Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El primer ataque militar ordenado por Biden golpea a una milicia iraquí antes de la visita del Papa a Irak

Se trata de un grupo que es apoyado por Irán. Es una semana Francisco estará en Irak, en lo que será una visita histórica.

Foto: Télam

   Un ataque aéreo de Estados Unidos contra instalaciones de una milicia iraquí apoyada por Irán dejó al menos 22 combatientes muertos en una zona del noreste de Siria, en la frontera con Irak, en la primera acción militar del Gobierno del demócrata Joe Biden, y generó inmediatas réplicas diplomáticas, apenas una semana antes de una histórica visita del papa Francisco a Irak.

   El Departamento de Defensa de Estados Unidos dijo anoche que había llevado a cabo ataques aéreos en un punto de control fronterizo entre Siria e Irak usado por esos grupos, destruyendo "múltiples instalaciones".

   La organización Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) detalló hoy que 22 personas murieron luego de que el ataque destruyera tres camiones cargados con municiones provenientes de Irak cerca de la ciudad de Bukamal, en el noreste de Siria.

   Todos los muertos pertenecían a la fuerza de Hashed al-Shaabi, patrocinada por el estado de Irak y que agrupa a diversas milicias pequeñas que tienen vínculos con Irán, agregó el OSDH, citado por la agencia de noticias AFP.

   Siria, Irak y Rusia expresaron su condena al operativo.

   "Estos ataques fueron autorizados en respuesta a los recientes ataques contra el personal estadounidense y de la coalición en Irak, y a las continuas amenazas a ese personal", explicó el vocero del Pentágono, John Kirby, en un comunicado.

   El ataque de anoche, la primera acción militar ordenada por Biden, llegó después de tres ataques con cohetes contra instalaciones situadas en Irak y que son usadas por Estados Unidos y la coalición que asesora y entrena a tropas iraquíes que combaten al grupo islamista radical Estado Islámico (EI).

   Uno de esos ataques, a un complejo militar en Erbil, la capital de la región kurda, el último lunes 15, mató a un civil y a un contratista extranjero que trabajaba con las fuerzas de la coalición y en él resultaron heridos varios contratistas estadounidenses y un soldado.

   El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo estar "confiado" en que los bombardeos golpearon "a los mismos milicianos chiitas que cometieron los ataques" del 15, en declaraciones a periodistas mientras volaba anoche de California a Washington. Austin dijo que él recomendó a Biden emprender la acción.

   "Dijimos varias veces que íbamos a responder a nuestros tiempos. Queríamos estar seguros de la conexión y queríamos estar seguros de que eran los blancos correctos", agregó.

   Más temprano, el vocero Kirby dijo que la acción había sido una "respuesta militar proporcionada" que se había adoptado junto con medidas diplomáticas, incluyendo consultas con los socios de la coalición de fuerzas extranjeras en Irak.

   "La operación envía un mensaje inequívoco: el presidente Biden actuará para proteger al personal estadounidense y de la coalición", dijo Kirby en un comunicado.

   Los ataques en Irak llevados a cabo por grupos que operan bajo la dirección de Irán supusieron un desafío para la nueva administración de Biden, en un momento que abre la puerta a reanudar las negociaciones con Teherán sobre su programa nuclear.

   La creciente violencia entre Estados Unidos y esas milicias en Irak llega a una semana de la llegada del papa Francisco, en el primer viaje de un Pontífice al país árabe.

   El Gobierno estadounidense dice que quiere restablecer el acuerdo de 2015, del que el expresidente Donald Trump salió en 2018, y que tiene como objetivo congelar las aspiraciones nucleares de Irán.

   Pero Washington también considera a Teherán como una amenaza continua para la seguridad en Medio Oriente y sostiene que no tolerará "actividades malignas" llevadas a cabo por la República Islámica.

   Estados Unidos sospecha que Irán está buscando una oportunidad para vengar el asesinato por fuerzas norteamericanas del general Qasem Soleimani, un año atrás.

   Soleimani, un alto oficial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, fue el enlace clave de Teherán con los grupos y personalidades aliados en Irak, Siria, Líbano y otras partes de la región.

   El vocero del Departamento de Estado, Ned Price, dijo el lunes pasado que Estados Unidos "responsabilizaría a Irán por las acciones de sus representantes que atacan a los estadounidenses", pero que no "arremeterá" y correrá el riesgo de desestabilizar a Irak.

   El número de soldados estadounidenses en Irak se ha reducido significativamente a 2.500, y las tropas ya no participan de ofensivas contra el EI, sino que se limitan a asesorar y entrenar a las fuerzas iraquíes.

   En su réplica, Irán "condenó firmemente" el ataque y advirtió que podría "intensificar los conflictos militares" en la región, según el vocero de la Cancillería, Said Jatibzadeh.

   Teherán "condena firmemente los ataques ilegales perpetrados por las fuerzas estadounidenses en regiones del este de Siria y que son una clara violación de los derechos humanos y del derecho internacional", alertó Jatibzadeh.

   Y Siria, país inmerso en un devastador conflicto desde hace una década, denunció por su parte una "agresión" que "constituye un signo de mal augurio sobre las políticas de la nueva administración estadounidense".

   También Moscú, aliado del gobierno sirio, rechazó la operación y condenó "firmemente esas acciones". "Instamos a que se respete, sin condiciones, la soberanía y la integridad de Siria", afirmó la vocera de la rusa, Maria Zajarova. (Télam)