Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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"Cada piloto tiene que ser consciente de cómo cuidarse", aseguró el jefe técnico

David Pennachiotti volvió a la categoría procurando buscar soluciones de seguridad.

Foto: Tomás Bernabe- La Nueva.

(Nota de la edición impresa)   

 

   En el Midget, la seguridad es materia inagotable. O como bien lo indica el propio David Pennachiotti, nuevamente encargado técnico de la categoría, “innegociable”.

   La integridad física del piloto va por encima de cualquier aspecto concerniente al rendimiento o la búsqueda de mayor potencia en un bólido que se lanza al derrape a más de 100 kilómetros por hora.

   Y esa es, sin dudas, el principal desafío de Pennachiotti y su gente en esta nueva etapa dentro de la divisional más popular del derrape: aportar lo necesario para disminuir los accidentes y, en caso que sucedan, que las consecuencias sean nulas.

   “No todos le prestan atención o le dan la importancia que hay que darle. En una fecha revisamos varios autos luego de las series y encontramos diversos problemas de cintos; ya sea por cómo están sujetos o pasados por la butaca, o por los anclajes, o bien por estar el piloto mal atado”, nos cuenta Pennachiotti.

   “Acá tenemos que saber –agregó-- que la seguridad es lo primordial y no es negociable. Cintos, butaca y elementos de seguridad personal, como casco, cuello, buzo, botas y demás, son prioritarios. De ahí a que no los sepan usar, o se aten mal, es otro problema. La técnica no puede estar permanentemente atrás del piloto. Cada uno tiene que ser consciente de cómo cuidarse a la hora de salir a pista”.

   El regreso de David Pennachotti a la categoría, en la tercera fecha del presente certamen estival, fue la alternativa que los delegados, con el aval de la comisión interventora del Club Midgistas del Sur, encontraron para intentar dar soluciones al turbulento inicio en materia de accidentes.

   En un puñado de competencias los golpes no cesaron. Digamos que algo propio y ya normal del Midget propiamente. Pero lo más alarmante, las severas consecuencias sufridas por algunos pilotos en tan poco tiempo.

   Inmediatamente surgió la pregunta: ¿qué está fallando?

   Seguridad personal, por un lado. Pero también seguridad técnica y la posibilidad de efectuar cambios a futuro en materia estructural, a fin de disminuir o atenuar las consecuencias en caso de accidente.

   “Tal vez habría que modificar algunas cosas con el tiempo, pero allí deberíamos reunirnos con los chasistas y enumerar algunos puntos que, a mi criterio, hay que cambiar y mejorar”, indicó el técnico.

   “En lo que a estructura del auto respecta, el reglamento no está tan mal. Pero se podría ir modificando para que el chasis vuelva a ser lo que era antes y no esté tan propenso al vuelco, como la distancia entre ejes o la trocha (el ancho del mismo). Hoy vemos que los autos son muy altos, y eso, entre la trocha que se usa, el estado de la pista y la velocidad que se está alcanzando, hace que se vuelquen más fácilmente”, apuntó.

   —¿Con qué categoría te encontraste, cambió mucho desde tu ausencia?

   —No mucho. Está bastante parecida. Lo que más me interesa es hacer hincapié en algunas cuestiones de seguridad que se fueron dejando de lado. No en todos los pilotos, porque hay gente que hace años que entiende bien sobre eso; pero tal vez a los nuevos les falta terminar de entender el porqué de cada elemento y la importancia de su buen uso. Después, en sí, lo que son los autos o el reglamento técnico es el mismo de hace años.

   —Visiblemente parece que los autos cambiaron mucho en relación al pasado. Y da la sensación que antes no se daban tantos accidentes como en la actualidad...

   —Yo diría que la base es parecida a lo que era 40 años atrás. Y eso es porque se sigue utilizando el mismo sistema de suspensión y porque la mayoría implementa prácticamente un único diferencial (Di Tella). Las cañoneras son las mismas, por lo que las distancias y medidas no variaron. Lo que ocurre es que al ir el piloto sentado arriba del diferencial y no atrás, como sucedía antes, que los autos eran bajos y, por ende, el centro de gravedad también, el riesgo es más grande.

   “Pero las pistas eran distintas, con rectas más cortas, y todo eso suma a que también el auto llegue más expuesto a las curvas y sea más peligroso. Antes había motores muy potentes, algunos incluso con más potencia que los que se utilizan hoy. Las velocidades en rectas y curvas son similares. Pero lo que te digo, si el auto se fue en altura, a la hora de agarrar un pozo y o tener un toque va a ser más difícil de controlar. Hay que trabajar en eso”, remarcó Pennachiotti.