Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Walter Mele: “Soy un tipo muy feliz, por eso tengo tanta energía”

El Loco, como afectivamente lo llaman, no deja de darle color –más allá de su oficio de pintor- y sentido a cada acto de su vida.

   No hace mucho, Walter Mele le dejaba una frase a este diario que lo pintaba de cuerpo entero. “Sólo el amor por los chicos puede superar todas las barreras que existen”.
No es casual.

   El Loco, como afectivamente lo llaman, no deja de darle color –más allá de su oficio de pintor- y sentido a cada acto de su vida. Y principalmente a ese segmento tan vulnerable. Mucho más, cuando existe una discapacidad que enfrentar.

   Desde ser el alma mater de la multitudinaria colonia de verano inclusiva de Empleados de Comercio, a su labor de entrenador y sostén de tantos jóvenes con capacidades diferentes que juegan al básquetbol en silla de ruedas.

   Un tipo auténtico. Y visceral.
   Como aquel pibe que llegó a Pacífico para ser parte de la Capital del Básquetbol, este hombre de 49 años sigue siendo un soñador de proyectos complejos, generalmente emparentados con el deporte. Y con tratar de ayudar a mejorar la calidad de vida del otro.
Un líder que contagia.

El “Loco”, en doce frases

   1. “La pelota fue mi salvavidas. Me llevó de Villa Martelli a Ushuaia, y después a Bahía. Llegar acá era como llegar a la NBA. A vivir de lo que me gustaba, a la Capital del Básquet. Pacífico era como el Boston Celtic para mí. Con mi Viejo siempre hablábamos de los tres magos, pero ya estando en Bahía me di cuenta que eran cuatro: Cabrera, Fruet, De Lizaso… Y Monachesi. El cuarto Rolling Stone”.

   2. “Cada vez que llego a mi barrio sigo siendo el hijo de Carlos y Norma. No soy el Loco Mele. Recuerdo el olor a aserrín en mi casa, del trabajo de mi Viejo. Pequeñas cosas que perduran toda la vida. Mi padre me miraba y ya sabía lo que me quería decir”.

   3. “Estuve como diez años en una murga. Allá en Buenos Aires para mí era murga, fútbol y rock. Ya había pasado el proceso militar. Una etapa increíble. Si tengo una deuda de aquella época es no haber disfrutado más a mis padres”.

   4. “Transité un momento de adicciones y no estuvo nada bueno haber estado dentro de eso. Hoy lo analizo desde la otra vereda. Perdí esos años de mi vida. Un montón de cosas. Pero también fue un aprendizaje”.

   5. “Todo lo que tiene que ver con mi trabajo con personas con capacidades diferentes es amateur, lo hago porque me gusta. Me fastidia eso de; “mirá, esta ropa me sobró, la iba a tirar, entonces te la doy”. Prefiero que no me la des. Siempre la ayuda tiene que ser horizontal, no vertical. De igual a igual. La idea es ponerse en el mismo lugar que los chicos que afrontan una discapacidad. Si tengo que sentarme en una silla de ruedas para enseñarles y que jueguen, me siento”.

   6. “Soy un tipo muy feliz. Por eso transmito alegría, por eso tanta energía. Que se acuerden siempre de vos, te da ganas de seguir. Cuando Miguel (Aolita, secretario de Empleados de Comercio) me propuso ir por mucho más en la Colonia de Vacaciones, afianzamos un gran proyecto que involucra a 800 chicos, 50 de ellos con capacidades diferentes. Eso es lo marca verdaderamente la inclusión. ¡Eso es inclusión!”.

   7. “En el único lugar donde la palabra éxito está antes que sacrificio es en el diccionario. No existe en ningún otro lugar. El sacrificio con mis jugadores no se negocia. Con frío, con calor… Ellos venían en silla de ruedas, lloviendo, de todos lados, y era imposible pensar en faltarles a una práctica. Se trata de un compromiso moral con ellos. De códigos”.

   8. “Mi Viejo me enseñó a vivir con un peso o con diez. Por eso cada locura mía la cristalizo igual, haya o no plata. Es como ir a tomar mate con mi Vieja. Si yo no le cobro a ella para ir a tomar mate... Porque me gusta. Y esto es lo mismo. Me hace feliz. Muchos me dicen ´vos estás loco’. Loco estuve cuando trabajaba en la puerta de un boliche diciendo: ´vos sí, vos no…´. U hoy, manejando a 800 chicos en una colonia”.

   9. “Sí, mis dos hijos me ponen en caja. Lucas es mi pilar. De pibito iba conmigo a juntarse con los chicos de DUBa. Es la tranquilidad, el que me da equilibrio. Y Naiara es igual a mi, pero con tetas. Va al frente, es una todoterreno”.

   10. “Cuando llegué a DUBa no tenía la misión de llevar a un pibe a la Selección, como sucedió con Daniel (Plotecquer), por ejemplo. Lo primero que pensé fue: ´estos pibes no tienen sillas de ruedas´. Con el Vasco Irazusta (Andoni), espalda con espalda, trabajamos duro, hablamos con el secretario de Deportes de la Municipalidad de ese entonces, Pablo Molgatini, quien gestionó la posibilidad de contar con las  sillas que hacían falta. Y más acá en el tiempo, otro secretario de Deportes, Bere Stortoni, nos ayudó a lograr un espacio físico en la zona del Parque Independencia para DUBa. Eso es hacer. La idea siempre pasa por dejar algo”.

   11. “La edad más compleja de los chicos en el deporte es de los 13 a los 17 años. Ni hablar cuando a los 14 no creció más y pasó de ser el próximo Manu, como el padre repetía, a caer en una gran frustración. Hay que sostener a ese chico vulnerable. Máxime si en su casa no tiene la contención debida. Al chico por allí le encanta tocar la guitarra y no pudo hacerlo porque le metieron en la cabeza que tenía que jugar al fútbol o al básquet. Por todo ello es que estoy planificando un espacio en el que los chicos se desarrollen con el aporte de psicólogos y un grupo de profesionales”.

   12. “En vez de gastar tanta energía en criticar mediante una red social, digo: ´por qué mejor no vas a ayudar a un comedor a servir un plato de comida, a un hospital a cuidar a un enfermo o a enseñarle a jugar ajedrez a un chico con discapacidad. O a acompañar al abuelo de al lado a dar un paseo. Bueno, yo me dediqué a enseñar a jugar al básquet en silla de ruedas”.

   Vos también podés proponer un líder para entrevistar en nuestros próximos episodios. Escribí un correo a contenidos@lanueva.com con el asunto LÍDERES o utilizá el hashtag #UnLíderEnBahíaEs en las redes sociales junto al nombre del candidato.