Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Historia urbanas: Las esquina de las Maravillas

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

 

   Zelarrayán y Rodríguez. En pleno centro de la ciudad se encuentra este edificio del que este año se cumplirán 49 años de su inauguración, Es el edificio Alberto J. Trellini, cuya planta baja estaba ocupada por la casa Perpetua, que vendía artefactos para el hogar,. En el lugar funciona hoy una sucursal de la Cooperativa Obrera.

   La obra hubiese sido una más de las decenas que se construían en la década del 70 de no ser por una particular decisión de Trellini.

   Cómo una muestra de su "fe en el futuro" y un obsequio, adelantado, a los 150 años de la fundación de la ciudad, mandó colocar sobre la fachada de calle Zelarrayán siete obras de arte, realizadas una sobre placas de cobre por el artista Fortunato Jorge.

   Cada una mostraba una de las siete Maravillas del Mundo Antiguo, ordenadas desde el entrepiso hasta el último piso.

   Así fueron colocadas, sobre estructuras de madera amuradas con tarugos, desde abajo hacia arriba, los Jardines de Babilonia, la estatua de Zeus, el templo de Artemisa, el Faro de Alejandría, las Pirámides de Egipto, el Mausoleo de Halicarnaso y el Coloso de Rodas.

   A partir de esta particularidad al edificio se lo mencionaba como "La esquina de las Maravillas".

Todas perdidas

   De las maravillas del mundo antiguo quedan sólo las pirámides. De las colocadas en el edificio Trellini, ninguna.

   A fines de los 70 el consorcio detectó que algunas placas estaban flojas. Se ignora si hubo o no intentos de mejorar su adherencia o si simplemente se tomó el camino menos complicado. Lo cierto es que en 1981 se procedió al retiro de todas las figuras.

   La pared quedó desnuda, con las marcas de los tarugos y el testimonio de haber sostenido algo que ya no está.

   Con el tiempo el edificio se pintó y esas marcas se taparon. Pero con una persistencia única, vuelven a mostrarse, una y otra vez.

   Las obras de cobre ya no están. Nada se sabe sobre su destino. Se especula que en algún momento fueron vendidas como chatarra. Pero nada quedó asentado en los libros de actas del consorcio.

   De la esquina de las Maravillas queda alguna foto de época, un dibujo y una excusa para compartir esta historia urbana.