Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La extenuante travesía de dos ciclistas de la que depende el Mundial de rugby

Viajan por Asia promocionando este deporte y llevan el silbato del partido inaugural.

Ron Rutland (derecha) y James Owens, antes de partir. Fotos: childfundpassitback.org y tribuneindia.com. Video: elnuevodia.com

   HANOI -- Fueron perseguidos por perros en Irán, sufrieron una gastroenteritis en India, pasaron la noche en monasterios o debajo de puentes... Dos ingleses fanáticos del rugby pedalean desde Twickenham a Tokio para dar a conocer este deporte en Asia, a poco más de un mes para el primer Mundial en ese continente.

   Con partida de Londres en febrero, Ron Rutland y James Owens llevan además -en el bolsillo- el silbato que dará el pitazo inicial del partido inaugural entre Japón y Rusia el próximo viernes 20 de septiembre.

   Su periplo de 20 mil kilómetros a través de 27 países tiene por objetivo recaudar dinero para una ONG ligada a World Rugby y promocionar el rugby en Asia. En el medio, una odisea llena de enseñanzas para esta pareja de barbudos que apenas se conocía al inicio del viaje.

   "En Turquía o en Irán la gente nos daba refrescos y agua; también fruta. Nos pasó un número incalculable de veces. Gestos de bondad así... Eso nos hace ver lo mejor del ser humano", contó Ron, nacido en Sudáfrica.

   La expedición los llevó a pasar la noche en casa de un habitante de Tayikistán o en un monasterio en Birmania, y en una tienda de campaña cuando el clima lo permite.

Prohibido retrasarse

   Ex banquero, no es la primera aventura de este tipo para Ron Rutland. Antes del Mundial de rugby de Inglaterra 2015, atravesó todos los países de África en bicicleta.

   Su odisea actual, con 600 kilómetros a recorrer por semana, no es de las más fáciles para él. Junto a su compañero de expedición, James Owens, un británico nacido en Hong Kong, sufrió una gastroenteritis en India pero también vivieron otros grandes problemas, como el día en el que fueron perseguidores por perros callejeros en Turquía y también en Irán.

   Desde su partida solo tuvieron una jornada de descanso y harán una excepción al pedaleo continuo al final, cuando aborden un ferry de Shanghai (China) a Osaka (Japón). No pueden retrasarse porque el Mundial comenzaría sin ellos ni el objeto que transportan, ese famoso silbato dorado que dará inicio al torneo.

   Pero el objeto que más cuidan es una pelota que nunca los abandona. En cada etapa, de Bulgaria a Vietnam, pasando por India y Laos, lo sacan para dar unos pases con los habitantes que van cruzando, muchos de los cuales nunca oyeron sobre el rugby.

   "No hay nada como esto para romper el hielo, sobre todo con los chicos", cuenta James, quien con 28 años tiene una profunda experiencia humanitaria. Con la ONG Childfund gestiona actividades de aprendizaje de la vida mediante el rugby con jóvenes que viven en comunidades aislada del sudeste asiático.

   Mientras se apresuran para atravesar China, último país antes de su destino final, Ron y James hablan de rugby durante las largas jornadas en bicicleta.

   Aunque los dos apoyan a sus respectivas selecciones, Sudáfrica e Inglaterra, comparten el mismo deseo: que Japón llegue lo más lejos posible en el Mundial.

   "Es una oportunidad única para popularizar el deporte en Asia. Y es algo que no se repetirá en una generación", dijo Rutland. (AFP-NA).