Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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1 de cada 5 nacimientos en el Penna es de adolescentes

En 2017 el porcentaje de bebés nacidos de mamás de entre 13 y 19 años había sufrido un incremento importante. 

Por Cecilia Corradetti / ccorradetti@lanueva.com

   De los 2.498 nacimientos que se registraron el año pasado en el Hospital Penna, única maternidad pública de la región, un total de 490, es decir el 20 por ciento, correspondieron a mamás adolescentes, es decir, de una franja comprendida entre los 13 y los 19 años de edad.

   Así lo informó el doctor Sergio Mendoza, jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia del sanatorio provincial, quien agregó que la cifra, consecuencia de un  problema social, es “constante y elevada”.

   A excepción de 2017, cuando el porcentaje se disparó al 25 por ciento (de 2.425 partos, 629 fueron de mamás adolescentes), la curva se ha mantenido estable durante los últimos años.

   Por ejemplo, en 2016 resultó del 21 por ciento, cifra exactamente igual que en 2015.

   “Generalmente observamos embarazos adolescentes en los sectores populares más vulnerables y no reparamos en que tal vez los parámetros culturales que rigen la vida de estas mujeres y sus familias hacen que se vean como algo natural”, sostuvo el jefe del servicio.

   “Adolescentes cuyas madres también lo fueron cuando las tuvieron a ellas, y abuelas que también fueron mamás tempranamente”, ejemplificó.

   Por eso, Mendoza insiste en que la problemática es social, teniendo en cuenta las distintas situaciones que el embarazo adolescente conlleva, como ausentismo y abandono escolar y falta de recursos económicos, entre otros.

   Desde el punto de vista médico, explicó el especialista, cuando una paciente es debidamente controlada, los resultados son favorables más allá de la edad.

   “El hecho de ser adolescente no indica necesariamente un embarazo de riesgo, es decir, no existen grandes diferencias con la población adulta. Sí, en cambio --acotó-- observamos que se produce una consulta tardía y se pierden así las medidas tempranas de prevención y promoción de la salud”.

   “Ampliando el tema a todos los sectores sociales, es cierto que un buen plan de educación, que abarque la temática sexual, donde se valore el cuidado del cuerpo, emociones, conocimiento de derechos y responsabilidades, podría ser efectivo. Esto no se limita exclusivamente al conocimiento de los diferentes métodos anticonceptivos”, amplió.

   Sostuvo que la educación sexual es un tema controversial por su propia naturaleza y representa un gran desafío para las instituciones educativas.

   “Debe implementarse de manera integral como un eje transversal mediante el desarrollo de contenidos vinculados con el ejercicio responsable de la sexualidad; los derechos y la salud reproductiva; la equidad de género; prevención de la violencia e infecciones de transmisión sexual”, enumeró.

   Recordó que en la actualidad la escuela acompaña y contiene a las adolescentes que, cursando la secundaria, pueden llevar adelante su embarazo y no perder el ritmo de aprendizaje.

   “Desde el hospital también se facilita el contacto con las escuelas en caso de internaciones prolongadas con el acompañamiento familiar de este proceso”, dijo.

   “Pero claro –concluyó--, una vez convertidas en madres, se dificulta la continuidad de sus estudios por las demandas propias de los hijos”.

   Por último, expresó, es necesario incluir al varón adolescente padre y observar distintas realidades, como que suelen abandonar la escuela para trabajar y mantener económicamente a su familia.