Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Un amor que nació en el tren: los 70 años de casados de Virginia y Vicente

Se conocieron gracias al tren. Vivieron en Tres Arroyos, Buenos Aires, Mar del Plata y actualmente están en Bahía Blanca: “Para nosotros la familia es todo”.

Por Belén Uriarte / buriarte@lanueva.com

 

    A Vicente, que tiene casi 92 años, le encanta caminar. Es el encargado de las compras y suele ir dos o tres veces por día al supermercado para buscar lo que falta o pagar algún impuesto con su tarjeta de débito.

   Su esposa, que en septiembre cumplirá 90, tiene algunas dificultades para caminar. Lo espera en el departamento céntrico que comparten y luego deciden qué comer. A ella le encanta hacer recetas caseras: los fideos son su debilidad.

   Vicente Giambelluca y Virginia Teresa D’Anunzio cumplen hoy 70 años de matrimonio, una historia de amor que comenzó en Tres Arroyos y continúa en Bahía Blanca.

   Dieron el sí el 16 de marzo de 1950, pero todo arrancó un tiempo antes. Vicente, oriundo de General Acha, trabajaba en el coche-restaurante del tren que iba desde Necochea a Tres Arroyos —donde nació su esposa— tres veces por semana. Tenía 18 años y había conseguido ese empleo por un primo. Entre viaje y viaje, nació el amor.

   —Cuando llegábamos a Tres Arroyos, siempre había unas hermanitas en la estación. Una era Virginia: nos empezamos a conocer y con el tiempo, pasada la temporada de los viajes, me engancharon —dice Vicente.

   —¡Y no se pudo desenganchar! —agrega su esposa y los dos se ríen.

   Virginia recuerda que por aquellos años disfrutaba mucho de ir a la estación con sus hermanas. Pasaban horas y horas, y cuando veía al mozo que tanto le gustaba su felicidad era completa. 

   Vicente la escucha y se sonríe, mientras extiende su mano para mostrar la alianza de compromiso con la inscripción intacta. Enseguida señala una foto en blanco y negro que está sobre la mesa: ella tenía 19 y él 21.

   —La culpable es esta —dice señalando la foto— Es de cuando nos casamos… ¡Mirá! Parecía que tenía 40.

  El casamiento fue en Tres Arroyos, donde vivieron un tiempo. Después vinieron a Bahía Blanca y más tarde se mudaron a Buenos Aires, donde nacieron sus dos hijos, Oscar y Marcelo. Virginia trabajó como ama de casa; Vicente estuvo en el ferrocarril hasta que privatizaron los servicios de coche-comedor y sus papás les pidieron que vuelvan. El exferroviario y su esposa aceptaron la propuesta y vendieron su casa de Monte Grande para instalarse nuevamente en Bahía, donde él consiguió trabajo en la Base Naval Puerto Belgrano, empleo que sostuvo hasta la jubilación.

   Más adelante, se fueron a Mar del Plata, donde estuvieron 11 años y se enamoraron de la vida en edificio. Cuando regresaron a Bahía, hace seis, el deseo era bien claro: un departamento en pleno centro. Y así lo hicieron: se instalaron en un edificio de Soler al 100.

   Aunque ya no pueden compartir las caminatas, se complementan muy bien: él hace todas las compras y algunos quehaceres de la casa, mientras su mujer se inclina por la cocina y la comida casera.

   —A nosotros nos gustan los fideos: los comemos casi naturales, con tomates nada más. Por suerte estamos bien, no nos tenemos que cuidar de nada —agradece Virginia. Su marido le da la derecha con sus gestos y luego saca a relucir su arte culinario.

   —Las milanesas las hago yo al horno: primero pongo papas cortaditas y cuando están cocidas, las corro y pongo las milanesas.

   —No vas a pensar que lo hace muy seguido —dice Virginia y ambos se ríen.

   El humor nunca falta entre sus charlas. Comparten la mayoría de sus gustos y también les sacan jugo a las diferencias. Ella es más de la lectura y él de la escritura, pero Vicente transforma sus escritos en canciones para su esposa.

   —¡Es un romántico! —cuenta Virginia mientras Vicente recita de memoria algunas estrofas— Siento alegría por estos 70 años: siempre estamos juntos, para nosotros la familia es todo.

   El hombre de los mandados, que jugó mucho tiempo a las bochas en Tiro Federal, asegura que todos los cambios que fueron transitando en la vida fueron positivos. Tiene muchas anécdotas que contar y para hacerlo saca algunas fotos más. Al final, se queda con una.

   Es la imagen de un hombre joven de traje que no aparta la mirada de una muchacha de pollera larga que aparece sentada junto a él en un banco de madera. Son Vicente y Virginia 70 años atrás, tan juntos como ahora. 

Sorpresa en la comuna

   Oscar, el hijo mayor del matrimonio, cuenta que fue a la Municipalidad para pedir una serenata por el aniversario de sus padres y sorprendió al empleado que lo atendió con el número.

   —¿Es para 50 años de casado? —le preguntó el trabajador municipal.

   —No, para 70 —respondió Oscar.

   —¿Cómo? Desde que estoy trabajando acá nunca vinieron a pedir para los 70. Como mucho 60 —le contó el empleado, sin salir de la sorpresa. 

¡A puro festejo!

   Ayer la familia les organizó un almuerzo en el salón del Banco Provincia, al que llegaron hijos, nietos, bisnietos y primos.

   Virginia y Vicente tienen seis nietos: Hernán (37), Florencia (35), Gisela (33), Romina (32), Bruno (28) —conocido por sus trabajos al cuidado del medioambiente— y Santiago (22). Además tienen dos bisnietos: Piero (5) y Rennatta (1).