"Estoy viviendo una experiencia increíble, pero la veo como una proyección a futuro"
Pablo Moyano pasó de ser preparador físico de Bahía Basket a probar suerte en los Estados Unidos y trabajar full time con una adinerada familia en Beverly Hills, Los Ángeles.
Periodista Deportivo, recibido en 2013 (estudios en Instituto Superior en Ciencias de la Comunicación Social).
Sección Deportes del Diario La Nueva, desde 2017 a la fecha. Especialista en Automovilismo y deportes varios.
Previamente, panelista automovilístico en LU2 Radio Bahía Blanca y presentador deportivo en Telefé Bahía.
Argentino armando valijas y emigrando en busca de nuevas y mejores oportunidades de vida. Una película que se repite una y otra vez por estos días.
Motivado por la valiosa experiencia adquirida en Bahía Basket y por el exitoso camino recorrido por un colega coterráneo, el bahiense Pablo Moyano (33) tomó coraje y se lanzó hacia la aventura más grandiosa de su vida.
A casi un año de la decisión, Moyano, último preparador físico que trabajó en la Liga Nacional de Básquet junto al equipo de nuestra ciudad, podría decir que cumplió su primer objetivo; aunque ahora junto a su deporte predilecto, el tenis.
“Tenía la idea en la cabeza hacía unos años, pero recién en diciembre de 2021 tomé la decisión. Contacté a Franco Herrero (NdR: preparador físico bahiense radicado en Florida con gran suceso), que hace años entrena jugadors profesionales, y él me dio una mano contándome su experiencia y generándome contactos en Boca Ratón, su lugar de residencia”, contó
Meses después de su paso por el básquet, Moyano abrió su mente y dio rienda suelta a la loca idea de abandonar las raíces.
Y ese período junto al proyecto deportivo encabezado por el medallista olímpico Juan Ignacio Sánchez, bajo los particulares lineamientos impuestos, resultó un aspecto vital para su primera experiencia en norteamérica.
“Haber trabajado con Pepe fue increíble desde todo punto de vista. Estar en Bahía Basket me ayudó a ser muy profesional, estructurado y determinado. Y eso es algo que acá te piden mucho, el sentido del profesionalismo en la máxima expresión”, resaltó Pablo.
“El proyecto de Bahía, en cuanto a sistemas, protocolos y formas de trabajo tenía esencia norteamericana. Y eso lo estoy viendo ahora en esta experiencia. Nunca había trabajado así antes y ese fue el paso que necesitaba en mi vida para poder llegar acá y lo que me permitió poder hacer lo que estoy haciendo actualmente”, enfatizó.
A propósito, y gracias a la gestión del mencionado Franco Herrero, Moyano trabaja en la actualidad para una familia como preparador físico de dos pequeños con interesante proyección tenística.
“La familia vive en Beverly Hills (Los Ángeles) y está muy bien posicionada económicamente. Ellos me contrataron como preparador físico a tiempo completo de sus hijos: Andrey, de 18 años, y Ella, de 7”, detalló.
“Trabajo junto a Brian Dabul (NdR: ex N°82 del mundo a nivel ATP), el head coach del team, y a Manuel Peña López (ex N°395 ATP), una especie de asistente de entrenador, que hace un poco de todo. Somos tres empleados full time de la familia, algo extraordinario que nunca vi en la vida. El padre de la familia es multimillonario, fanático del tenis y él también entrena con Braian y Manu. Es uno de los mejores de su categoría en la competición doméstica”, recalcó Pablo.
—Vivir el momento, me imagino. ¿Pero qué pensas a futuro?
—Ahora es todo muy loco, una experiencia increíble. Pero claramente es una proyección a futuro. Me encantaría poder trabajar de lleno en el circuito profesional de tenis. Gracias a esta oportunidad con la familia pude conocer a gente muy relacionada a la elite del deporte, como Dabul y Nicolás Almagro (NdR: español, ex N°9 del escalafón mundial), con quien hicimos amistad por haber trabajado juntos con la familia en varias oportunidades.
"Generar esos contactos a futuro te puede abrir muchas puertas, y en eso estoy. Así que mi idea es esa, sembrar, seguir aprendiendo lo máximo posible de este proceso que me toca y generar redes, como las de Dabul o el propio Almagro, pensando en el futuro", aseguró Moyano.
La nostalgia hacia las raíces es inevitable, algo propio de semejante desapego.
Pero el enorme deseo de crecimiento profesional y humano compensa cualquier obstáculo de tal calibre que pueda asomar.
"Lo que más costó fue el desarraigo. No tanto el idioma, porque fui con una base y acá en unos meses te vas adaptando. Pero los cambios culturales y la mentalidad de la gente es lo más difícil de asimilar. Acá, por ejemplo, al chico lo tratan como a un Rey; no es solo trabajo físico y tenístico, sino que sos casi como un acompañante de vida", explicó.
"De vivir en Bahía Blanca, una ciudad común y más bien conservadora, con la familia y amigos, a ir a Los Ángeles, es un abismo. Mucha gente de paso, mucho dinero y con un intercambio cultural global inmenso. Un poco se extraña, pero hoy ya estoy adaptado y enfocado en lo que viene", cerró.
"El tema es justificar por qué uno merece la oportunidad"
Con la oportunidad sobre la mesa, Moyano debió afrontar uno de los grandes obstáculos de todo extranjero: el visado laboral.
Todo transcurrió a ritmo vertiginoso, gracias a influencias de la familia empleadora y las buenas referencias de Moyano desde nuestro país.
"Para obtener la visa tuve que probar y exponer mi trabajo en Argentina, pedir certificados de haber a la Liga Nacional de bpasquetbol, una carta de recomendación de Pepe Sánchez, y varias cosas para justificar mi presencia allá y dar motivos para que avalen el caso. El tema es poder justificar por qué uno merece esa oportunidad antes que un ciudadano nativo", nos cuenta Pablo.
"Otra referencia fue de Juan José Seminara (NdR: reconocido jugador y profesor de Bahía), porque, al volcarme por el tenis, había que justificar que tengo conocimientos en el deporte", agregó.
Hecho el tramiterío, Moyano cumplió los requirimientos y obtuvo el visado casi de inmediato.Los abogados presentan el caso y al mes te dan una respuesta. Por suerte en noviembre apliqué y ahí se empezó el trámite para trabajar en blanco y ser un ciudadano legal", contó.