Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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¿Cuál es el desafío de los cereales de invierno para sostener la senda de crecimiento?

“Para esta campaña debemos analizar la oportunidad que representa la mejora sustancial del margen bruto de los cultivos respecto a 2021 y 2020”, dijo Francisco Llambías, presidente de Fertilizar AC.

Cultivos de invierno en el SOB. / Fotos: Prensa Fertilizar AC y Archivo La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com 

   Desde Fertilizar Asociación Civil están convencidos.

   Sus dirigentes remarcan que, más allá de la coyuntura, si el productor cuenta con la humedad adecuada, tiene la intención de continuar invirtiendo en tecnología de fertilización para lograr rendimientos y calidad.

   Las conclusiones representan la síntesis de la presentación de la entidad, en el momento clave para los cultivos de invierno en la Argentina, en general, y en el sudoeste bonaerense en particular.

   No dejan de admitir, de todos modos, que el escenario se presenta en un contexto desafiante.

   “En esta campaña debemos analizar la oportunidad que representa la mejora sustancial del margen bruto del cultivo respecto a los 2021 y 2020”, sostuvo Francisco Llambías, titular de Fertilizar AC.

   En este sentido, la proyección de la entidad es que, campaña en curso, la demanda de fertilizantes, siempre y cuando se resuelvan las limitaciones a la importación de fertilizantes, puede rondar en las 5,2 millones de toneladas.

Francisco Llambías, presidente de Fertilizar AC.

   Se trata de una cifra algo menor a la del ciclo pasado, por la disminución de 500.000 toneladas, lo que representa alrededor de un 7 % menor respecto del año 2021, cuando alcanzó las 5.700.000 toneladas.

   “El conflicto internacional por la guerra afecta el abastecimiento global y argentino de granos y fertilizantes. Y las actuales limitaciones a las importaciones ponen en riesgo el abastecimiento para el mercado local”, comentó Llambías.

   “Debemos enfocarnos en atender este insumo, ya que estamos ante una oportunidad que deberíamos aprovechar”, añadió.

   Al mismo tiempo, admitió: “Los precios y los márgenes de trigo son los más altos de los últimos años”, agregó.

   El contexto internacional pone las condiciones y vale repasar la coyuntura.

En fertilizantes, la Argentina depende —en gran medida— de la importación. El 70 %, casi 4 millones de toneladas, es de origen importado.

   El mundo cambió en forma drástica este 23 de febrero, cuando Rusia invadió a Ucrania desatando una crisis mundial en el mercado de granos y fertilizantes, lo que provocó una disparada de precios de ambos productos.

   Llambías, en el primer tramo de su disertación, describió la incidencia que tienen estas naciones, a las cuales sumó también a Bielorrusia, vecina de ambas. Pertenecen al trading global de granos, sector en el cual inciden en el 29 % del trigo; el 17 % del maíz; el 32 % de la cebada y el 76 % del girasol que se comercian en el mundo.

   En el caso de los fertilizantes, el presidente de Fertilizar AC compartió que el mercado mundial de este insumo estratégico es de 400 millones de toneladas.

   También comentó que la región en cuestión tiene incidencia tanto en productos terminados, como fertilizantes nitrogenados, fostatados y potásicos, así como en la provisión de materias primas para la fabricación: roca fosfatada, azufre, petróleo y gas.

   En porcentajes, la participación de estos países en el trading internacional de fertilizantes es del 22 % en nitrogenados; el 12 % en fosfatados y el 41 % en potásicos.

   La situación en la Argentina es particular respecto de la provisión de fertilizantes, ya que depende —en gran medida— de la importación y, en el país, el 70 % del fertilizante consumido; es decir, casi 4 millones de toneladas, son importadas.

   “Actualmente, Rusia es el cuarto proveedor de nuestro país, detrás de Egipto, China y Marruecos, con 401 mil toneladas. Esto representa, aproximadamente, entre el 10 y el 12 % del total importado del país”, dijo Llambías.

   “Pero el impacto no se agota ahí, ya que otros países, que representan orígenes importantes para nosotros, se abastecen de materias primas originadas en los países del conflicto”, explicó.

   De todas maneras, el directivo expresó que, de no mediar complicaciones en los mecanismos de importación de nuestro país, se llegará para el inicio de la campaña de cereales de invierno, en la cual se demanda mayormente urea y fósforo.

   “La previsión de fertilizantes para el inicio de la campaña de trigo sería suficiente, pero se estima un volumen de fertilizantes necesarios para la refertilización del cultivo en macollaje y en encañazón. Y eso aún está pendiente”, aseguró.

   Además, resaltó que, a pesar de la fuerte suba que tuvieron los fertilizantes desde comienzos de año y la aceleración que representó el conflicto bélico en este sentido, la relación insumo–producto en los últimos días cambió la tendencia hacia la baja, debido también a la suba de los valores de los granos: 30 % más que en el año 2021.

   También comentó Llambías que, justamente, esa relación insumo-producto es un buen indicador.

   Durante la jornada, que fue presentada por María Fernanda González Sanjuan, directora ejecutiva de la Asociación, se recordó el anuncio —realizado días atrás— sobre la Declaración de las Brechas de Nutrientes en Argentina, un documento calificado como pionero en la producción agropecuaria argentina.

María Fernanda González Sanjuan, directora ejecutiva de Fertilizar AC.

   “Participaron 29 investigadores del país que, luego de un trabajo que comenzó en 2015 y concluyó en 2021, coincidieron en once puntos referidos a la oportunidad de producir más, a partir de mejorar los rendimientos desde la nutrición de los cultivos”, aseguró.

   “La evidencia agronómica fue tan contundente que se le dio el formato de Declaración”, dijo González Sanjuan.

“Hay ambientes que pueden pagar la inversión en fertilización”

   Nahuel Reussi Calvo, docente de la Universidad de Mar del Plata e investigador de Conicet, planteó una hipótesis (“ver si este año los números dan para fertilizar”) y, luego, una certeza: “La nutrición es clave en el trigo y en la cebada”.

   Si bien marcó que hay un escenario “complejo” por los precios crecientes de los insumos, los mayores costos de los fletes y labores, a lo que se suman posibles faltantes y la incertidumbre del mercado y del clima, resaltó que, en la Argentina, hay brecha de rendimientos.

   “Esto quiere decir que hay rindes que se escapan de las manos y que, gran parte de esa brecha, es explicada por la nutrición”, explicó.

   Para el especialista, la respuesta a la toma de decisión de fertilizar en este escenario está en hacer análisis de suelo por lotes.

   “Es lo ideal para conocer el punto de partida de los cultivos, e identificar los ambientes que pueden pagar la inversión en fertilización”, agregó.

Nahuel Reussi Calvo, docente de la Universidad de Mar del Plata e investigador de Conicet.

   Reussi Calvo también expresó que solamente el 25 % de los productores argentinos hace análisis de suelo y que no realizan ambientación.

   En este orden, destacó el costo accesible del muestreo de suelos: ronda entre 1 y 3 dólares por hectárea.

   Pasó luego a plantear el escenario de nitrógeno, fósforo y azufre.

   “Se trata de los tres nutrientes que explican en mayor medida las brechas de rendimiento”, siendo esta del 40 % respecto de los rendimientos alcanzables, con una diferencia de aplicación del 40 % en nitrógeno (N); del 35 % en fósforo (P), y del 88 % en azufre (S).

   En el caso del nitrógeno, el profesional alertó sobre la relación entre calidad y rendimiento.

   También sugirió a los productores definir “qué quieren producir y de qué calidad”, pero que siempre deben apuntar a lograr un porcentaje de proteína no menor al 10 %.

“¡Ojo con pensar en hacer un trigo barato: con 9 % de proteína se pierde el 10 % del rendimiento!”, graficó Reussi Calvo.

   El investigador del Conicet presentó tres escenarios con recomendaciones para la aplicación de N, nutriente al que consideró “la bala de plata para definir rindes”:

   En el caso de un campo con el perfil cargado de humedad, en una zona sin influencia del fenómeno climático de La Niña, con o sin napa, recomendó:

—No limitar el N.

—Fraccionamiento de N: primera aplicación en dos hojas, segunda en macollaje/un nudo y hasta una tercera en hoja bandera según potencial del año.

—Monitoreo de N durante el ciclo (mirar franjas sin limitaciones de N).

   En el caso de un campo con perfil cargado, zona con influencia de La Niña y sin napa, sugirió:

—Estrategia inicial de N defensiva (aplicar el 70 % del N objetivo a la siembra o 1-2 hojas).

—Monitoreo de N durante el ciclo (mirar franjas sin limitaciones de N).

—Posibles rescates de N durante encañazón.

   Para el caso de un campo con perfil seco en profundidad, zona con influencia de La Niña y sin napa:

—Esperar recarga hídrica y/o pensar en cultivos de verano.

   En relación al fósforo, nutriente clave en cereales de invierno, Reussi Calvo tomó la definición realizada por el consultor Jorge González Montaner de que “no es un año para pintar la casa”, en relación a no dedicarse a recuperar niveles de P.

   Las recomendaciones según la disponibilidad fueron:

   En P suelo menor que niveles críticos (menores a 18 ppm).

—Dosis de suficiencia de P (“faros cortos; miramos el cultivo o secuencia de cultivo de primera y de segunda”, sostuvo).

—Evaluar la necesidad de N.

   En P suelo en niveles críticos (18-20 ppm).

—Aplicar una base de P (ejemplo: 50 kilos de MAP u otro arrancador) y optimizar N.

—Considerar impacto en P del suelo según balance post-cosecha.

—Reponer en campañas con buenas relaciones de precio grano/MAP.

   En P suelo superiores a 20 ppm.

—Privilegiar N.

   El profesional también enumeró las ventajas de fertilizar con azufre en ambientes con deficiencia.

   “Es un insumo barato, es residual, brinda altas respuestas, muy sensibles los cultivos de segunda y potencia el efecto de nitrógeno y fósforo”, sostuvo.

   Además, destacó que para identificar los ambientes con deficiencia hay que realizar caracterización integral de ambientes, como historia del lote, suelo, napas, respuesta a N.