Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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¿Por qué el plan ganadero del Gobierno se debate entre la realidad y la ficción?

“El camino demanda un proceso de reconstrucción de stock de vientres. Es algo que, en este contexto de escasez de oferta y precios en alza, no es viable políticamente”, sostuvo María Julia Aiassa, consultora de mercados cárnicos del Rosgan.

Producción ganadera en el sudoeste bonaerense. / Fotos: Rodrigo García, Pablo Presti y Emmanuel Briane-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “Por más noble que luzca su objetivo, cuando los anuncios van más rápido que la realidad cualquier plan pierde consistencia”, dijo María Julia Aiassa, analista del Mercado Ganadero, Rosgan, respecto del programa ganadero lanzado por el Gobierno nacional, en el que se apunta a llegar a las 5 millones de toneladas de producción de carne vacuna.

   “La Argentina, en materia ganadera, tiene un gran desafío por delante y es, precisamente, lograr trascender los intereses cortoplacistas que —muchas veces— impone la política para trazar definitivamente un horizonte de crecimiento racional, coherente con nuestra realidad productiva y, en especial, sostenible en el tiempo”, agregó.

   Aiassa explicó que lograr esos 5 millones de producción, sin forzar a tal extremo los diferentes indicadores de productividad, implicaría iniciar un proceso de retención y recomposición del stock nacional durante los próximos años que, indefectiblemente, limitaría la oferta de carne durante los años que demande dicho proceso.

María Julia Aiassa, analista de mercados cárnicos del Rosgan.

   “En este sentido, si lográsemos incrementar el stock de vacas a un mínimo de 30 millones de animales, trabajando con tasas de destete del 65 % a nivel nacional e incrementando los pesos de faena a niveles cercanos a los de nuestros vecinos (260 kilos por res), lograríamos producciones anuales en torno a los 5 millones de toneladas de carne”, dijo.

   “Sin embargo, este camino demandaría un proceso de reconstrucción de ese stock de vientres, durante el cual la faena anual debería tener al menos 1,5 millón de hembras menos para lograr el objetivo en un plazo no menor a 5 años. Es algo que, en este contexto de escasez de oferta y precios en alza, políticamente no sería deseable forzar”, aseguró.

   La consultora recordó que, según el Gobierno, con este programa (ver aparte) se garantizarán 3 millones de toneladas para el mercado interno y, al mismo tiempo, 2 M/T para exportar.

“El objetivo es claro: lograr ese salto cuantitativo que tan postergado tenemos como país productor. Ahora bien, ¿cuán alcanzables son estos números y cuánta racionalidad guarda dicha distribución?”, se preguntó Aiassa.

   Añadió que, si bien aún no se conocen los plazos planteados, se podríamos tomar —a modo de hipótesis— un horizonte objetivo de 10 años.

   “Considerando el crecimiento demográfico argentino, con tasas en torno al 1 % anual, en dicho plazo la población argentina podría alcanzar los 50 millones de habitantes. Si el objetivo trazado es garantizar una producción de 3 M/T de carne vacuna para el mercado doméstico, esto equivaldría a volver a un consumo de 60 kilos anuales per cápita”, describió.

   “Aun bajo una hipótesis de cero crecimiento en el consumo de otras carnes, como pollo y cerdo, esto supone que el consumidor argentino deberá absorber 125 kilos de carne al año; es decir, entre 10 a 15 kilos más de los que actualmente consume”, indicó.

   Recordó Aiassa que la Argentina, pese a la crisis económica de los últimos años, sigue siendo uno de los mayores consumidores de carnes totales en el mundo.

   “Por lo tanto, ¿cuán genuina es esta demanda por mayor consumo? En principio, no resulta demasiado clara. En lo que respecta al aumento de la producción, claramente es necesario dar un salto sostenible en materia productiva”, expresó.

   “En los últimos 30 años, la Argentina produjo, en promedio, apenas 2,8 millones de toneladas anuales. El año de mayor producción fue en 2009, cuando se alcanzó un total de 3.376.000 toneladas, a expensas de una voraz liquidación del stock”, admitió, para agregar que al año siguiente (2010), la producción total de carne vacuna caía a 2.626 mil toneladas.

   “Precisamente, el nivel de extracción de los dos años previos había trepado al 28,5 % avizorando ya aquel desenlace: una pérdida de más de 5 millones cabezas en tan sólo 12 meses y el inicio a un ciclo de escasez que condicionó fuertemente los siguientes años”, explicó.

Evolución de la producción y el consumo per cápita de carne vacuna en los últimos 30 años. / Fuente: MAGyP.

   Aiassa remarcó que el otro atisbo de crecimiento que tuvo la producción nacional comenzó a registrarse a partir de 2017.

   “Tras siete años de estancamiento por debajo de los 12 millones de cabezas faenadas, a partir de ese año comienza a reactivarse la faena. Fue producto de un rotundo cambio en la política de exportación, impulsada, a su vez, por el impresionante crecimiento de la demanda china”, aseguró.

   “Claro que este cambio tampoco vino precedido de un plan de reconstrucción productiva e, inevitablemente, el crecimiento de la producción, otra vez, se dio a expensas de una mayor extracción”, sostuvo la analista del Rosgan.

   En los últimos dos años, la tasa de extracción —faena total sobre stock inicial— volvió a cruzar los niveles de equilibrio, llegando a marcar cerca de 26 puntos en el último ciclo.

“Recordemos que, en función de la composición del stock y índices de procreo y destete, nuestro rodeo nacional admite tasas de equilibrio en torno al 24 % a 25 %. Por sobre esos niveles, el stock tiende a caer”, mencionó Aiassa.

   De acuerdo con los últimos datos de stock disponibles a diciembre de 2019, el rodeo nacional contaba con alrededor de 23 millones de vacas.

   “Con una tasa de destete del 63 %, estaríamos obteniendo unos 14,5 millones de terneros al año, menos lo que se pierde por mortandad. En números brutos, y sin discriminar por categoría, apenas estamos reponiendo los 14 M/C faenadas al año que, a un promedio de 226 kilos por res, nos aportan poco más de 3,1 M/T de carne vacuna anualmente”, aseveró.

   Aiassa también se permitió reflexionar. “Pensemos en un plan ganadero que, verdaderamente, logre aumentar la eficiencia productiva del stock nacional; es decir, la cantidad de kilos producidos por animal en stock, actualmente estancada en torno los 57 a 58 kilos”, dijo.

   “Asumamos, a modo de hipótesis, que en cierto plazo de tiempo logramos llevar la tasa de destete del 63 % al 70 % promedio a nivel, sin retención de animales; esto es, mantenido la misma cantidad de vientres en stock”, planteó.

   “Entonces, los 23 millones de vacas en producción podrían entregar una reposición cercana a los 16 millones de terneros y terneras al año. Asumiendo una extracción de equilibrio; es decir, donde se faena lo mismo que se produce (16 millones de cabezas), lograr los 5 millones de producción que tendría como objetivo este plan ganadero implicaría llevar el peso medio por res en gancho de los 226 kilos actuales a unos 317 kilos por animal faenado”, calculó.

   “Esto es más que Uruguay (250 kilos), Brasil (260) e, incluso, Australia (290). Es algo, en principio, poco alcanzable en función de las características del sistema productivo argentino”, concluyó Aiassa.

"Aumentar la capacidad exportadora, pero sin descuidar el mercado interno"

   El programa lanzado por los ministros de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra, tiene como objetivo aumentar la productividad del sector.

   En el anuncio también se concretó una ampliación del acuerdo de precios para los cortes populares; la conformación de la Mesa de Coordinación Sectorial de la Carne y la reapertura gradual de las ventas al exterior que, a partir de ahora, será del 50 %.

   Según se aseguró, el plan será abordado en conjunto con los actores de la cadena cárnica y apunta a incrementar la producción en función de aumentar la capacidad exportadora del sector, sin descuidar el abastecimiento del mercado interno.

   El objetivo —a mediano plazo— es aumentar la producción de carnes, y pasar de las 3,2 millones de toneladas actuales a las 5 M/T por año. De ese modo —sostienen desde el Gobierno— se podrán destinar 3 M/T para el mercado interno, que podría llevar el consumo local a más de 70 kilos por año por habitante y 2 M/T para exportación, que duplicaría las exportaciones del último año.

   Al plan ganadero también se lo definió como un conjunto de políticas de asistencia técnica y financiera hacia la cadena de producción que, dentro de las medidas abordadas, se encuentran el financiamiento a tasas subsidiadas, el otorgamiento de beneficios fiscales y capacitaciones en mejoras tecnológicas y asistencia en el desarrollo técnico.

La medida del cupo mensual del 50 % de exportación —respecto de lo exportado en 2020— podrá ampliarse en función de la evolución de los precios, la producción y el abastecimiento del mercado interno, al tiempo que se extenderá hasta el 31 de agosto. Incluso, podrá ser prorrogada.

   La prohibición de cortes para la exportación está delimitada, hasta el 31 de diciembre, a media res; cuartos con huesos y los cortes de asado; falda; matambre; tapa de asado; cuadrada, paleta y vacío.

   Para el Gobierno, la medida apunta a garantizar a que, mientras se reordena el mercado, los cortes más demandados en el mercado interno puedan quedar en su totalidad para el consumo interno.

   En cuanto a los cortes cuidados, el acuerdo a precios accesibles se extenderá, a partir del nuevo acuerdo, a todos los días de la semana e implicará una rebaja —según el Gobierno— de hasta el 45 % sobre los valores actuales.

Según el Gobierno, ahora el matambre se puede comprar a 549 pesos el kilo.

   La extensión del programa involucra a los frigoríficos exportadores y las cadenas de supermercados nucleadas en la Asociación de Supermercados Unidos.

   Los cortes del acuerdo son tira de asado a $ 359; vacío, $ 499; matambre, $ 549; cuadrada o bola de lomo, a $ 515; tapa de asado, $ 429; carnaza, $ 379; falda, $ 229; roast beef, $ 409; paleta, $ 485 y espinazo y carne picada, $ 110 y $ 265, respectivamente.

   El Gobierno también anunció que se amplió el alcance del Mercado Federal Ambulante, con más puntos en el Área Metropolitana de Buenos Aires y distintos puntos urbanos del país. Las carnicerías del mercado tendrán disponible la tira de asado a $ 349; la carnaza, $ 369; la cuadrada, $ 499 y el roast beef, $ 399.