Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La aventura de una familia suiza que pasó por Bahía en bicicleta

Se alojaron por unos días en nuestra ciudad camino a Ushuaia y vivieron aquí la final Mundial. “Presenciar la euforia futbolística fue fantástico”, dijo Christoph.

Comienzo del viaje de la familia suiza en Cusco, Perú.

 

   Sonja y Christoph volvieron con sus bicicletas a América para cumplir una vieja promesa que hicieron 10 años atrás, en una de sus primeras travesías en dos ruedas.

   Eran tiempos en los que la paternidad sonaba como un proyecto a largo plazo cuando decidieron lanzarse a la ruta en Vancouver (Canadá), con destino a Río de Janeiro para luego llegar a Lisboa (Portugal) y de ahí a Berna (Suiza), de vuelta a su hogar.

   Hoy, con 42 años, los aventureros volaron en octubre hacia Lima, Perú, para luego partir desde Cusco, con la intención de llegar hasta la ciudad más austral del Mundo, pero con un poco “más de peso en sus bicicletas”: sus hijas Ava, de 5 años y Loa, de 2.

Las pequeñas también aportan al viaje con su ocasional pedaleo

   “Aprovechamos para viajar ahora, que mi hija mayor está en el último año de jardín de infantes y en agosto de 2023 comenzará la escuela. Sonja se tomó 9 meses sabáticos en su trabajo en el departamento de comunicación corporativa de una gran empresa de transportes y yo renuncié al mío en un comercio de productos sanitarios, para poder retomar esta vieja promesa. En aquel entonces, cuando estábamos en Cusco, nos dijimos que completaríamos la ruta norte-sur cuando tuviéramos hijos. ¡Y ya estamos aquí!”, contó Christoph.

   Para poder realizar este viaje, ambos trabajaron sin descanso en los últimos años.

   “Siempre dijimos que para nosotros era importante hacer esto ahora con las niñas, pasar tiempo de calidad con ellas y conocer culturas, países e idiomas extranjeros. Viajar en bicicleta puede ser a veces muy agotador, pero es una manera de estar más cerca de cada país que visitamos y de su gente. No es lo mismo cuando viajas en auto, por ejemplo. Ahí vas más rápido pero también estás más lejos de todo y se te pasan muchas cosas. También nos parecía importante salir de nuestra zona de confort".

Un alto en el salar de Uyuni, en Bolivia.

   El diario de viaje de los Keller-Kramer (que se puede seguir a través del instagram k_family_ontour) tiene un plan aproximado de lugares por visitar, pero la idea es seguir siendo flexibles con las rutas.

   “Por ejemplo, sabemos que Ushuaia es el gran destino para nosotros. Dejamos abierto cómo llegar hasta allí, planificamos siempre, pero estamos abiertos a ver qué aparece en el camino. La ruta armada que tenemos es Cusco-Lago Titicaca-La Paz-Salta-Córdoba-Bahía Blanca-Puerto Madryn-Ushuaia. Pero hicimos el tramo Salta-Córdoba en colectivo por seguridad, ya que la gente nos advirtió que siempre está muy transitada por camiones”.

   La vuelta a casa comenzará desde Ushuaia en auto, hacia Buenos Aires, por la famosa ruta 40, durante otras 3-4 semanas a partir de finales de febrero.

   “Luego volaremos a la isla de Guadalupe, en el Caribe. Navegaremos allí durante 2 meses y luego viajaremos a Europa, quizás a España, y desde allí volveremos a usar las bicicletas para llega hasta Berna. Por suerte, tanto Sonja como yo siempre fuimos deportistas y como este viaje no es una competición, lo hacemos y vivimos a nuestro ritmo. También somos conscientes de que esto requiere resistencia, voluntad y perseverancia y ambos tenemos eso”.

   Christoph admite que, si bien viajar con niños es muy diferente a hacerlo solo o en pareja, resulta muy enriquecedor verlos crecer y jugar por distintos lugares del mundo.

   “Los niños también tienen necesidades, quieren jugar, ir a parques infantiles y cuando van en bicicleta necesitan más descansos, y por supuesto es algo que tenemos en cuenta. Afortunadamente, nuestros hijos son muy flexibles y resistentes y también aprendieron a jugar con pocos juguetes. En este viaje se volvieron aún más adaptables”.

Una parada para cargar "combustible".

   Pero, el peso que llevan con la incorporación de las hijas a la travesía, se ha incrementado notablemente y pasó a ser de unos 100 kilos: cada bici 26 kilos, 45 de bolsos sin bebidas, 20 kilos cada niña y el resto, comida y bebidas.

   “Al peso que tienen ambas hay que sumar ropa x 4, bolsas de dormir, colchonetas, una carpa más grande, mucha más comida y agua. Pero viajamos de forma muy sencilla, durmiendo en carpas, salvo cuando estamos en pueblos o ciudades más grandes. En Perú y Bolivia no hay campings como aquí, así que a menudo nos quedábamos en las plazas de los pueblos o donde podíamos. Una vez incluso fuimos a dormir a una plaza de toros”.

   Aquí en Argentina, utilizan la infraestructura de campings en los pueblos o carpas en estaciones de servicio, si no hay otras opciones. Pero la pareja coincide en que “la gente es muy amable” y que a sus hijos “les encanta acampar”.

Los festejos de Argentina campeón, en la Plaza Rivadavia.

Ava y Loa, como dos argentinas más.

   A los 4 les tocó presenciar en nuestra ciudad un evento único: el triunfo de Argentina en un Mundial de Fútbol.

   “Presenciar la euforia futbolística fue fantástico. Estábamos muy contentos con el título y las niñas festejaron cada una con su remera de Argentina. Puedo decir que el país nos ha llegado al corazón, nunca habíamos estado aquí y es maravilloso. La gente es increíblemente amable, nos apoyan en todas partes. Estamos muy impresionados por la calidez que hemos experimentado, es algo que no habíamos vivido antes. No pasa un día sin que nuestros hijos reciban caramelos en alguna tienda y en la calle, la gran mayoría es muy receptiva”.

   Pero, una de las cosas que notaron es el alto costo de vida.

   “Nos preocupa la situación económica de este maravilloso país. Hemos observado que el nivel de precios es considerable. Esperamos que Argentina logre salir de esta crisis y que la situación mejore de forma sostenible”, cerró Christoph.