Se sortea un chalét en Villa Harding Green
Los chaléts de Villa Harding Green son un verdadero símbolo del barrio.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 113 años, en enero de 1913, la empresa “El Hogar por Sorteo”, presentó su novedosa propuesta inmobiliaria que tendría su primer ensayo en la incipiente Villa Harding Green.
De la mano del empresario Ernesto Parral, el Hogar por Sorteo era un inédito emprendimiento para alentar “la aplicación de capitales en Bahía Blanca, con un margen de ganancia bueno y además facilitar el desarrollo de la edificación”.
La idea era atraer inversores para construir viviendas que serían entregadas mediante sorteos especialmente organizados.
El primer paso de Parral fue construir un pintoresco chalet en un terreno de su propiedad en Villa Harding Green y disponer la venta de una rifa de mil números, a 17,50 pesos moneda nacional cada uno, a sortear con la Lotería Nacional. “Lo único que gana la empresa es el importe del terreno”, detalló Parral.
Su estrategia final era aumentar así el valor de los terrenos aledaños a la obra, también de su propiedad. “Es un negocio correcto, con móviles de progreso general que merece aplausos”, mencionó este diario.
El edificio en cuestión contaba con comedor, sala, tres dormitorios, hermoso cuarto de baño, cocina con artefactos, sótano, terraza con mirador, aljibe y plantas de adorno. Por la calle del frente pasaba el tranvía eléctrico, lo cual garantizaba transporte hasta el centro de la ciudad.
El chalet se sorteó con la lotería del 31 de marzo de 1913, favoreciendo al número 157, cuyo poseedor era Antonio Jan, del vecino pueblo de San Cayetano. La vivienda pasó a llamarse “El Retiro”.
Con el tiempo el inmueble fue adquirido por la municipalidad, que instaló en el lugar un museo dedicado a la Aeroposta Argentina y luego un Centro Cultural. Hoy está en desuso, en mal estado, con poco uso y sin mantenimiento.