“No compré ni me vendieron sueños ajenos, los cumplí”

Redacción de La Nueva.

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Juan Carlos Meschini / Jefe de Deportes

   El poeta uruguayo Mario Benedetti, escribió alguna vez: “Un sociólogo norteamericano dijo hace muchos años que la propaganda era una formidable vendedora de sueños, pero resulta que no quiero que me vendan sueños ajenos, sino sencillamente que se cumplan los míos”... en mi caso, ese sueño era ejercer el periodismo, un objetivo muy claro, una pasión que se despertó muy temprano y si era en LU2 mucho mejor. 

   Como oyente, día y noche uno percibía la importancia de un medio serio, confiable, de voces calificadas, de mensaje con vocabulario serio y respetuoso, lejos de lo chabacano, sin estridencias. Uno esperaba escuchar una información para confirmarla o una opinión, descontando que era precisa y se ajustaba a la realidad.

   Cuando allá por 1978, aún con 18 años, surgió esa posibilidad, fue como que ese sueño, de a poco, se aproximaba. Primer paso cumplido... pero aún faltaba para que se hiciera realidad. Todo lo que en su momento recibía desde el otro lado del receptor se fue confirmando desde adentro y encontrando una explicación desde la seriedad, el respeto y el compromiso. Verdaderos maestros que no necesitaban pararse frente a una pizarra para dar clase sobre cómo desempeñar la actividad... simplemente con el ejemplo, con el comportamiento, con los valores que bajaban desde una gerencia de conducción seria, con objetivos claros y firmes hasta una oficina de Deportes donde había personajes ya consagrados que bajaban esa línea de educación, firme y decidida. No sé si se habrán percatado, pero hicieron escuela mientras uno crecía y se alimentaba de una poción que mezclaba sabiduría y profesionalismo. Por aquella época -sin tantos medios periodísticos, ni redes sociales- la radio tenía una fuerte penetración en hogares o lugares de trabajo.

   Desde la mañana hasta la noche. Esperando información de un servicio informativo confiable, comentarios, música o épicas transmisiones deportivas, siguiendo a los representantes bahienses hasta los puntos más lejanos del planeta. La actualidad muestra otra realidad. El mundo ha cambiado y los medios deben amoldarse a otras formas, muy distintas a la anterior... el auge de las plataformas, los medios audiovisuales, las redes con herramientas híper valiosas pero muchas veces mostrando una crueldad insensible, lejana a otros tiempos. Pese a todo esto, la radio aún se mantiene vigente, sigue siendo un vehículo confiable y esperado, alimentado tal vez por un combustible de diferente octanaje obligado a amoldarse a estos momentos, pero esperado y respetado producto de una trayectoria seguida por distintas generaciones.

   LU2 ha marcado el ritmo de una ciudad y la zona día tras día con sus programas emblemáticos, sus informativos o sus transmisiones deportivas, con añorados Radioteatros en épocas donde la TV aún no pisaba con la fuerza de hoy o su famosa fonoplatea donde desfilaron innumerables figuras del arte argentino, con servicios a la comunidad que reafirmaban la solidaridad de una población. Noventa años bajo un lema que se repite a diario: “lo dijo LU2”... un sello, un cheque al portador... en fin, un sinnúmero de vivencias, de experiencias y de muchas alegrías. Al fin y al cabo, no compré ni me vendieron sueños ajenos... afortunadamente los cumplí.