Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Viajó tres años a dedo para recibirse de enfermera

Todos los días, Andrea Zapata hacía 40 kilómetros entre La Colina y Coronel Suárez para cursar y terminar la carrera.

Andrea Zapata muestra su diploma, orgullosa. Fotos: Agencia Coronel Suárez

   Siempre quiso ser enfermera, pero la vida de trabajo de su familia en el campo hizo que ese sueño estuviera cada vez más lejano. Hasta que un día se lo propuso y decidió que nada iba a detenerla, ni siquiera los casi 40 kilómetros que separan La Colina, su pueblo, de Coronel Suárez, donde se encuentra el instituto terciario en el que realizó sus estudios.

   Andrea Zapata está casada, y tiene dos hijos y dos nietos a los que ama con locura. Se abocó a ellos durante muchos años, pero llegó un día en que les pidió que la entendieran, que debía seguir su vocación: quería ser enfermera. 

   No fue fácil.

 

   Primero tuvo que anotarse en el secundario para adultos, porque no lo había terminado, y se recibió a los 40 años. El primer objetivo estaba cumplido, pero aún faltaba el más difícil: cursar en una ciudad ajena, de otro partido, distante a casi 40 kilómetros y sin tener vehículo para desplazarse.

   Con su voluntad como pilar fundamental, decidió anotarse y viajar diariamente a dedo hasta el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 48, dependiendo de las almas bondadosas que frenasen en la ruta. No abandonó esa rutina hasta finalizar la carrera, sin importarle nada ni permitir que los días de lluvia, de frío, de calor o de viento pudieran detenerla.

   Quiso y pudo.

 

   “Costó mucho; fueron tres años complicados pero valió la pena el sacrificio. Fui a dedo los tres años completos, y solo un día me quedé en el pueblo porque nadie me pudo llevar. Salía temprano, con dos horas de anticipación, para poder llegar a horario”, contó.

   Hoy, Andrea trabaja en el Hospital de La Colina pero quiere seguir capacitándose, para trabajar en equipo con sus compañeros del nosocomio.

   “Toda la vida quise ser enfermera y antes, porque vivía en el campo no lo pude hacer. Por ello terminé de grande el secundario y pude inscribirme en la carrera”, dijo.

 

   Como dice, “nada es fácil, pero con esfuerzo y dedicación todo se puede lograr”.

   Y ella es bien consciente de que es posible.

   “Es fundamental tener la vocación. Si la carrera se hace buscando una salida laboral, es mejor quedarse en la casa”. (Agencia Coronel Suárez).