Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Ganancias: pormenores de una decisión con clara mirada electoral

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   “Metimos un gol de media cancha”, se entusiasmaba sin medias tintas un colaborador de Sergio Massa. El funcionario, que interactúa con la Secretaría de Relaciones Parlamentarias de la Casa Rosada, buscó resaltar antes que nada el rol central del tigrense en la trama que terminó por alumbrar el proyecto para eximir del pago del Impuesto a las Ganancias a casi un millón trescientos mil asalariados, tal vez el arma más letal de las que imaginó hasta ahora el gGobierno para conseguir el objetivo que obsesiona a todos por igual en el Frente de Todos, que es ganar las elecciones parlamentarias de octubre.

   “Es un proyecto de todos, debidamente consensuado”, intentan minimizar en los alrededores del presidente Alberto Fernández aquella paternidad casi exclusiva que los laderos del titular de la Cámara de Diputados le adjudican a su jefe.

   A mitad de camino entre ambas posiciones, puede afirmarse en base a varias fuentes tanto del gobierno como del Congreso que el proyecto de ley, que por estas horas se debate sobre si será enviado la semana próxima a sesiones extraordinarias, o si se aguardará a que se inicie el periodo ordinario tras la Asamblea Legislativa del primero de marzo, es producto del consenso de los principales socios de la coalición gobernante.

   Un valor agregado que por estas horas resaltaban en importantes despachos de la Casa Rosada es el hecho de que la oposición de Juntos por el Cambio, con algunos matices, ya anticipó que apoyará la iniciativa que eleva el piso por el cual se paga Ganancias a $ 150.000 de salario mensual, aunque opondría objeciones sobre el financiamiento de la medida que según los cálculos privados y oficiales tendrá un costo fiscal de unos $ 44.000 millones. En especial si, como ha trascendido, ese déficit podría ser saldado con el aumento de un punto en la alícuota del IVA a determinados productos no esenciales.

   De vuelta al dato sobre la puesta en escena del proyecto de ley, que claramente quedó para Massa por haber sido el que hizo el primer anuncio oficial, lo concreto es que ese texto ya había sido “trabajado” por los equipos del tigrense y funcionarios del ministerio de Economía. Y que desde el vamos contó con el apoyo de todos los miembros de la coalición del Frente de Todos, lo que incluye por supuesto al propio presidente y a Cristina Fernández.

   Puntualmente, el proyecto de ley recibió un primer aval que era considerado vital en despachos de la Jefatura de Gabinete para poder avanzar con ese instrumento de claro colorido electoral, que fue el del ministro de Economía, Martín Guzmán. Ocurrió en una reunión reservada que Guzmán mantuvo con el presidente Fernández y Massa en la residencia de Chapadmalal, el 17 de enero pasado, durante las cortas vacaciones que se tomó el primer mandatario.

    Esa reunión fue considerada “crucial” por las fuentes gubernamentales ya que por esas horas se dejaba trascender un presunto malestar del ministro por el costo fiscal de la medida y su falta de financiamiento. Nada de eso ocurrió y Guzmán se alineó sin fisuras con el presidente y Massa.

   El siguiente espaldarazo al proyecto de ley, que fue previo a que Massa hiciese el anuncio oficial, ocurrió en aquel almuerzo del martes de la semana anterior en la residencia de Olivos del que participaron Alberto, el tigrense, Santiago Cafiero, Wado De Pedro y Máximo Kirchner. Y que por otra parte supuso la reanudación de esas comidas semanales que hasta fines de noviembre del año pasado habían mantenido los integrantes de la “mesa chica” del Frente de Todos, suspendidos en medio de rumores sobre presuntos distanciamientos entre el cristinismo duro y el presidente del que no habría sido ajeno el propio hijo de Cristina y jefe de la bancada oficialista de Diputados.

   El objetivo claramente electoralista del proyecto de ley sobre Ganancias alumbrado por Massa y acompañado por el resto del oficialismo, se complementaría ahora con la otra iniciativa que trabaja la mesa chica del poder que tiene que ver con la fecha en la que se realizarán las PASO y las elecciones parlamentarias previstas originalmente para agosto y octubre respectivamente.

   “Con la inyección al consumo que significará que más de un millón de trabajadores dejen de pagar Ganancias, la postergación de las elecciones para noviembre y diciembre para esperar que tenga efecto el proceso de vacunación y la reactivación económica, estamos…”,  se entusiasman en la Casa Rosada.