Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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"No quiero que ningún otro deportista sufra el horror que viví", dijo Simone Biles

La gimnasta estadounidense tuvo que bajarse de la competencia en medio de los Juegos Olímpicos.

   "¿Eso es todo?", preguntaron los miembros del FBI cuando McKayla Maroney, medallista olímpica, relató cómo Larry Nassar le había metido los dedos en la vagina cuando tenía 13 años.

   Arropadas por el movimiento del #Metoo, sólo la valentía final de las gimnastas que volvieron a denunciar y a incidir en los abusos cometidos permitió que el exmédico fuera investigado y declarado culpable.

   "¿Por qué no se hizo nada?". Así, con la voz rota por la emoción y la rabia, interpelaba Simone Biles al comité del Senado estadounidense que investiga por qué el FBI no respondió como debía a la denuncia que en 2015 hicieron varias deportistas sobre los abusos sexuales que estaba cometiendo Nassar, médico del equipo de gimnasia femenino de Estados Unidos durante más de dos décadas.

   Su culpabilidad ya está demostrada: Nassar fue condenado más de 200 años por diversos delitos, entre ellos los citados abusos sexuales y pornografía infantil. Pero queda por resolver qué cuota de responsabilidad, y probablemente negligencia -o al menos hipocresía-, existió en los que no quisieron investigar o miraron para otro lado, como para haber apartado de inmediato al médico de sus funciones, al menos hasta que se comprobara la veracidad de las denuncias.

   Ahora, además de la investigación sobre todo un sistema que falló al permitir estos abusos continuados durante años, quedan las secuelas y las cicatrices vitales en unas deportistas que admiten no ser las mismas desde entonces.

   Biles, de nuevo valiente, prefirió su bienestar emocional: eligió no competir en Tokio y renunciar a las medallas y a las posteriores adulaciones de algunos de los que miraron para otro lado cuando ella les necesitaba.

   "Trabajé duro para estar en Tokio 2020, pero lo ocurrido demostró ser una carga excepcionalmente difícil de llevar para mí, sobre todo cuando nos pidieron viajar a los Juegos sin el apoyo de nadie de mi familia. Soy una persona fuerte y perseveraré, pero nunca debí haberme quedado sola para sufrir el abuso de Larry Nassar".

   Porque no sólo el culpable cometió los delitos sino que todo un sistema permitió o no hizo lo suficiente para que aquello terminara. Y ahí es donde ahora las gimnastas quieren justicia: "No quiero que ningún otro deportista sufra el horror que viví", pidió Biles. (Fuente: Marca).