Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La Niña: ¿habrá un menor impacto durante el verano?

Algunas referencias indican que la probabilidad de lluvias por debajo de lo normal podrían comenzar a retraerse.

El clima continúa poniendo las condiciones para la producción. / Fotos: Archivo La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “Estamos ante una situación crítica en cuanto a la disponibilidad de agua. Y esta alta frecuencia de situaciones deficitarias potencian la crisis”.

   Lo dijo Pablo Mércuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN), en su charla sobre perspectivas agroclimáticas para la zona núcleo, organizada por el INTA Santa Fe, la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (CARSFe) y el ministerio de Producción, Ciencia y Tecnología de la provincia de Santa Fe.

   “Está claro que convivimos con una alta variabilidad climática”, agregó.

   Mércuri también dijo que la buena noticia en el corto plazo es que la tendencia indica que, hacia fin del corriente mes, se van a producir inestabilidades climáticas en el centro del país, NOA y NEA.

Pablo Mércuri, director del CIRN.

   “Los forzantes oceánicos están marcando, en la actualidad, una anomalía fría, tanto en el área del Pacífico 3.4, así como en el Océano Atlántico. Esto impide una circulación atmosférica que favorece que se generen precipitaciones”, aseguró Mercuri, en diálogo con todoagro.com..

   “Los modelos IRI Columbia muestran, a la fecha (por la última semana), una probabilidad mayor al 70 % para que se mantenga el enfriamiento durante toda la primavera, pero de intensidad moderada o leve”, explicó.

   “Pero insisto en que el dato destacado es que, para el verano, esta tendencia comienza a decrecer y vuelve a valores neutrales”, comentó.

   La Niña es el fenómeno de precipitaciones por debajo de los promedios. Se trata de la situación contraria a El Niño.

   “Este año, si bien nevó muy fuerte en Patagonia, del Aconcagua hacia el norte seguimos en déficit en cuanto a nevadas en altas cumbres”, dijo.

   Mercuri hizo referencia a las áreas del norte argentino que vienen deficitarias desde diciembre del último año.

   “Esto degrada no solamente los sistemas productivos, sino también el acceso y la calidad del agua para la ruralidad”, indicó.

   En cuanto a las heladas, Mércuri destacó que, si bien la tendencia mostraba un acortamiento del período y con inviernos más breves, los dos últimos inviernos mostraron un incremento en la frecuencia e intensidad en el centro del país, con anomalías respecto a los valores medios.

   “El desafío es definir el clima futuro por regiones y con antelación ante una alta incertidumbre en las predicciones”, sostuvo.

   En ese sentido, Mércuri comentó que se debe aprender a tomar decisiones con información probabilística y dinámica, y gestionar el agua.

   “Del mismo modo, amortiguar los impactos interanuales e intraestacionales y compensar agua esperada con agua disponible. Es el desafío de la adaptación”, puntualizó.

   “Disponer de poca agua al inicio de la campaña nos deja en una situación de alta vulnerabilidad. Agronómicamente, al depender de las lluvias para satisfacer las necesidades, es importante diversificar las fechas de exposición para no concentrar las siembras y fechas de máxima necesidad de agua por los cultivos, siembras tempranas y tardías.

   “Es necesario, entonces, hacer una gestión del riesgo, a fin de generar instrumentos para minimizarlo”, aseguró Mércuri