Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Unidos y desorganizados, el peor cóctel para alimentarse durante la cuarentena

“Las diversas emociones que atravesamos por estos días se canalizan a través de los alimentos”, dijo la nutricionista Marcela López Alí. Estrés e incertidumbre están en otro pico de la pandemia.

Lic. Marcela López Alí (MP 1923), especialista en nutrición. / Fotos: Jano Rueda-La Nueva.
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Audionota: Malena Ruppel

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “La cuarentena no ha sido positiva en cuanto a alimentación saludable”.

   Lo dijo la licenciada Marcela López Alí (MP 1923), especialista en nutrición, tras cumplirse seis meses y medio desde el decreto de cuarentena por la pandemia del Covid-19.

   “Está claro que la desorganización es lo peor que puede pasar. Eso es, justamente, lo que ha provocado el confinamiento”, agregó.

   “Estamos regidos por relojes biológicos y necesitamos cierto orden. Así, el insomnio favorece la liberación del cortisol, hormona del estrés, y genera desequilibrios en otras que regulan el hambre y la saciedad, lo que termina provocando más apetito”, dijo.

   “Esto nos afecta. Estamos más voraces, y, además, no suma la convivencia con la incertidumbre y la coincidencia de no saber si tenés hambre o estás aburrido”, amplió López Alí, en diálogo con La Nueva.

   “Estar encerrados y no poder salir. Y no saber lo que va a pasar, que es lo sucedido en los primeros meses de la cuarentena, y ahora con el regreso a la Fase 3 en nuestra ciudad, provoca ansiedad y angustia y, al no existir un modo de descarga, todo se canaliza en las emociones a través de los alimentos”, explicó.

   López Alí recordó que, al inicio de este proceso, todos nos pusimos a cocinar, a hacer pan, facturas, budines y tortas, en coincidencia con la estación invernal.

   “Algunas de esas elaboraciones son saludables, pero si se consumen en exceso dejan de serlo”, aclaró.

   “El aburrimiento lleva a abrir la heladera, a cocinar, a comer, a repetir las porciones; en contrapartida, la quietud genera menor gasto calórico. Pero en ese momento no es sencillo darse cuenta de lo que sucede”, aseguró.

   López Alí añadió que todo se da en un marco sin actividad física.

   “El hecho de levantarse; salir; ir a trabajar, caminando o en bicicleta, generan cierto gasto calórico. Hoy eso está cortado”, dijo.

Baja en el gasto

   La licenciada López Alí sostuvo que cuando hay aumento en la ingesta y, en contrapartida, una disminución en el gasto —encima sostenido— es inevitable la suba de peso.

   “Tengo pacientes que entrenan y están en muy buena forma lograda en fuerza y en resistencia, pero que no han podido mantenerse. ¿Por qué? Porque no encontraban motivación y los planes de alimentación no les alcanzaban y querían comer más, sobre todo carbohidratos”, aseveró.

   También dijo que no sólo hubo incremento de peso en las personas, en algunos casos significativos, sino también cambios en la composición corporal por una mayor presencia de grasa y una menor masa muscular.

   “Muchos lo registraron y se dieron cuenta, pero no todos”, aclaró.

   De acuerdo con las consultas en su consultorio, la nutricionista dijo que se ha registrado un importante aumento en el consumo de alcohol, sobre todo para acompañar las comidas. Y que el fenómeno se da tanto en mujeres como en hombres.

“Sabemos cuándo tenemos hambre y cuándo tenemos ganas de comer. Sólo hay que pensar dos segundos y estar atentos”, dijo López Alí.

   A la hora de brindar una visión positiva sobre el tema, López Alí sostuvo que el confinamiento produce el encuentro de las familias, que tienen la posibilidad de estar juntas algo que antes, quizás por la vida laboral, no sucedía.

   “La otra razón es que pueden aprovechar el tiempo, ahora que lo tienen, para comer en forma saludable y pueden dedicarse a la cocina”, añadió.

   “También advierto que se intenta retornar a aquellos buenos hábitos que, por la cuarentena, se habían dejado de lado. Es decir, la idea es bajar las calorías y los excesos de carbograsas, además de sumar alguna actividad física”, sostuvo.

La primavera

   También dijo López Alí que el clima, de ahora en más, puede acompañar en pos de una alimentación saludable.

   “Entramos a la primavera y existen variedades de frutas y de vegetales. Es un buen momento para bajar la cantidad de porciones y agregar alimentos frescos, porque las temperaturas invitan a eso”, comentó.

Con los protocolos sanitarios, la salud alimenticia se sigue atendiendo.

   “También un mayor consumo de líquidos, pero no jugos azucarados o gaseosas, sino agua, con trozos de fruta, como naranja o pomelo. Incluso, se pueden agregar semillas”, detalló.

   La nutricionista recomendó para el almuerzo y la cena hidratos de carbono complejos como legumbres, granos, quinoa, arroz integral o yamani. También enriquecerlos con fibras como vegetales crudos o cocidos a los fines de lograr mayor saciedad. Y, una vez por semana, alguna pasta.

   “En desayuno y merienda lo ideal son los cereales integrales, pancakes dulces o salados y pan integral, con queso, para aumentar saciedad también”, añadió.