Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La decisión de CFK, en un debate con final abierto

La columna semanal de nuestro corresponsal en la capital de la provincia.

   Se advierte ya un reseteo en el Frente de Todos tras el renunciamiento de Cristina Fernández de Kirchner a cualquier opción electoral para el año próximo. La militancia y la dirigencia parecen comenzar a transitar una etapa de “cristinismo sin Cristina”, en vista de un fallo judicial que se ha interpretado como “una proscripción política” de la expresidenta.  

   Ante la presión de los militantes de “ganar la calle” en defensa de CFK tras la sentencia en su contra, los referentes peronistas con responsabilidades de gobierno también miden una cuestión no menor como es el clima social. 

   La condena a Cristina Kirchner terminó provocando fuertes olas tanto en el oficialismo como en la oposición. “Antes de brindar definiciones políticas tenemos que terminar de procesar las consecuencias del fallo judicial”, dicen. 

   Más allá de las valoraciones personales, y del lado de la grieta en que cada uno esté parado, nadie puede desconocer la habilidad política de la vicepresidenta, que con cada decisión que toma crea o modifica escenarios. Tanto es así que logró una alquimia impensada que llevó a Alberto Fernández a la Casa Rosada.  

   Por esos sus palabras no pasan desapercibidas, y cálculo mediante (estrategia de victimización) logró correr de la agenda la sentencia en su contra, centrando casi todas las miradas en una posible candidatura. Logró ganar el centro del ring, y en política, se sabe, la iniciativa es una ventaja. Hizo de una derrota, una victoria. De una debilidad, su fortaleza. 

   Esta incógnita sobre su participación o no en alguna boleta electoral 2023  desvela al oficialismo, sobre todo al kirchnerismo más duro, que sin Cristina en las boletas vería mermadas sus chances electorales. La expresidenta sigue siendo, sobre todo en la Provincia y en el poblado Conurbano, la única que garantiza un piso y un techo electoral.   

   Pero la incógnita también afecta a la oposición, que, como el reverso de una misma moneda, tiene a otro expresidente, como Mauricio Macri, que aún no decidió si competirá o no por su segundo tiempo. 

   Los que le creen a la expresidenta de que no será candidata “a nada”, sobre todo el radicalismo y algunos sectores más duros del PRO, están apurando a Macri para que se defina de una vez por todas. Y evalúan que sin Cristina enfrente, el expresidente declinaría su candidatura, en favor de Patricia Bullrich o de Horacio Rodríguez Larreta, de acurdo a cómo decante la interna en la Ciudad de Buenos Aires. 

   Precisamente en el larretismo descreen de la movida de CFK, y especulan con que finalmente será candidata a senadora por la Provincia, lo que le daría nuevamente fueros parlamentarios y juego legislativo. Creen en el entorno del alcalde porteño que el anuncio de Cristina es una puesta en escena para poner en marcha un operativo clamor. 

   Y tan errados parece que no estarían, porque días atrás la propia Cristina se reunió en Punta Lara, localidad ribereña del intendente ultra K Mario Secco, con dirigentes muy cercanos, quizás para evaluar esa posibilidad. El tiempo les dará la razón o no. 

   En proyección también el tigrense Sergio Massa puede transformarse en la mayor apuesta en términos de volumen político de todo el oficialismo. En principio, llega apalancado por la liga de intendentes del peronismo, que ve en el ministro de Economía una carta de autopreservación. 

   De consolidarse ese apoyo, el gobernador Axel Kicillof, obtendría un beneficio extra; podría tener despejado su camino para seguir trabando en su proyecto de reelección. 

   El arco opositor en Juntos por el Cambio tiene la convicción que el Gobierno nacional tiene fecha de vencimiento en 2023, “Estamos peleando para ganar la provincia de Buenos Aires, porque no podemos dejar que se convierta en la guarida del kirchnerismo”, subrayan. 

   Y sobre el actual tablero bonaerense, una vez más, aparecen “dirigentes” que opinan sobre el quehacer social y político de la PBA sin haber vivido acá, y con una mirada sesgada realizan “análisis” que después caen en saco roto pues no conocen de lo que están hablando. 

   Otra apreciación equivocada y propia de una proyección simplista y poco trabajada es la de identificar a varios municipios del interior bonaerense con un conjunto de ideas antiperonistas. Varios resultados de aritmética electoral demuestran lo contrario, por ejemplo, en La Plata, donde el alcalde macrista Julio Garro no logra una marca de gestión, luego de muchos años aún sigue hablando del pasado y no logra asociar su nombre a un tema de actualidad social.  

   Mientras tanto, la Legislatura bonaerense comienza a cerrar un año poco productivo en líneas generales y enrarecido por la pandemia y un “diciembre corto” ante el Mundial de Qatar. 

   Encima reaparece en el horizonte inmediato la amenaza de una “nueva ola de contagios” de Covid  que, en muchos casos, podría atribuirse al hecho que muchos no completaron el esquema de vacunación, al abandono de cuidados preventivos y al incremento del flujo turístico. 

   Kicillof espera la discusión legislativa del Presupuesto 2023 y la nueva ley fiscal impositiva. Como es tradicional, las prioridades suelen estar distorsionadas por las negociaciones políticas. Básicamente, por los recursos económicos que los intendentes piden que se distribuyan en el Fondo de Infraestructura Municipal (FIM) y lo que ofrece el ministro de Hacienda y Finanzas, Pablo López. 

   Con la cercanía  de las fiestas navideñas y de fin de año a la vuelta de la esquina, y frente a un contexto económico adverso crece el malhumor social por la inflación, en las diagonales, los gremialistas estatales, médicos y hasta trabajadores judiciales piden retomar la negociación paritaria con la Provincia para reabrir la discusión salarial antes que se terminen las hojas del almanaque 2022.