Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Condenan a 8 años de prisión a un exjefe penitenciario por haber torturado a un preso en 2001

Además de torturarlo en su despacho, le negó atención médica a pesar de que padecía una enfermedad crónica.

Foto: Diario Popular

   Un exjefe penitenciario bonaerense fue condenado a 8 años de prisión por haber torturado a un preso en su despacho de la Unidad Penal 23 de Florencio Varela en 2001, porque no quería que fuera atendido por médicos, a pesar de que padecía una enfermedad crónica, informaron hoy fuentes judiciales.

   El condenado es Simón Francisco Ferreyra (56), exjefe de vigilancia del penal, quien fue hallado culpable del delito de torturas al cabo del segundo juicio oral realizado por el caso, ya que había sido absuelto en un proceso anterior que fue anulado por la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires.

   Los voceros informaron a la agencia Télam que por unanimidad el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de Quilmes condenó a Ferreyra por las torturas cometidas contra el preso Eduardo Alberto Ferraro (50), quien salió en libertad en 2005 y murió en 2009.

   La fiscal Mariel Calviño había solicitado en su alegato 10 años de prisión para el expenitenciario, que continuará en libertad hasta que el fallo quede firme. 

   Según las fuentes, la funcionaria judicial pidió la misma pena que había requerido su colega del primer juicio en el que Ferreyra salió absuelto, cuyo veredicto fue ratificado en la Cámara de Casación y luego revocado por la Corte provincial. 

El hecho

   Los jueces Mónica Rodríguez, Juan Martín Mata y Gustavo Farina, dieron por acreditado que en 2001 Ferraro padecía asma crónica y que a raíz de ello sufrió varios "paros respiratorios" mientras estuvo en uno de los pabellones comunes de la prisión.

   Ante esa situación, el personal médico penitenciario recomendó que el detenido, que tenía buen concepto en los informes del Servicio, quedara alojado en el sector de sanidad. 

   Sin embargo, los jueces coincidieron con la fiscal Calviño en que el imputado quería sacarlo de ahí en oposición a la propia indicación médica. 

   El Tribunal destacó el testimonio de Juan Manuel De Rosa, uno de los médicos del penal, quien declaró en el segundo juicio que Ferreyra presionó para que regresara a un pabellón común. 

   Además, precisó que en esa época la decisión de alojar a los detenidos enfermos quedaba a cargo del personal del Servicio Penitenciario y no de los médicos, lo que cambió años después.

El testimonio de la víctima

   Según el hombre, el 26 de abril de 2001 Ferreyra llamó por teléfono a sanidad y la víctima fue llevada al despacho del ahora condenado, donde fue golpeada durante unos 15 minutos.

   En el fallo al que Télam tuvo acceso, los jueces tomaron en cuenta el testimonio del preso en la etapa de instrucción, cuando aseguró que Ferreyra primero le dio algunas trompadas y luego lo golpeó con dos palos de madera.

   "El primer palazo me lo dio en la cabeza, en la zona lateral izquierda y superior, para seguir por la boca, la espalda y por todos lados del cuerpo, incluidas las piernas. En seguida me empezó a salir sangre de la boca, la cabeza y las orejas, y encima, me decía que no quería que le manche la pared", relató Ferraro en su momento. 

   Según acreditó el TOC, el acusado le dijo que si manchaba la pared "la iba a limpiar con la lengua" y continuó la golpiza hasta que comenzó "a tragar sangre, ya que tenía toda la dentadura rota".

   "Al tragar tanta sangre, me empezó a agarrar un ataque de asma, no pudiendo respirar. Antes de que me terminara de desmayar y caer, Ferreyra me tomó de los cabellos, levantándome para decirme luego textualmente: "Vos te caíste, ¿me entendés, no?, vos estás solo acá", declaró Ferraro. 

   El hecho fue calificado como "torturas" porque excedió el delito de "apremios ilegales" por la intensidad de los golpes, por la duración y porque se trataba de un detenido enfermo, entre otras causas.

   Las fuentes añadieron que tras ese ataque, Ferraro continuó con su cuadro de asma crónica pero su salud quedó más debilitada y falleció en 2009 , cuatro años después de cumplir una pena por robo. 

   No obstante, la calificación legal no pudo agravarse como "torturas seguida de muerte" debido a que no quedó probado que su muerte guardara directa relación con el hecho. 

   Por su parte, el defensor había planteado en su alegato que por la cantidad de años que pasaron no tenía sentido que el e jefe penitenciario fuera juzgado y que por el plazo transcurrido la causa prescribió, lo que fue desestimado por el tribunal. (Télam)