Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La mitad de los empleos creados en los últimos 20 años son en negro o estatales

Según un estudio, en ese lapso se crearon 6 millones de puestos de trabajo en Argentina, de los cuales sólo 3 millones fueron generados por el sector privado formal.

Aunque los últimos datos oficiales de empleo publicados por el INDEC reflejan un nivel de desocupación relativamente bajo, de 7,1% para el tercer trimestre de 2022, al interior de estas estadísticas se advierte la profundización de una dinámica que arrastra décadas: el crecimiento del empleo precario. 

De acuerdo con la información del instituto oficial, el empleo informal, sin cobertura social ni descuento jubilatorio, se ubica en niveles récord de 37,4% del total. 

A ese resultado se llega después de 20 años en los que sólo la mitad del empleo creado corresponde a puestos de trabajo formales, dentro del sector privado.

Así lo revela un estudio realizado por el el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) publicado por su vigésimo aniversario, oportunidad en la hizo una retrospectiva de los últimas dos décadas en material laboral. 

La conclusión a la que arribó, en base a los datos del INDEC, es que el 50% de los puestos de trabajo creados en ese período corresponde a empleo precario y empleo público mientras que sólo la otra mitad es trabajo de alta calidad, es decir, puestos para asalariados formales que se desempeñan en el sector privado.

Según los cálculos del instituto privado, en las últimas dos décadas se crearon 6 millones de puestos de trabajo, de los cuales 1 millón fueron generados por el sector público, otros 2 millones corresponden al empleo informal y los restantes 3 millones fueron creados por el sector privado.

“El camino correcto es poner la atención en los factores causales de la débil generación de empleos de calidad: baja inversión productiva, profundo deterioro del sistema educativo y atávicas instituciones laborales” (Jorge Colina)

“Estos datos muestran que la Argentina tiene una debilidad estructural en la generación de empleos de calidad. Una primera consecuencia es que en 20 años no se logró reducir la gran cantidad de adultos en edad activa que no trabajan (inactivos y desempleados). De esto se deriva que casi la mitad de la gente en edad de trabajar permanece fuera del mercado de trabajo”, asegura IDESA en el trabajo.

El organismo, dirigido por el economista Jorge Colina, especialista en economía laboral y asesor externo del BID, consideró en el informe que “la otra grave consecuencia es que apenas la mitad de los empleos generados fueron empleos privados registrados. 

El resto fue empleo público –mucho del cual es empleo espurio– y empleos informales. Por esto, no debe extrañar que la tasa de pobreza se mantenga en el orden del 40% de la población”.

“En los 20 años transcurridos hubo una primera década donde se disfrutó una inédita bonanza económica internacional y una segunda de retorno al estancamiento económico. En el interin, la población urbana en edad de trabajar creció en 6 millones de personas. Con información publicada por el INDEC se puede estimar, a grandes trazos, cuál fue la inserción laboral de este aumento en las personas en edad de trabajar”, sostuvo el informe en el que se proyectó que el empleo privado formal absorbió aproximadamente 3 millones de personas, el empleo público creció en 1 millón de personas mientras que el empleo informal se expandió en 2 millones de personas.