Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Aumento de la pobreza: el impacto en los municipios de la zona y los nuevos datos que generan alerta

Los referentes de Acción Social prevén un cierre de año “muy complejo”. Cada vez deben destinar más recursos a asistencia. No sólo creció la demanda de comida, sino de dinero para pagar servicios o el alquiler. Un dato que sorprende: ya no sólo piden los desocupados.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva y Archivo.

Agencias de La Nueva. /  laregion@lanueva.com

   La publicación de los índices de pobreza por parte del INDEC, esta semana, tradujo a números y porcentajes la tremenda situación económica y social que están sufriendo millones de argentinos, y que amenaza con desestabilizar las cuentas de los municipios en los últimos meses del año.

   “Hoy estamos pagando sueldos y brindando ayuda social. No hay casi para más nada. La crisis se está llevando puesto el presupuesto”, reflexionó días atrás el titular de la cartera Económica de un municipio de la zona, entre sus allegados, luego de que se difundiera que el 35,4% de los argentinos es pobre o indigente.

   Hasta ahora, el único municipio que ha declarado la emergencia alimentaria es Saavedra. Esto le permitirá al intendente Hugo Corvatta incrementar en 2.350.000 pesos la partida presupuestaria para ayuda social, que inicialmente había sido fijado en de 4,7 millones. Esos fondos, como es obvio, resultarán de recortes y ajustes en otras áreas.

   “Hicimos un prorrateo y estimamos que con eso será suficiente. Fue una medida necesaria porque, por ejemplo, ya nos habíamos quedado sin plata para alimentos”, confió a La Nueva. la secretaria de Desarrollo Social, Silvana Ércoli.

   La funcionaria dijo que el pedido de ayuda se duplicó este año. En otros municipios de la zona, en tanto, hablan de subas de la demanda del 50% al 60% respecto de 2018.

   “Empezamos el año con casi 200 familias y hoy atendemos a 558. La ayuda va desde alimentos hasta dinero para pagar un servicio o el alquiler, o costear un viaje por motivos de salud. El pedido de fondo, eso sí, siempre es el mismo: trabajo”, reseñó.

   En el resto de los distritos de la zona la partida social aún no está agotada, aunque la mayoría reconoce que llegarán a fin de año con un panorama “muy complejo” que los podría obligar a reformular los gastos previstos dentro de la propia cartera de desarrollo humano.

“Empezamos el año con casi 200 familias y hoy atendemos a 558. La ayuda va desde alimentos hasta dinero para pagar un servicio o el alquiler. El pedido de fondo, eso sí, siempre es el mismo: trabajo" (Silvana Ércoli)

   “Si fuera necesario priorizar las ayudas para económicas para alquileres y servicios, o comprar gas envasado o alimentos, postergaremos otros gastos, como la compra de materiales de construcción”, indicó Silvia Cherubini, de Desarrollo Social de Coronel Pringles.

   El intendente de Adolfo Alsina, David Hirtz, también habló de ajustes para no descuidar la asistencia social.

   “En nuestro caso no tenemos un presupuesto determinado, así que seguiremos limitándonos en algunas cosas e inyectando recursos en el área social a medida que podamos”, describió.

   Una situación similar planteó Fabio González, de Tornquist, quien reconoció que el reclamo de ayuda a su cartera “ha crecido de manera exponencial”, por lo que la partida asignada “se gastó hace tiempo”.

   “Así que ahora estamos optimizando los recursos que recibimos. El número de familias asistidas por el municipio ha crecido mucho en los últimos meses”, reconoció.

Sube la demanda de comida, pero también de dinero para pagar servicios y alquileres

   Silvia Trépode, del área social de Patagones, dijo que la demanda de subsidios (para el pago de servicios, alquileres y subsistencia familiar) y de alimentos creció alrededor de un 60% entre 2018 y este año. “Vemos un gran desfasaje entre los ingresos de los grupos familiares y el aumento de la canasta básica. También hay muchas nuevas familias jóvenes formadas sin ninguna base económica firme o ingresos estables”, reseñó.

   Rosana Sotelo, del área social de Monte Hermoso, brindó datos similares.

   “Nuestras trabajadoras sociales realizan un informe sobre cada familia que se acerca a pedir ayuda, y este año la cantidad de esos informes se elevó más del 50%”, lamentó.

   De acuerdo con todos los funcionarios consultados, siguen aumentando los pedidos de ayuda no sólo en materia de alimentos, sino también para abonar servicios públicos y alquileres.

   El director de Desarrollo Social de Coronel Dorrego, Ariel Heim, dijo a La Nueva. que si bien en su distrito no ha variado significativamente el número de familias asistidas en el último año, los principales pedidos se han focalizado en dinero para pagar “las tarifas eléctricas y de gas”, comprar medicamentos “que las obras sociales no cubren” y el alquiler de la vivienda.

   “En función de estas tres variables que desequilibraron la economía familiar, se priorizó el acompañamiento económico transfiriendo dinero mediante subsidios bancarizados de abril a diciembre”, refirió.

   Los subsidios para pagar servicios -aclaró- se transfieren directamente a las empresas prestadoras.

   En cuanto a los pedidos de alimentos de la canasta básica, siguen creciendo pese a las medidas anunciadas por el gobierno para abaratar su costo (como la eliminación del IVA).

   Liliana León, de la secretaría de Promoción Social de Puan, dijo que se entrecruzan datos con los programas provinciales y nacionales para tener una clara dimensión de qué es lo que está recibiendo cada familia necesitada, pese a lo cual “la demanda ha aumentado en cuanto a la cantidad de artículos de la canasta básica”.

Los nuevos datos que generan alerta

   Históricamente, las familias que se acercaban a pedir ayuda eran aquellas cuyos integrantes no tenían trabajo o ingreso alguno. Según los funcionarios consultados por La Nueva., este año se acentuó un fenómeno nuevo: la solicitud de ayuda por parte de familias que tienen empleo, pero no llegan a cubrir sus gastos básicos.

   “Nosotros asistíamos a familias que no tenían trabajo, que por alguna situación habían quedado desempleadas, pero hoy estamos acompañando a familias que tienen trabajo, en muchos casos precarizado en sectores como la construcción, limpieza doméstica o el cuidado de personas, y que perciben salarios muy bajos”, refirió Ércoli, de Saaveda.

   “Eso es lo que ha cambiado este año -añadió-. Ha crecido el porcentaje de gente que hace dos años tenía otra situación económica, podía darle a sus hijos otros beneficios, y hoy tiene que priorizar entre pagar la luz y el gas o comer. Esto, para una familia que trabaja, que tiene algún ingreso, es desesperante y angustiante”.

   “Tenemos el caso de familias con dos o tres hijos que, por ejemplo, no pueden calefaccionar sus hogares. Semana a semana, más de diez familias sufren el corte de energía eléctrica por falta de pago”, amplió.

Rosana Sotelo

   Sotelo, de Monte Hermoso, dijo que este año se incrementó “notoriamente” el pedido de ayuda “por parte de personas que nunca habían solicitado asistencia”.

   “Se han visto forzadas a hacerlo por su realidad socioeconómica, puesto que no hallan otra forma de atravesar la crisis. En las entrevistas nos dicen que se sienten tristes y humillados”, señaló.

   La funcionaria denunció que la ayuda de la Provincia es “mínima” y que incluso ha sufrido recortes.

   “Por ejemplo el Plan Más Vida, perteneciente a la Provincia, ha dificultado la posibilidad a las familias de acceder al mismo, por lo que el número de beneficiarios cayó un 70% con respecto al gobierno anterior. A pesar de las gestiones para justificar la necesidad de las familias de contar con el beneficio, se han replicado las negativas y hasta las bajas. Otros programas, en tanto, han desaparecido, como el de las garrafas sociales; hoy no llegan a nuestra ciudad”, disparó.

   Trépode, de Patagones, sostuvo que otro aspecto que llama la atención es el resurgimiento de los merenderos en los barrios “pese a que las familias están cubiertas con ayuda en mercadería o la tarjeta alimentaria, que tiene 460 beneficiarios en nuestro distrito”.

   “Es más, las iglesias católicas y evangélicas han implementado merenderos, muchos de los cuales son asistidos desde Desarrollo Social”, remarcó.

   Cherubini, de Pringles, dijo que la inquieta que a nivel laboral “se exige un nivel de capacitación o aptitudes que son difíciles de alcanzar” para la población más vulnerable.

   “En paralelo, las necesidades son tantas que cada integrante de las familias, a corta edad, debe abrirse camino, muchas veces con poco o nada”, reflexionó.


David Hirtz

“Desde las primarias, el área de Desarrollo Social está un poco desbordada”

   El intendente de Adolfo Alsina y candidato a senador provincial por Cambiemos, David Hirtz, sostuvo que el deterioro de la situación social se viene advirtiendo desde hace tiempo, aunque “se acrecentó mucho a partir de la devaluación posterior a las PASO”.

   “Hemos tenido siempre una secretaría de Desarrollo Social activa y con presencia, y notamos que ahora está un poco desbordada en la cantidad de demandas. Esto no ocurre por la cuestión operativa, sino por la cuestión económica”, dijo.

   “O sea, hay más gente que no llega a pagar la factura de consumo de agua, luz o gas, o que no está en condiciones de comprar una receta de medicamentos, o a pagar alquileres y corre el riesgo de ser desalojados. Estamos ayudando para evitar una cuestión social de gente en la calle. Este tipo de cosas se ha notado, la verdad, y dentro de nuestras posibilidades seguimos conteniendo a los vecinos”, añadió.

   Hirtz reconoció que la mayoría de los aportes provienen del presupuesto municipal.

   “No ha habido aumentos por parte de Provincia y Nación en este último tiempo -reconoció-. Sí hemos recibido, por gestión de la Provincia, una cantidad importante de alimentos enviada por el ministerio de Desarrollo Social de la Nación, y la hemos distribuido en todo el distrito”.

   El jefe comunal señaló que es difícil medir el aumento de la demanda, aunque aclaró que no hubo una explosión de los pedidos que no se pueda atender.

   “No todos los pedidos son iguales ni aumentaron en la misma medida. Por ejemplo, el tema habitacional, que antes era una preocupación, ahora es una angustia, porque la gente que alquila está viendo que no alcanza a pagar y teme quedarse en la calle. Desde el punto de vista estadístico esa es una demanda que ha crecido por encima del resto; sin embargo, no es el tema más álgido, ya que éstos son la comida, los servicios y los medicamentos”, aclaró.