Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Pelea por salir de la cárcel un “apóstol” con pasado aterrador en Bahía

Jaime Pérez Sosa cumple perpetua. Fue cabecilla del motín en Sierra Chica y condenado por un crimen "planificado" en nuestra región. Lleva más de 30 años entre rejas.

Fotos: Rodrigo García y archivo La Nueva.
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Audionota: Natalia Marinelli

   El más sangriento de los motines que recuerde la historia carcelaria de la República Argentina se produjo la Semana Santa de 1996 en Sierra Chica.

   Una fuga frustrada motivó la revuelta de los cabecillas, denominados "Los 12 apóstoles", que lideraron la resistencia con una violencia extrema que duró 8 días y dejó al menos 9 muertos e incluyó la toma como rehén de una jueza.

   Como lugarteniente de Marcelo Brandán Juárez y Jorge Pedraza -los principales líderes- figuraba Jaime Pérez Sosa, quien para el momento del alzamiento en el penal de Olavarría ya cumplía una condena por un homicidio calificado registrado en nuestra región.

   A Pérez Sosa le unificaron aquella sanción con la de ese motín y otro que protagonizó, a mediados de 1996, ya en la cárcel de Caseros, adonde habían sido trasladados varios de los insurgentes.

   El Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 11 de la Capital confirmó la prisión perpetua que la Cámara Penal de Bahía le había impuesto en 1990 por el crimen.

   Está preso desde los 19 años. Lleva 33 en esa situación y procura por cualquier vía no pelearle el récord de reclusión al "Ángel Negro" Carlos Robledo Puch.

   En 2020 solicitó, sin éxito, la libertad condicional y hace algunos días reclamó formalmente que le den salidas transitorias, pero la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional ratificó lo que había dispuesto el Juzgado de Ejecución Penal N° 4, ambos de la Capital.

¿Matar por "amor"?

   Pérez Sosa nació en Jujuy, estudió hasta sexto grado y vivió en Formosa, aunque en 1981 se radicó en Mayor Buratovich, con su familia de 9 hermanos, para dedicarse a tareas agrícolas.

   Fue en ese escenario de Villarino donde se forjó su vínculo irrevocable con los calabozos.

   La madrugada del 22 de enero de 1989, en las instalaciones ferroviarias de Buratovich, se encontró con Omar Alberto Núñez.

   Junto con su amigo Ramón Vicente Aranda fueron armados y le dispararon con alevosía a Núñez.

   Ambos confesaron el delito en el juicio, dijeron que habían planificado eliminar al hombre, porque de alguna manera los quería obligar a delinquir, pero la Justicia rechazó la coartada.

   Y creyó, a partir de algunos testimonios, que fue Pérez Sosa quien premeditó todo y pretendía escapar con la mujer de Núñez, con quien había tenido un amorío previo.

   Esa versión, incluso, la defendió en el debate la hermana de la mujer, careo de por medio con el acusado.

   Los camaristas Jorge Julián Alconcher, Julio César Brignole y Luis José Centurión no dudaron y le aplicaron la perpetua que al día de hoy está vigente.

¿Apto o no apto?

   El defensor público Marcos Caffarena cree que Pérez Sosa ya está en condiciones de readaptarse a la sociedad, al menos mediante salidas transitorias.

   Asegura que los informes muldisciplinarios lo ponen en medio de un "incipiente cambio", que el Consejo Correccional y el Servicio Técnico Criminológico opinaron de manera favorable y que cuenta con conducta "ejemplar diez" y concepto "muy bueno siete".

   No otorgarle el beneficio, a criterio de Caffarena, es una medida arbitraria, posiblemente condicionada por los hechos que protagonizó el detenido entre fines de los 80 y la década del 90.

   Sin embargo, para la Justicia todavía no está apto.

   Los camaristas capitalinos Horacio Dias y Daniel Morin destacaron que aún se advierten "aristas negativas" en la evolución de Pérez Sosa.

   Por la gravedad de los delitos y la pena impuesta, se observó que todavía no terminó el Programa de Tratamiento para Internos condenados por homicidio y/o tentativa (BPN 634).

   "Una opinión favorable del Consejo Correccional no determina necesariamente el otorgamiento de ciertos beneficios, sino que los informes son herramientas que contribuyen a formar la convicción del juez de ejecución.

   El Cuerpo Médico Forense dictaminó que el interno presenta trastorno de personalidad a modalidad psicopática, sin patologías psíquicas en curso, que no presenta sentimientos que den cuenta de arrepentimiento o autocrítica y sí rasgos manipulatorios.

   También que tiene tendencia a "minimizar su accionar y proyectar parte de su responsabilidad en el afuera".

   Por esa decisión el "apostol" Pérez Sosa continuarpa con su vida intramuros. Al menos por ahora.

Una vida detrás de los muros

Conocidos. En el ámbito carcelario se identifica a Pérez Sosa como "un viejo conocido" de Brandán Juárez, el líder del motín en Sierra Chica. Al momento de la revuelta era compañero de celda de Miguel Ángel Ruiz Dávalos.

Rol. En el motín, según investigadores, ayudó a trasladar la escalera que usaron para el intento de fuga y se encargó de llevar a los rehenes al área de Sanidad. Algunos dicen que más de una vez se quiso bajar del plan de fuga.

Caseros. El 25 de mayo de 1996, luego del traslado desde Sierra Chica, Pérez Sosa -y otros reos, como Brandán Juárez- protagonizó otro motín que incluyó rehenes y heridos y que le valió una nueva condena, a 7 años, que se unificó con la prisión perpetua.