Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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La estrella del básquetbol brasileño que viajó hasta Bahía y se llevó varias ideas

Guilherme Giovannoni se fue maravillado de Bahía Basket y con intenciones de poder replicar algo de eso en su país.

Guilherme, mirando Bahía-La Unión. Fotos: Emmanuel Briane y archivo-La Nueva.

Por Fernando Rodríguez / ferodriguez@lanueva.com

 

   Andaba por ahí, mezclado entre el público que fue testigo de la victoria de Bahía Basket ante La Unión. Pocos, acaso, sabían que tenían al lado a Guilherme Giovannoni, un jugador con cuatro mundiales encima y dos Juegos Olímpicos, inclusive, portando la antorcha en Río 2016.

   Todo un símbolo del básquetbol brasileño que, tras su retiro en abril del año pasado, se metió en un proyecto que tiene alguna similitud con lo que funciona en nuestra ciudad.

Con la antorcha olímpica, en Río 2016.

   “Vine a conocer el proyecto, la estructura y a conversar con Pepe, porque estoy entrando en un proyecto de desarrollo de jóvenes en Brasil y queríamos ver cómo podíamos intercambiar ideas y hasta poder traer algunos jugadores para acá. Porque nosotros –explicó- trabajamos con jugadores de 12 a 15/16 años”.

El grito de Guilherme y la frustración de Scola.

   —¿Qué te pareció lo que viste?

   —La estructura es envidiable. Pero más me sorprende la idea de cómo trabajan acá. La mentalidad es ganar partidos, pero mucho más que ello es el desarrollo, la formación del jugador. Hablamos mucho y nos vamos muy contentos de lo que nos llevamos.

Su retiro, con 38 años y una rica carrera que se extendió a España e Italia.

   —¿Es viable algo similar en Brasil?

   —Tardaremos mucho para hacer una estructura como esta, pero el trabajo en sí es viable.

Guilherme jugó con el padre de Caio.

   —Acá hay varios brasileños. ¿Lo consideran positivo?

   —Yo lo considero positivo, porque en Brasil están mucho más preocupados en ganar partidos que en desarrollar jugadores. Pero, ¿cómo vas a ganar si no desarrollás jugadores? Vas a ganar partidos de bajo nivel, ¿no?  Entonces, veo muy bien que haya jugadores acá. De los brasileños, únicamente conocía a Caio, porque cuando él tenía 2 años yo jugué con su padre.

Sorprendido se quedó con lo que vio. Seguramente volverá...

   —¿Cómo ves al básquetbol argentino?

   —La cultura es bastante diferente. Acá un jugador que se desarrolla a los 18 o 19 años, si tiene la oportunidad de irse la aprovecha, porque quiere seguir creciendo. Nosotros, en cambio, no tenemos esa mentalidad. La realidad es que no se pueden comparar nuestras ligas con las de Europa o Estados Unidos, entonces para el básquetbol de selección es mejor que crezcan en el país y se potencien en el exterior.