Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Negociaciones cruzadas e incógnitas en la previa electoral

La columna semanal de nuestro corresponsal en la capital de la provincia.

   Sobre un escenario absolutamente politizado ingresamos al último bimestre del año donde parece poco menos que indispensable “calmar ansiedades” ante la proliferación de precandidaturas de cara a las elecciones de 2023. 

   El adelantamiento del reloj proselitista puede terminar agigantando la inacción gubernamental y legislativa en momentos donde la agenda social tiene otras prioridades, como por ejemplo, el aumento de los precios. 

   Pero las dos fuerzas mayoritarias en términos electorales no disimulan las diferencias domésticas y siguen discutiendo dónde ubicar el cuerpo cada uno. Esa foto puede advertirse tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio. 

   En la Provincia mientras tanto, el gobernador Axel Kicillof y buena parte de su staff ministerial analizan el contexto económico y sus consecuencias sociales. Una primer decisión fue armar una especie de escrache público contra la especulación de algunos “formadores de precios”, instando a la consumidores a no comprar si los precios de productos alimenticios suben más que los salarios de bolsillo. 

   Con el microclima interno de JxC en llamas, el esquema legislativo le dio luz verde a las exposiciones de ministros del Ejecutivo bonaerense para que intenten defender el Presupuesto 2023 y la Ley Impositiva, que prevé subas en los impuestos Inmobiliario y Automotor. 

   El debate caliente se da en un final de año que no da tregua con la inflación, a pesar de que los cálculos oficiales preveían para estas épocas un descenso paulatino. Eso no sucedió,  y además, la Provincia atraviesa una etapa de sequía que inquieta pensando en el futuro cercano. De no revertirse la situación, la cosecha gruesa sobre todo, que es la que aporta más dólares por la soja, se vería comprometida seriamente. 

   Y paralelamente a las exposiciones públicas  presupuestarias, por debajo se instaló nuevamente el debate por cargos vacantes en la administración provincial, que la oposición reclama se pongan sobre la mesa como prenda de  negociación. 

   Sobre todo en la Justicia, ante las bajas en la Suprema Corte bonaerense, que hoy funciona con solo cuatro de sus siete miembros: Hilda Kogan (presidenta), Sergio Torres, Daniel Soria y Luis Genoud. Y además en algunos organismos como la Contaduría General y la Defensoría General. 

   Por cuerda separada, los intendentes también tienen sus propios reclamos. Encabezados por los alcaldes de la oposición, buscan un nuevo Fondo de Infraestructura Municipal y un Fondo de Seguridad. 

   Detrás del reclamo de los cambiemitas, claro está, se encolumnarán también no pocos intendentes peronistas. Es que las elecciones son para todos. Y la obra pública puede flamear como bandera de seducción hacia los votantes. 

   El ministro de Hábitat y Desarrollo Urbano, Agustín Simone, regularmente resalta la iniciativa gubernamental de poner en marcha obras en todos los municipios con el objetivo de brindar una solución puntual a la demanda histórica de viviendas, afirman en calle 6 sin ocultar el propósito de Kicillof por ser reelecto en la PBA. 

   El proceso electoral de cara a las elecciones ya se abrió, y en JxC la situación se asemeja a un hormiguero recién pateado. Sobre todo la interna del PRO es la que más capítulos ha regalado a la película. 

   Comenzó con la discusión, cada vez más subida de tono, entre palomas y halcones, y detonó con la foto que el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta se sacó junto a los dirigentes de la UCR, sobre todo con Martín Lousteau, uno de los contendientes a la sucesión de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

   Los halcones no dejaron pasar por alto la insinuación de un acuerdo entre Larreta y el radicalismo para cruzar las fórmulas, y dejarle a los “boina blanca” el gobierno porteño, a cambio del apoyo para llegar a la Presidencia. La propia Patricia Bullrich señaló como un disparate entregar “el kilómetro cero del PRO”.  

   El corolario de esa situación fue la filtración de un video donde se ve a la exministra de Seguridad amenazando al larretista Felipe Miguel, con “romperle la cara” si volvía a desautorizarla públicamente. 

   Ese clima de tensión llegó al límite. Es que los amarillos temen que una vez entregada la jefatura porteña, la relación de fuerzas hacia adentro de la alianza, y sobre todo en la Provincia, donde no son gobierno, comience a emparejarse peligrosamente. 

   Mientras tanto, una de las fundadoras de la alianza opositora, Elisa Carrió, decidió intervenir para pedir bajar la tensión, y avisó que de no resolverse las candidaturas de manera ordenada, ella misma podría presentarse, en una suerte de cruzada interna que deje expuestas algunas figuras que la chaqueña considera no deberían estar en ninguna boleta del espacio. 
Por su parte la UCR parece ser uno de los ganadores de estas últimas horas. Buscando el contraste con el PRO, mostró una foto bajo la consigna “Unidos ganamos”, que hoy no pueden mostrar sus socios amarillos. 

   La única incógnita que aparece en ese horizonte de acuerdo entre los radicales y Rodríguez Larreta es la figura de Facundo Manes. El neurocirujano apostó a candidatos propios en Nación y en la Provincia. 

   Un escenario de fórmulas cruzadas lo colocaría ante la disyuntiva de tener que decidir entre competir por la Presidencia enfrentando a otro radical (quien acompañe a Larreta), o competir en la Provincia, quizás enfrentando a otro correligionario que acompañaría a Diego Santilli.