Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

¿Cuáles son las plagas que se instalaron en los lotes en 2022?

En trigo se detectó la presencia de royas y de mancha amarilla. En soja, mancha marrón y tizón de la hoja fueron las principales enfermedades.

Las malezas siempre están. / Fotos: INTA y Archivo La Nueva.

   La Red de Manejo de Plagas (REM), de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), difundió los resultados de la última encuesta —a socios— para relevar problemáticas y estrategias de manejo en las principales malezas, insectos y enfermedades en cada región.

   Se trata de un estudio que incluye datos sobre más de 1,6 millones de hectáreas en las regiones centro, litoral, NEA, oeste, oeste medanoso y sur.

   Desde el lado de las malezas, rama negra, raigrás y ortiga mansa fueron aquellas que más definieron las aplicaciones de barbecho de otoño en la mayoría de las zonas productivas de nuestro país.

   En la estación de la primavera, las reinas de los barbechos fueron rama negra, yuyo colorado y crucíferas. Y, a nivel de cada región, este top 3 varía en posiciones e incluye a otras candidatas.

En los tardíos, el gusano cogollero fue una de las plagas que requirieron controles químicos.

   A la hora de implantar postemergentes en cultivos estivales, yuyo colorado, eleusine y pasto cuaresma son las especies que más definieron las aplicaciones.

   En cuanto a insectos, y en maíz temprano, la oruga de la espiga fue la principal plaga registrada.

   Cortadoras se ubicó en el segundo lugar, mientras que, en tardíos, la oruga de la espiga fue seguida de cogollero, aunque estas plagas requirieron control químico en el 25 % de los casos.

   En soja, chinches y oruga medidora fueron las más reportadas. En estos casos hubo que recurrir a control químico, con una o hasta dos aplicaciones.

   Respecto de las enfermedades, el maíz temprano sufrió los embates de la roya común, mientras que, en tardíos, a esta patología se sumó el tizón de la hoja.

La rama negra fue una de las malezas que definieron las aplicaciones de barbecho de otoño en la mayoría de las zonas productivas.

   En la mayoría de estos casos no hubo que recurrir a aplicaciones de fungicidas.

   En soja, mancha marrón y tizón de la hoja fueron las principales enfermedades, requiriendo una, y hasta dos, aplicaciones para su control. 

   En trigo se detectó la presencia de royas (amarilla y de la hoja) y mancha amarilla, que requirieron —al menos— una aplicación de fungicida en el 66 % de los casos.

   En este cultivo, una de las fortalezas del sudoeste bonaerense, fue masivo el uso de fungicidas en curasemillas.

Costos y químicos

   En girasol y en maíz, tanto temprano como tardío, los costos en tratamientos con herbicidas preemergentes rondaron los 20 a 40 dólares por hectárea, a lo que se suman entre 10 y 20 dólares por hectárea para tratamientos con postemergentes.

   En el caso del maíz, estos valores muestran un aumento respecto de la campaña anterior. En el año 2021, más de la mitad de los encuestados no desembolsó más de 30 dólares por hectárea en tratamiento con preemergentes.

   En soja, los costos en preemergentes también rondaron los 20 a 40 dólares por hectárea, a los que se suman U$S/H 20 a 40 de costos en controles con postemergentes.

   Al igual que en maíz, los costos aumentaron respecto de la campaña 2021.

El maíz temprano sufrió los embates de la roya común, mientras que, en tardíos, se sumó el tizón de la hoja.

   Un escalón más abajo se encuentra el trigo, para el cual los costos en preemergentes rondan los 10 a 20 dólares por hectárea, a los que se suman de U$S 10 a 20 en costos de postemergentes. En estos últimos se vio un aumento respecto de 2021, donde en su mayoría no superaron los 10 dólares por hectárea.

   En lo que se refiere a costos en insecticidas para maíz temprano, los desembolsos fueron de hasta 10 dólares por hectárea en más del 65 % de los productores que realizaron este tratamiento.

   Mientras tanto, los costos para el control de enfermedades rondaron los U$S 10 a 20.

   Desde la REM comentaron que, en maíz tardío, se vio un aumento en el costo de control con fungicidas. Si bien un gran porcentaje de los tratamientos se mantuvieron entre los 10 y 20 dólares por hectárea, muchos tuvieron que invertir hasta U$S 40.

Yuyo colorado.

   Cabe destacar que la aplicación de fungicidas sólo fue adoptada —en promedio— en un 10 % de quienes sembraron este cultivo, no siendo aún una práctica muy adoptada.

   En soja se gastaron entre 5 y 20 dólares por hectárea en insecticidas y de U$S 10 a 20 en fungicidas, mientras que, en trigo, la mayoría de quienes aplicaron gastaron hasta U$S 10 en insecticidas y de U$S 20 a 40 en fungicidas.

Otras estrategias

   Con este panorama de costos puede ser importante tener a mano algunas estrategias complementarias para el manejo de plagas.

   En este sentido, el relevamiento de la REM arroja información interesante sobre estrategias no químicas por parte de los productores de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa.

Presencia de Eleusine.

   El 27 % de los encuestados apostó a los cultivos de servicios; el 24 % al acortamiento entre hileras y el 16,4 % a la modificación de la fecha de siembra.

   En cuanto a biotecnologías insecticidas, el maíz resistente a lepidópteros fue ampliamente adoptado en todas las regiones relevadas, con valores entre el 70 y 94 %, según el tipo de tecnología: VT3P, VT4P, PW, PWU o VIP, siendo la primera la más adoptada.

   El maíz tolerante a glufosinato escaló al 46 % en ciertas regiones como el NEA, así como la soja, resistente a lepidópteros, con el 73 % del área en la misma región. 

El 27 % de los productores apostó a los cultivos de servicios; el 24 % al acortamiento entre hileras y el 16 % a la modificación de la fecha de siembra.

   El rol de las biotecnologías insecticidas se apreció claramente en maíz donde, si bien la mitad de productores vio presencia de plagas en blanco en materiales resistentes, sólo un 15 % tuvo que recurrir a aplicaciones

   Otra buena noticia: el uso de refugio en maíz, entre los productores de Aapresid, creció del 48 al 85 % entre las campañas 17/18 y 21/22. (Prensa Aapresid).