Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El año de la pandemia, el final del Diego

   Pandemia y Maradona. Dos hechos que marcaron el 2020.

   Terminó el 2020. El año de la pandemia. Será difícil recordarlo de otro modo. El planeta entero obligado a ensayar medidas que no se verificaban desde hace un siglo –como la cuarentena global--, la imposición del aislamiento  y el cierre de cientos de actividades.

   El coronavirus infectó unas 80 millones de personas, esto es el 1,04% de la población mundial. De esa cantidad de contagiados, el 2,1% --1,7 millones—falleció por la enfermedad.  

   El 2020 termina con la vacuna que pondrá fin a la pandemia. El 2021 seguramente mantendrá durante varios meses los efectos del virus pero poco a poco el mundo recuperará su funcionamiento, “la nueva normalidad”.

   La perspectiva de la historia juzgará si las medidas tomadas por los distintos países fueron las adecuadas, si se exageró o no en la gravedad de la situación, si las consecuencias sanitarias, sociales, económicas, laborales, educativas –entre tantas—fueron razonables.

   La Argentina tuvo su propia historia, con su habitual cuota de triunfalismo –ser los mejores del mundo en cuanto a las medidas--, hasta terminar como un modelo de cuarentenas interminables.

   En nuestro país el año se cerró además con el fallecimiento de Diego Armando Maradona, cuya figura excede este espacio para dar cuenta de su vida o analizar porqué generó una despedida jamás vista antes en todo el planeta.

   Su muerte puso punto final a una vida única. Un talentoso del fútbol, seguramente el mejor de la historia, cuya conducta privada excedió todos los marcos imaginables.

   Murió solo, en una casa desconocida, sin sus seres queridos, devastado su organismo por una vida cargada de excesos. Para colmo de males, la autopsia exigió quitarle el corazón.

   Una de las conclusiones del estudio es que ese órgano tenía el doble de tamaño que el de una persona normal. Lo cual no sorprende y explica una manera de sentir. Para bien y para mal.