Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Los trastornos alimentarios empeoran durante el período de cuarentena

Uno de los grandes desafíos es controlar nuestra ingesta de alimentos, coinciden los especialistas en nutrición de nuestro país y del mundo.

   Tras varios meses de convivir con la pandemia de coronavirus Sars-CoV-2 no quedan dudas de que el impacto de este virus no solo puede medirse en los números de personas infectadas hospitalizadas o fallecidas por la Covid-19.

   A medida que pasa el tiempo se vuelven cada vez más notables los efectos que las distintas medidas de aislamiento social y confinamiento tienen sobre la salud mental de la población, en especial entre aquellos con patologías preexistentes. Es el caso de los trastornos alimentarios, los cuales según un reciente estudio publicado en la revista especializada “Journal of Eating Desorders” han empeorado durante la cuarentena.

   “Es sabido que uno de los grandes desafíos durante la cuarentena es controlar nuestra ingesta de alimentos. Existe una trampa biológica. A lo largo de esta cuarentena las personas atravesaremos una montaña rusa de emociones. Frente a ellas, una de las respuestas del organismo será el aumento del cortisol, la hormona del estrés”, explica la doctora Mónica Katz, médica especialista en nutrición.

   “El problema es que este compuesto natural dispara, en dos tercios de la gente, un aumento de ingesta de “comidas de confort. Se trata de carbohidratos salados o dulces que rememoran recreo, cumpleaños, infancia, abuelos, momentos felices. Solemos recurrir a la comida como estilo de afrontamiento frente al aburrimiento o la ansiedad o el miedo”, agregó.

   En personas con trastornos alimentarios, el riesgo a no poder contra la ingesta de alimentos es aún mayor. Eso demuestran las conclusiones que provienen de un estudio inglés realizado sobre individuos con historial de trastorno alimentario. El trabajo fue puesto en marcha en abril de este año, a las dos semanas de haberse instaurado la cuarentena en el Reino Unido. 

   Del total de los voluntarios, el 62% dijo estar padeciendo un trastorno alimentario al inicio del estudio, el 6.2% había estado en recuperación por menos de 3 meses, el 6.2% había estado en recuperación por entre 3 meses y 1 año, mientras que el 25.6% restante había estado en recuperación por más de 1 año.

   Todos los participantes fueron sometidos a cuestionarios que evaluaron los efectos sociales del confinamiento, el uso de internet, los patrones de alimentación y de actividad física. 

   Los investigadores encontraron que el 87% de los encuestados dijeron que los síntomas del trastorno alimentario habían empeorado, mientras que más del 30% informó que sus síntomas eran mucho peores.

   La pandemia tuvo un efecto negativo significativo en su bienestar psicológico: los voluntarios dijeron que se sentían menos en control y más aislados socialmente, y también experimentaron más cavilaciones sobre su trastorno alimentario y se sintieron menos apoyados socialmente, concluyeron los autores del estudio conducido por la profesora Dawn Branley-Bell, del Departamento de Psicología de la Universidad de Northumbria, Reino Unido. 

   Los investigadores fueron capaces de identificar los siguientes factores desencadenantes del empeoramiento de los trastornos alimentarios: cambios en la rutina diaria; la situación de vida particular de cada individuo; la cantidad de tiempo que pasaron con familiares y amigos; la capacidad para acceder al tratamiento: cuánta actividad física estaban haciendo: la relación con la comida durante la cuarentena; y cuánto estaban usando la tecnología.

El apoyo social es clave

   1. La profesora Branley-Bell y sus colegas sostienen en el estudio que sus hallazgos dejan en claro el valor del apoyo social para reducir el estrés.

   2. También enfatizan el efecto negativo de las discusiones sobre la comida y el ejercicio en las redes sociales, y los efectos duraderos del encierro.

   3. Los autores piden que no se minimicen los efectos del aislamiento social y que se difundan mensajes sobre el ejercicio y la alimentación.

   4. Además puntualizan que esos mensajes tengan en cuenta a las personas con trastornos alimentarios, quienes son vulnerables en tiempos de pandemia.