Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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"Barrilete" Fabiani: "Por culpa de un brujo perdimos un campeonato"

Si bien la actividad de las bochas está parada y el club Progreso y Río de la Plata permanece cerrado, la comisión directiva aprovechó la pandemia para realizar obras en sus instalaciones: desagües, cañería, pintura, iluminación y el piso nuevo de la cancha.

Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Por Javier Oscar Schwab / jschwab@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

    Progreso y Río de la Plata es uno de los tantos clubes bahienses de bochas afectados por la pandemia. No tiene actividad deportiva, sus puertas están cerradas y tanto el salón que da a calle Vieytes, como la cantina ubicada más atrás, permanecen en silencio.

   Sin embargo, nada detiene a un grupo de entusiastas colaboradores, e integrantes de la comisión directiva, que dedican varias horas de su tiempo libre para mantenerlo con vida.

   “Aprovechamos para hacer obras. Gracias a Dios nosotros no tenemos deudas, más allá de algunos impuestos que se fueron sumando desde que empezó la pandemia. Lo poco que ingresa, y que suele salir de nuestros bolsillos, se destina a las obras”, dijo Daniel Franzino, quien lleva un “eterno” mandato de 27 años como presidente de la institución ubicada en Vieytes 1348.

   El club se fundó el 4 de noviembre de 1951 por la fusión de dos instituciones separadas por apenas 100 metros. La cancha de bochas es el corazón que late cuando se juegan los partidos de la ABB.

   “Fue así toda la vida. Ahora disponemos de un salón concesionado en el frente donde, antes del parate, se dictaban clases de tango en una academia de baile. Y la cantina pasó a ocupar el lugar donde funcionaba el quincho”, señaló.

   Los ahorros forman parte de un legado heredado de su padre, también presidente en su momento.

   “Siempre me pidió que mantengamos el club. Cuando se dificulta, como en este momento que resulta difícil sumar un socio, el aporte sale de cada persona que quiere a este club. Mi visión es competir y compartir con amigos, no pensar en ganar un título, aunque muchas veces la hemos peleado”, aseveró.

   Guillermo Fabiani, más conocido como “Barrilete”, aporta su granito de arena como jugador y colaborador. 

   “Es mi tercera, y será la vencida, vuelta al club. Si bien soy nacido y criado en 9 de Julio, pero siempre estuve ligado a Río. En 1994, mi primera estadía, logramos el ascenso a la A, y nació una relación muy linda con Daniel y sus hijos”, contó Fabiani, quien integraba el plantel con Ariel Lares, Rodrigo Catini y el "Flaco" Tapia.

   “En esta nueva etapa la idea era darle oportunidad a la gente joven para no permitir que las bochas vayan a un embudo sin salida”, señaló.

   Alejandro Fortunatti, presiente de la subcomisión de bochas, es el encargado de la cancha, que este año se hizo a nueva.

   “Primero trabajamos en los desagües, instalación de cañerías de agua, el nuevo piso de tierra y una limpieza general, además de iluminación y arreglos en el techo. Nos queda la parte más linda, que es pintar para que luzca más bella”, subrayó Fortunatti.

   “Los trabajos los hicimos nosotros, con gente que se suma y ayuda”, apuntó, en referencia a Omar (Franzino) y Marcelo (Menghini), entre otros.

 Thiago junto a su papá Guillermo Fabiani, Alejandro Fortunatti y Daniel Franzino, en la flamante cancha de bochas del club Progreso y Río de la Plata.

   En lo que respecta a las bochas, tanto Franzino como Fabiani tienen una dilatada trayectoria en los torneos locales.

   "Jugué toda la vida en el club. Mi posición natural era puntero y tuve la suerte de jugar con Evilde Daniele, el 'Coco' Peralta, el 'Negro' Francisco y Luis Luque, entre otros. El momento más lindo vivido fue el título en tercetos en 1995", afirmó Franzino.

   "Barrilete" Fabiani, por su parte, quien también supo incursionar en los midgets, su otra pasión, vivió experiencias de todo tipo y color en su trayectoria como bochófilo.

   Sus inicios fueron en 9 de Julio, aunque su mayor virtud es haber realizado un recorrido que involucra a varios clubes de nuestra ciudad.

   Por caso, jugando para Independencia, en un partido ante San Martín, le ocurrió un hecho curioso.

  "Era a fines de los '80. Estábamos 17 a 17 y me toca tirar un bochazo. Arranqué la carrera dándole la espalda a la cantina del club San Martín. Cuando hago el segundo paso para soltar la bocha me arrojan un gato negro desde la baranda. No le pegué al gato, pero sí a la bocha y quedó para la historia porque con ese bochazo ganamos el partido", contó "Barri".

   -¿Y no dijiste nada?

   -Ehhh... Pasa que era pibe, con 18 años, no pude medir el impulso (risas). Me salió del alma: "En lugar de tirarme el gato porque no me tiran el pingo". 

   "La cancha estaba llena, me querían matar. 'Titi' García (dirigente)  entró, me agarró y me apoyó contra la tabla para protegerme. Yo empecé a putear, 'Titi' me quería sacar por la puerta; se vivió un momento de tensión que parecía que se armaba quilombo (risas)", recordó Fabiani, quien tenía como compañeros a Raúl Romero y Rubén Morales.

   -¿Y en Villa Nueva?

   -Arrojaron a una persona adentro de la cancha. Estaba limpiando la bocha y cuando me acomodo para bochar veo a un borrachín, que se había puesto pesado, clavado de cabeza en el piso. Algo insólito, que sólo pasaba en esa época (años '80). Fue contra Villa Amaducci, el clásico. El único partido que importaba en el año era ese, el resto se podía ganar o perder, jajaja.

   -¿Jugando para Río de la Plata tenés alguna anécdota?

   -Sí. En 2012, cuando vuelvo al club jugando en la B. Ese año ascendimos. Pero antes se jugó el cuadrangular final en cancha de Almafuerte. Estábamos enfrentando a Villa Mitre y ganábamos 11 a 0. Arrima Rodrigo (Catini) para el lado del baño y la deja penada. Le toca a ellos, le tira (Damián) Demarco pero erra los dos bochazos. Arrima el "Coco" Natali y se queda 3 metros corto; vuelve a arrimar y se choca el bochín.

   "Entonces dice Abdala: 'perdemos 11 a 0 y el bochín está tapado atrás de la bocha, le voy a tirar porque no se puede arrimar'. Con la primera le erra como dos metros corta; le queda la última bocha, que si fallaba era partido para nosotros. Clava una chanta y el bochín se va afuera de la cancha. El chico corrió por las tablas, pero se escapó para el lado del baño.

   "Lo empezamos a buscar, no aparecía... Salté la baranda, empiezo a caminar y veo que lo agarra un señor que se llamaba Jorge Ocampo, que en los años '80 había jugado para el club Colón".

   -¿Estaba mirando el partido?

   -Sí. Porque andaba con la delegación de San Martín, que jugaba paralelamente ante Nuevos Horizontes (Hugo Vitozzi, Diego López y el "Guri" Hernández) en la otra cancha de Almafuerte. Se acerca, me mira fijo y dice: "No lo busques mucho porque ustedes no marcan más". Y ahí le contesto: "Dale, dame el bochín que me quiero ir a mi casa". E insiste: "Tomá, acá lo tenés, pero no te preocupes porque ustedes no marcan más y no van a ganar nada".

    "¿Qué pasó? No marcamos más... Perdimos 15 a 11. Terminó el partido, lo empecé a buscar; ya se había ido. Hacía 20 años que no lo veía y después del partido pasaron otros 8 más que no lo volví a ver. ¿Sabés las veces que pregunté por él? Hace poco me mandan un video grabado de Buratovich, donde todos los ancianos del Hogar (Geriátrico) internados allí habían grabado un mensaje para los niños en su día. Lo miré varias veces, no lo podía creer; entre esa gente estaba Ocampo. El mismo, al que reconocí pese al barbijo, que andaba buscando de aquella noche fatídica que nos pronosticó la derrota".

   -¿Quedaste traumatizdo?

   -Yyyy. El tipo me había anticipado que no marcábamos y no íbamos a ganar nada. Con el tiempo salió el comentario de que era medio brujo y que había ido a ayudar a San Martín que, para colmo, salió campeón en ese torneo donde los otros equipos eran superiores por nombres. ¡Jugaba una mujer (Elba "Loli" Lezcano)...!, además de "Manguera" Rodríguez y Víctor Ruppel.

   "San Martín nos pegó un paseo a todos, increíble. Pero se comentaba que Ocampo iba al club San Martín a medir la cancha con una cinta o un centímetro rojo, y hablaba solo. Me lo contó la madre de Franco Del Moro, que era fanática de San Martín e iba a todos los partidos. Sin dudas, a ellos les dio resultado (risas)".

   -¿Cómo les fue a ustedes en el siguiente partido?

   -Como anticipó Ocampo: "perdimos 15 a 14 ante Nuevos Horizontes con un bochazo limpito a una bocha pegada al chico de Diego López, con la única y la última que le quedaba". Salimos últimos en el cuadrangular luego de una fase regular donde habíamos ganado como 70 partidos. Jajaja, creer o reventar, por culpa de un brujo perdimos el campeonato.