Una galería en voladizo: el adios de Richard Rogers
Mítica figura del siglo XX en la historia de la arquitectura, Richard Rogers se ha retirado de su estudio con una modesta, simple y conmovedora galería-puente sobre una ladera.
Mario Minervino / mminervino@lanueva.com
El arquitecto Richard Rogers, ganador del Premio Pritzker, ha completado su último edificio antes de retirarse, a sus 87 años de vida, del estudio que lideró durante más de 50 años.
Para el mítico autor del museo Pompidou, el Edificio Lloyd's de Londres, el Millennium Dome, Londres y la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas, Madrid (España), entre tantísimas obras, quizá parezca contradictorio que su último trabajo sea esta modesta galería sobre la ladera del viñedo Château La Coste, en el sur de Francia.
Llamado The Richard Rogers Drawing Gallery, se trata de una galería de arte de 120 m2 suspendida casi por completo, con solo cuatro pequeñas bases tocando el suelo.
Se sostiene dentro de una estructura de color naranja brillante, visible en el exterior como muchos de los edificios diseñados por Rogers.
"La galería encarna muchos de los principios de diseño básicos de Richard", explicó Stephen Spence, socio asociado del estudio. "Esto incluye la 'legibilidad y la flexibilidad': miras el edificio y puedes leer las partes que lo componen y que pueden adaptarse a todo tipo de exposiciones".
Este pabellón es la última intervención arquitectónica en el viñedo de Château La Coste y Rogers eligió colocar la galería, que se proyecta a 27 metros de la ladera, en el borde del viñedo junto a una antigua calzada romana para aprovechar las vistas del sitio.
Para hacerlo, la galería tuvo que 'elevarse' literalmente a través de las copas de los árboles mediante una solución estructural que contiene una habitación blanca que termina con una ventana de ancho y altura completa.
La ingeniería y la belleza
Se colocaron dos puntos de pivote, en el borde de la ladera, y dos juegos de barras de tensión que atan el edificio al suelo creando el voladizo.
Dada la belleza del paisaje, la intención fue minimizar la intervención 'hecha por el hombre': el edificio debía 'tocar el suelo ligeramente', minimizando su huella.
La estructura de acero fue fabricada como un kit liviano de piezas que se podían transportar al sitio y ensamblar a mano. Sus articulaciones fueron diseñadas para ser vistas y fijadas a mano.