de proyectar la evolución del escenario electoral no pocos empiezan a poner el acento sobre un potencial voto castigo que podría significar la derrota oficialista en la elección presidencial.

“Si la Casa Rosada sigue privilegiando el pago de una deuda externa que crece con altos intereses como se ve en las exigencias del FMI, si los salarios formales siguen perdiendo contra la inflación, y si la crisis económica más los datos de pobreza y la inseguridad no son un cóctel explosivo, entonces los peronistas bonaerenses estamos mirando 'La pantera rosa'”, murmuran en galerías parlamentarias.

También dicen desde el oficialismo legislativo que los candidatos del PRO se alimentan por los errores no forzados del Gobierno nacional. Esperan, además, que esos tropezones no sean utilizados por algunos sectores opositores como herramienta electoral para frenar el proyecto de reelección bonaerense de Kicillof.