Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Antonella Bongiovanni: "Los secretos son la percha y la actitud"

La diseñadora bahiensei mostró con éxito su marca propia durante un evento internacional desarrollado en Salta.

Cecilia Corradetti

Ccorradetti@lanueva.com

   La abuela Haydée ya no vive y, sin embargo, está presente en cada puntada y en cada diseño que su nieta, aquella chiquita a la que enseñó a vestir a sus Barbies, va creando con dedicación y pasión.

   Aquella abuela “talentosa y lúdica”, tal como la define, estuvo hace unos días más “viva” que nunca, en el primer gran paso que dio Antonella Bongiovanni,--24 años, bahiense, bonita-- durante el Miss Film Festival International, un concurso de belleza realizado en Salta y en el que pudo mostrar su marca propia --“Bongiovanni”--, en las pasarelas.

   “Aprendí con ella a coser la ropa de las muñecas y pegar botones. Ella hacía lo que se confeccionaba a máquina. Heredé aquella máquina y si bien hoy tengo otra nueva, me acompañó en mis primeros trabajos”, reflexiona.

   Al Miss Film Festival International llegó de la mano de Iris Rodríguez, una una diseñadora de renombre radicada en Londres, con la colaboración de la bahiense Alejandra Manzi.

   ¡Temblaba! El Centro de Convenciones salteño estaba repleto y los jurados eran internacionales.

   Se codeaba por primera vez con el verdadero mundo de la moda y del diseño. Tenía que salir bien. Le asignaron siete modelos a las que sólo pudo ver el día del festival: eran de Santa Cruz, San Luis, Mendoza, Salta, Córdoba, La Rioja y Tierra del Fuego.

 

   “Las medidas y las imágenes de las chicas me las pasaron por correo electrónico. Afortunadamente toda la indumentaria quedó perfecta. Sentí tanta emoción como adrenalina a la vez”, cuenta, mientras agrega que aquel “glorioso” fin de semana le abrió puertas al mundo.

   “Tengo un stock importante y mucha experiencia pese a que sé que soy joven. Pero lucir una prenda va más allá de eso. Depende de la actitud de la modelo, de cómo camina, cómo la `vende`”, expone.

   Lo cierto es que cuando se cerró el telón, “Anto” sintió el sabor del logro. De la tarea cumplida. “Hasta pude dejarle a Walter Ruiz, un diseñador salteño, un modelo para la primera dama provincial, Isabel Macedo”, señala.

   “Horas en la máquina”.

   Claro que llegar hasta acá no le resultó fácil a esta chica del barrio Santa Margarita, egresada del Colegio San Cayetano y de la carrera Diseño de Indumentaria en el Instituto de la Bahía.

   “Esta profesión es hermosa y gratificante, pero no queda otra que pasar horas frente a la máquina de coser”, advierte. Se especializa en vestidos de fiesta y de noche, por lo tanto desfilan por su taller quinceañeras, novias, egresadas y madrinas.

   “No tengo ayuda, me cuesta delegar. En época de fiestas suelo comenzar a las 8 y continuar corrido hasta altas horas de la madrugada”, señala. Porque ella no sólo diseña, sino que también cose. A la vez, el mundo actual la obliga a seguir capacitándose, rodeándose del ambiente de la moda y, en especial, a estudiar. Es por eso que optó por la licenciatura en la Universidad Provincial del Sudoeste. A los seis comenzó con sus primeros diseños para muñecas.

   Más tarde, en la secundaria, se animó a confeccionar cartucheras, bolsos, portacosméticos que vendía en la escuela. La idea se fue agigantando. Nada mejor que su apellido para sellar la marca de sus creaciones. Y así nació su taller que, según admite, “es un despelote”.

   “Miro diseños, pero también paisajes. La inspiración suele surgir en el momento menos esperado. El estudio brinda herramientas importantes pero hay que meterle horas. Creo que para que te vaya bien debe haber un poco de todo”, señala. La moda, asegura, se ha vuelto más inclusiva y ya no rige tanto el modelo de flacura que reinó durante décadas.

 

 

   “En el evento una de las modelos era sordomuda y fue increíble cómo se dirigió al público. El modelo 90-60-90 ya no existe y una buena actitud es lo que vale”, dice.

   Por eso, saber caminar indica de inmediato cómo se verá ese vestido en un desfile, una fiesta o en la calle.

   “Percha y actitud” suman. El cuerpo perfecto ya se ha transformado en un concepto retrógrado. Lo importante, insiste, es la elegancia y el porte.

   Hija de Ariel Bongiovanni, agrimensor, y de Patricia García, profesora de inglés, Antonella tiene dos hermanas, Candela y Sabrina. Convive con su novio, Juan Pablo.

   A su regreso de Salta, “Anto” tuvo otra alegría. Fue convocada para el London Fashion Week, en septiembre.

   “Me encantaría poder viajar porque es increíble lo que se aprende”. Por ahora, la ocupa esa silla frente a la máquina moderna que pudo adquirir hace unos años. Y cumplir con su clientela de la ciudad y la zona, la misma que le ha permitido trascender en este mundo tan intenso, bello... y competetitivo.