Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Trabajar desde casa: una ocupación que exige disciplina, orden y descanso

A poco de un año de declararse la pandemia, el trabajo desde el hogar se ha vuelto una forma de vida y lo que parecía circunstancial ha derivado, incluso, en la sanción de una ley que regula esa manera de desempeñarse.

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Audionota: Malena Ruppel

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Jana Fernández vive en Madrid y Jana Fernández vive en Madrid se dedica a la divulgación sobre bienestar y descanso, y es experta en Psiconeuroinmunología y bioquímica cerebral. 

   Ha sido una de las profesionales que más ha trabajado el año último buscando mejorar el bienestar físico, mental y emocional en tiempos de la pandemia, considerando las situaciones de aislamiento y también cuáles debieran ser las condiciones ideales para que  trabajar desde la casa tenga un orden adecuado y no se vuelva una práctica negativa o adictiva.

   Consultada por "La Nueva", señaló que, efectivamente, “el equilibrio mental/emocional se puede ver muy alterado en situaciones extraordinarias como el confinamiento. El ser humano es un ser social y como tal necesita contacto con otras personas”. 

   Su principal consejo para enfrentar esta situación es “evitar el aislamiento”, a través de las herramientas que poseamos, aunque sean virtuales, para no caer en la situación de no tener con quien hablar y compartir experiencias.

   “Si hay un confinamiento total y no nos queda más remedio que recurrir al contacto virtual con amigos y familiares, este debe ser diario. Si no estamos encerrados, pero trabajamos desde casa a través de la computadora, es recomendable buscar actividades que impliquen un contacto, desde hacer ejercicio en grupo a un club de lectura. Todo lo que sirva para evitar el aislamiento”.

Jana Fernández.

   Necesitamos, explicó, contacto social de verdad.

   “Para muchas personas el grupo de trabajo era su único grupo social. De cara al futuro hay que procurar seguir manteniendo contacto cara a cara. Las redes sociales están bien, pero no debemos eliminar lo que nos hace diferentes, que es el relacionarnos físicamente con otros”.

   También sugirió “gestionar” desde la empatía y la flexibilidad las relaciones familiares en esta instancia tan particular de estar muchas horas compartiendo la vivienda.

   “Tenemos que ser conscientes de que todas las personas que están en el hogar se sienten bastante parecido, por eso es necesario ponerse en los pies del otro, respirar y contar hasta cien antes de tener reacciones que compliquen el trato diario”.

Trabajar desde casa

   Para Jana hay una importante cantidad de errores que comete la gente (sin darse cuenta, ante una experiencia inédita) al trabajar desde y en su casa.

   A poco de un año de declararse la pandemia, el trabajo desde el hogar se ha vuelto una forma de vida y lo que parecía circunstancial ha derivado incluso en la sanción de una ley que regula esa manera de desempeñarse. 

   Jana Fernández puntualizó algunas cuestiones para no convertir esta forma de trabajar en algo negativo.

   Mezclar trabajo y placer o retrasar actividades que deben atenderse reemplazándolas por otras más irrelevantes no funciona. Ni en la oficina, ni mucho menos, en casa. Confundir teletrabajo con estar de vacaciones es uno de los primeros errores. 

   “Cuando se trabaja en casa es fácil tender a relajarse. Y eso trae problemas porque hay que seguir cumpliendo plazos y estar localizable a ciertas horas. Hay que asumir que se va a tener el mismo trabajo que en la oficina y cumplir un horario moderadamente normal”.

   Es un error creer que en casa uno se organiza como quiere. 

   “Es una verdad a medias, porque muchas veces el horario de uno debe estar sincronizado con el resto", apuntó Fernández. 

   Para agregar un dato no menor: “Los mails enviados a medianoche o en horarios inadecuados causan sensación de desorden profesional, al igual que las llamadas a deshoras. No hay que perder de vista la lógica de los horarios de trabajo”.

Dentro todo, fuera nada

   “Hay que tener en claro que fuera del horario de trabajo no habría que hacer nada de trabajo. Que es un error ponerse a contestar mails o mensajes a las diez de la noche simplemente porque acaba de llegar. Hay que saber manejar esos límites”.

   Delimitar un espacio de trabajo – una mesa, los útiles, cuadernos-- ayuda, según Fernández, a “poner la mente en modo trabajo”.

   Así como en la oficina hay límites espacio-temporales, en la casa se debería tener un rincón específico y rutinas. 

   “Son los detalles que le dicen al cerebro que se ponga en modo ‘on’ a trabajar.

Vestimenta, comida y series

   También es aconsejable prestar atención a como uno se viste, por más que esté en su casa. 

   “Ropa cómoda, sí. Trabajar en pijama, no. Hay que quitarse la ropa de dormir, ducharse y vestirse. Eso prepara mentalmente para trabajar. Si te quedas en pijama todo el día eres una almohada más”.

   “En el horario laboral, se trabaja. Nada de ponerse a lavar, terminar un capítulo de Netflix o meterse en las redes sociales. Pero también está el polo opuesto: el de ser muy autoexigente y estar todo el día con la sensación de no hacer lo suficiente”.

   El momento de la comida, otro punto interesante. 

   “Ni comilonas de dos horas ni engullir en pocos minutos sin levantar la vista del celular o la computadora. Comer es una necesidad y hay que hacerlo bien, dedicándole al menos media hora. El cuerpo necesita un pequeño receso en la jornada laboral. Eso no quita que cada uno mire cuáles son sus momentos de productividad y cómo poner las pausas”.

   Otro componente es tener un conocimiento real del tiempo que demanda cada tarea. 

   “Un error habitual es creer que tardamos menos de lo que en realidad tardamos o pretender hacer más tareas de las que en realidad se pueden. Lo ideal es organizar bien la agenda del día: priorizar, asignar duraciones y hora por hora las tareas”. 

   “No está bien considerar que el tiempo que no estás trabajando es tiempo perdido. Es tu tiempo libre: está bien respetarlo y llenarlo con cosas que agraden”, agregó.

Las especialidades de Jana

   Psiconeuroinmunología es la disciplina que estudia la relación ente los órganos del cuerpo y las emociones en el equilibrio hormonal.

   La bioquímica cerebral estudia los componentes neuronales del cerebro, encargados de dar las órdenes a las otras partes del cuerpo para que cumplan sus funciones.