Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Preocupación: el salario mínimo cumplió una década de caída constante

Según un informe del Centro CIFRA, este valor debería estar 71.600 pesos y no en 51.200 como se comenzó a cobrar en febrero. Según lo pactado en el Consejo del Salario, a fin de año el ingreso piso será de 57.900 pesos.

   Pese a la suba acordada hace unos días, el salario mínimo en el país cumple una década de caída, desde que en 2011 comenzó una tendencia negativa que no se revierte.

   Según un reporte del Centro CIFRA de la CTA de los Trabajadores, en la actualidad el valor mínimo está unos 20 mil pesos por debajo de lo proyectado para lograr empatar los niveles del 2015.

   De acuerdo a los cálculos de la entidad, los 51.200 pesos que se ubicará en septiembre son mucho menos que los 71.600 pesos que se calcula se deberían pagar para recuperar lo perdido desde la salida de Cristina Kirchner del poder.

   En la última negociación del Consejo del Salario, hubo acuerdo para lograr una suba del 21 por ciento dividido en tres cuotas del 7 por ciento, que llevará a fin de año el ingreso piso a 57.900 pesos.

   Este nivel sirve para ajustar algunos planes sociales, y es especialmente importante para los municipales, que podrán ajustar sus salarios en la provincia de Buenos Aires.

   El informe del Centro CIFRA busca analizar el impacto del último ajuste del salario mínimo en la serie de los últimos 10 años, donde este ingreso comenzó a quedar muy relegado respecto a la inflación.

   En este sentido, el trabajo aseguró que “el poder de compra del salario mínimo, vital y móvil mantuvo una tendencia negativa entre 2011 y 2020”, donde las caídas “fueron especialmente fuertes en los dos últimos años del gobierno de Mauricio Macri así como en 2020, en todos los casos superiores al 10 por ciento en cada año”.

   El análisis remarcó que “durante 2021 no logró recomponer su poder adquisitivo, aunque se evitó una nueva caída, ya el aumento real fue apenas del 1,2 por ciento en el promedio del año”.

   A su vez, “en los primeros 7 meses del año en curso el salario mínimo tuvo una disminución de 1,6 por ciento en términos reales”.

   En la última cumbre del Consejo del Salario, que firman gremios y empresarios bajo el laudo del Gobierno, se acordó por mayoría un incremento del 21 por ciento dividido en tres meses, dejando la suba de la siguiente manera: en septiembre alcanzará a 51.200 pesos, en octubre 54.550 pesos y en noviembre 57.900 pesos mensuales.

   También se definió que en noviembre habrá una nueva reunión para redefinir los montos de cara al fin de año y de acuerdo a la evolución de la inflación. Pero esta mejora no alcanza a recuperar lo perdido, según CIFRA.

   Para lograr eso, el mínimo debería ser de “71.600 pesos en agosto para alcanzar el mismo poder de compra que el salario mínimo tenía en 2015, y casi 119 mil pesos serían equivalentes a la línea de pobreza para una familia tipo”.

   Ante este escenario, dijo el centro, “es claro que el primer objetivo es lograr un esquema de aumentos en el salario mínimo que supere efectivamente a los aumentos de precios, para comenzar a recuperar el poder adquisitivo perdido y la relevancia de esta política de piso salarial”.

Parámetros

   El salario mínimo se define en la Ley Nacional de Empleo, y se entiende como “la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión”.

   Según la normativa, el mínimo “debe ser la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia por su jornada laboral; asegurarle al trabajador alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y cobertura previsional; y ajustarse periódicamente de acuerdo a las variaciones del costo de vida”.

   El actual valor está lejos, como marca CIFRA, de cumplir con sus mandos de ley. En algunos casos, como pasa en la provincia de Buenos Aires, no se cumple ni siquiera como piso salarial.