Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Asma: la inflamación tipo 2 origina más de la mitad de los casos

Engloba a otros tipos de asma que comparten el proceso inflamatorio de las manifestaciones respiratorias.

   Broncoespasmos, tos seca sostenida en el tiempo, silbidos al respirar (sibilancias), sensación de que el pecho se cierra y ocasiona falta de aire son algunos de los síntomas de asma.

   En Argentina, afecta a más del 12% de los niños y adolescentes y a cerca del 6% de la población entre 20 y 44 años. Causa por año más de 400 muertes y 15 mil internaciones en hospitales públicos de todo el país. Un control deficiente de esta enfermedad se traduce en mala calidad de vida, limitaciones en las actividades cotidianas, pérdida de días laborales y riesgo de vida aumentado.

   Afortunadamente, muchos cuadros leves se logran controlar adecuadamente con un abanico amplio de medicaciones antiinflamatorias, por un lado, y que dilatan los bronquios en forma sostenida y ante episodios concretos, por otro. Sin embargo, existe un grupo de pacientes más difícil de tratar, que presenta manifestaciones severas y en el que no se logra un buen control con las medicaciones habituales. 

   “Controlar el asma es mucho más que reducir las exacerbaciones. Significa además mejorar la función pulmonar, que medimos a través de la espirometría. En un estudio a largo plazo, se vio que el descenso de esa capacidad fue significativamente mayor en los pacientes con exacerbaciones frecuentes y asma moderada a severa, sugirió el doctor Pablo Moreno. 

   “Los cuatro objetivos primarios del tratamiento del asma severa son “reducir las exacerbaciones, preservar y mejorar la función pulmonar, reducir el uso de corticoides orales y mejorar la calidad de vida de los pacientes”, agregó al respecto Moreno. Hoy se sabe que el uso de corticoides orales a largo plazo se asocia a diabetes, síndrome metabólico, osteoporosis, obesidad, depresión y cataratas, entre otras afecciones. 

   El asma es causada por la interacción de factores genéticos y el impacto del medio ambiente. El desafío de entender cada vez mejor la enfermedad está dado porque existe todavía una necesidad insatisfecha: un porcentaje de pacientes con asma no logra controlar bien su cuadro. Por lo tanto, identificando qué mecanismos intrínsecos del asma determinan el proceso inflamatorio en cada paciente, puede implementarse el abordaje terapéutico que permita lograr un mejor control y sostenerlo en el tiempo.

   Tal como describió el doctor Gabriel Gattolin, para determinar con precisión el tipo de asma y su origen, “es necesario escuchar al paciente, conocer su historia con la enfermedad, los medicamentos que le han dado resultado y los que no, su estilo de vida, y realizar algunos estudios de laboratorio y pruebas cutáneas para confirmar si reacciona positivamente a determinados alérgenos”.

   “Hasta ahora, en líneas generales, manejábamos dos tipos de asma según su origen: ‘asma alérgica’, que se da más en la niñez, y asma ‘eosinofílica’, más asociada con la adultez, obesidad y tabaquismo”, dijo Gattolin.

Se da en el 50 a 70% de los casos

   “Lo que estamos reinterpretando ahora es que el asma alérgica y asma eosinofílica comparten el proceso inflamatorio que está en su génesis, que es la inflamación tipo 2, que en adultos se da en el 50 a 70% de los casos”, señaló Gattolin.

   Ese patrón “tipo 2” presenta una sobre activación de determinadas proteínas en el organismo (citoquinas) que desencadenan el proceso inflamatorio, que aumenta la secreción mucosa, obstruye y remodela las vías respiratorias y genera una hiperreactividad de los bronquios, entre otros aspectos, que impactan enormemente en los síntomas que experimenta la persona que padece asma.