Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Hay puja entre bandos, con Peña en el medio

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   El dato no es nuevo, pero subido a la serie de actos de mala praxis del equipo económico y las necesidades cada vez más puntuales de acordar con el sector más dialoguista del peronismo los apoyos necesarios para el tratamiento del Presupuesto 2019, los cuestionamientos internos en el gobierno de Mauricio Macri hacen cada vez más ruido. Con un agregado: los socios radicales de Cambiemos también hacen oír sus quejas y de manera cada vez menos disimulada, aunque por ahora ninguno de ellos se decide a llevar el tema a las tapas de los diarios, plantean que "algo hay que hacer".

   En el ojo de la tormenta de esos cuestionamientos se encuentra el jefe de Gabinete, Marcos Peña. El brazo derecho de Macri recibe cada vez más reparos de parte de primeras y segundas líneas del macrismo por su tozudez a la hora de negar movimientos de piezas, y no sólo de políticas, que estaría reclamando el plan económico del gobierno para salir de la encerrona del dólar inmanejable y los penosos datos ahora admitidos pero barridos bajo la alfombra durante todos estos meses que confirman la mala noticia de que la economía no solo no crecerá sino que caerá un punto en 2018.

   Cuando los confidentes y fuentes confiables identifican esos críticos como pertenecientes al "ala política" del gabinete, imposible no emparentar ese rótulo con figuras como Rogelio Frigerio o el diputado Emilio Monzó. Por el lado de la coalición, podría sumarse al jefe del interbloque de Diputados, Mario Negri, mientras ya se ha dicho que María Eugenia Vidal por ahora mira con el ceño fruncido, lo mismo que Horacio Rodríguez Larreta. No sería extraño sumar también a ese grupo el influyente viceministro del Interior, el peronista Sebastián García de Luca, un nexo insoslayable a la hora de trabajar junto al jefe de la Cámara de Diputados en la tarea de acercar peronistas federales a los acuerdos que se van a necesitar en lo que resta del año.

   La lista no termina ahí. Como se dice, los radicales ya piden "cambios" y responsabilizan a Peña por aquel "nopasanadismo" del que el Jefe de Gabinete hizo gala apenas se desató la crisis cambiaria en el mes de abril. Las fuentes confirman en estricta reserva que uno de los que ha planteado a cara descubierta delante de Macri esos reparos ha sido el ex senador Ernesto Sanz, que en los últimos tiempos ha retornado a varias de las reuniones de mesa chica que se realizan en Olivos o en el despacho presidencial de la Casa Rosada.

   Los cuestionamientos no se quedan en la figura de Peña. Se dice, y no desde ahora, que el ciclo del trío más mentado que rodea al presidente, que integran el Jefe de Gabinete y sus dos vices, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, necesita largamente un baño de realidad y hasta algún paso al costado. Por lo menos de los dos exCeos que con sus estilos de empresarios metidos a la cosa pública ya se ganaron bastante antes de que arrancara la crisis el recelo de sus pares del gabinete.

   Hay quienes desde el sector más cercano a los "duros" que acompañan a Macri no se andan con vueltas a la hora de responder en privado a alguno de aquellos cuestionamientos. "Pedir que se vaya Peña es como pedir que se vaya Macri", dijo uno de ellos al tanto de los rumores de la última semana en torno a la necesidad de que el presidente meta mano y pegue algún volantazo.

   Obviamente que ni los quejosos ni muchísimo menos sus defensores creen que el presidente tenga pensado dar un paso semejante como sería desprenderse de "su otro yo". Lo que en todo caso habría comenzado a germinar a ambos lados de esa mini grieta macrista es la impresión compartida de que un escalón más abajo en el escalafón, y con los magros resultados a la vista, hay algunos funcionarios que no están haciendo las cosas bien. O no cubrieron todas las expectativas que se había puesto en ellos. Todos miran por igual al ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne.

   "¿No sería hora de cambiar y volver a tener un ministro de Economía"?, cuentan los confidentes que fue una pregunta directa que le hicieron a Macri la semana pasada durante las reuniones que mantuvo con radicales de distinta cepa --gobernadores, dirigentes territoriales, diputados y senadores-- en la quinta de Olivos. El presidente, hasta donde se conoce, repitió una actitud que lo caracteriza en tiempos de crisis como la que atraviesa el gobierno: escuchó, pero calló. Nada dijo sobre los pasos que planea dar, si es que planea dar alguno.