Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Mitos y realidades en torno a la partida del regasificador en 2019

Desde la secretaría de Energía se anunció que, de continuar la tendencia en cuanto a la producción de gas, en 2019 ya no será necesaria la llegada de buques metaneros al puerto de Bahía Blanca.

Adrián Luciani / aluciani@lanueva.com

   ¿La presencia del buque regasificador en el puerto de Bahía Blanca habrá durado 10 años o, pese a los deseos oficiales, continuará algún tiempo más?

   El interrogante surgió a partir de las declaraciones realizadas por funcionarios de la secretaría de Energía en la Cámara de Diputados, en oportunidad del informe de Hacienda sobre el presupuesto 2019.

   "De seguir la actual tendencia ya no se necesitarán las importaciones de GNL por el puerto de Bahía Blanca", señalaron.

   Lo que a simple vista sería una muy buena noticia para el país, por cuanto se terminaría con el pago de un combustible que resulta muy caro, no lo sería evidentemente para las arcas del Consorcio del Puerto.

   Si bien se trata de una actividad en merma, por cuanto después del pico de 45 buques logrado en 2013, el año pasado ingresaron  27 metaneros y este año seguramente terminará con una nueva caída, ese tráfico no deja de ser importante.

   ¿Pero será realmente 2019 el año que marque el final de la regasificación en Bahía Blanca?

   Dicha estimación debería sustentarse en hechos concretos y hoy por hoy existen más dudas que certezas.

   Por ejemplo, más allá del optimismo oficial en torno a la disponibilidad de gas (se anunció que en cinco años se duplicará la capacidad actual) y las bondades de Vaca Muerta, hay varios especialistas en energía que aseguran que eso no será posible.

   Por otro lado, también están los que consideran que antes que abandonar la regasificación en Bahía Blanca dicho proceso debería comenzar en Escobar.

   Allí, por las limitaciones propias de la hidrovía, la presencia de un buque regasificador obliga a interrumpir durante ocho horas la navegación, con los costos que eso supone.

   De todas formas, la retirada del regasificador amarrado en los muelles locales de Mega sólo es cuestión de tiempo.

   Aún con demoras, el desarrollo de Vaca Muerta será inevitable y con él habrá mayor disponibilidad de gas a punto tal que en verano podrá exportarse.

   Por eso incluso la empresa que está a cargo de proceso de regasificación está estudiando junto a TGS la construcción de una planta de licuefacción. Se trata de  un complejo industrial que enfría el gas a-161 grados (reduciendo su volumen) y lo carga en buques metaneros que luego lo transportan al exterior o incluso a una eventual barcaza de regasificación que estará ubicada frente a la ciudad de Buenos Aires, en el río de La Plata.

   Como se informó en nuestra edición del sábado pasado, se espera que el estudio se complete a fines de 2018, momento en el cual Excelerate y TGS compartirán los resultados con funcionarios gubernamentales y de la industria y decidirán sobre las acciones a seguir.

   Javier Gremes Cordero, CEO de TGS, explicó que tanto esa compañía como Excelerate presentan facilidades para poner en marcha la iniciativa y construir un gasoducto desde Añelo.

   “En la planta del complejo General Cerri, de Bahía Blanca, procesamos metano proveniente del gas y en condiciones de ser licuado. Además, tenemos el puerto Galván cerca, lo que nos permite exportar con comodidad”, indicó. 

   “Excelerate tiene barcos regasificadores y todos estos factores hacen que consideremos a Bahía Blanca como el lugar ideal para desarrollar la apuesta”, agregó.

   “La idea es tener a fin de año los datos listos, para tomar una decisión. En caso de avanzar con el proyecto, esperamos llegar a exportar en el verano de 2020”, anticipó Gremes Cordero.

   Esta iniciativa tiene un fuerte competidor en Transportadora de Gas del Norte (TGN).

   La empresa controlada por el grupo Techint impulsa la construcción de un gasoducto entre Vaca Muerta y San Nicolás.

   Hasta ahora no se sabe quién pondría los 1.200 millones de dólares necesarios, aunque las miradas se dirigen al Estado.