Bahía Blanca | Sabado, 19 de julio

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Un bahiense con un curioso y costoso hobby

Alfredo Bernetti es constructor de instrumentos musicales barrocos, cuya elaboración artesanal requiere años y su costo asciende a miles de dólares.

Sebastián Cortés

Laura Gregorietti [email protected]

   Desde el siglo XVI hasta mediados del XVIII existieron dos tipos de instrumentos de cuerda con teclado: por un lado el clavecín y sus parientes cercanos, la espineta y el virginal, y por otro, el clavicordio. Todos de difícil, detallada y minuciosa elaboración.

   “Así como una Ferrari es diferente a un Fiat, un Clavicémbalo (también llamado clavecín o clave) debe ser lo más parecido a un auto de alta gama. Quien compra un clave sabe que el precio de uno elaborado de modo artesanal tendrá un costo que partirá desde los 8 mil dólares”, explica Alfredo Bernetti.

   Entre anécdotas y demostraciones, cuenta que hacer réplicas de objetos era un hobby que comenzó a cultivar desde chico y que a los 9 años cuando terminó de armar una Torre Eiffel con fósforos -que el 90 por ciento de sus allegados pensaba que no lograría- comenzaron a creer en su talento.

   “Podría decirse que soy un autodidacta que se nutrió de los conocimientos de varios luthiers, en su mayoría de España, o un constructor de instrumentos de teclados barrocos. Estando en Mallorca hice un laúd y desde entonces me dediqué a hacer estos claves. El primero que hice lo cambié por varios meses de alquiler”, recuerda entre risas.

   El armado de cada instrumento lleva un “tiempo técnico” que hay que respetar y que en general es de 3 años, porque al cortar la madera las fibras “tiemblan”, pero luego solas vuelven a su lugar.  

   “Es un proceso que influirá en el resultado final. Si la madera no está bien estacionada, trabaja, se mueve, se descola y se rompe. Yo suelo usar el palo blanco, es una madera sin vetas, dura, pero es un árbol que ya no se tala más, se saca en contadas ocasiones y de manera programada. También es buena la madera del árbol de pera y para el teclado, el ciprés, el ébano o el cedro”, destacó.

   “Existen muchas maneras de hacer un instrumento. Yo hago un plano y una maqueta a escala para ver nacer el instrumento y así empezar a hacerme amigo desde su creación. La maqueta a escala debe ser lo más fiel al instrumento de la época, aunque si aporto alguna variante personal es en detalles mínimos”, destacó.

Todo a mano

   El hobby de Alfredo incluye la elaboración artesanal de todo: desde las maquetas, hasta las clavijas y bisagras del clavicémbalo.

   “El tipo de madera utilizada para elaborar cada instrumento depende si será usado para tocar música de cámara o de concierto. Entonces se puede usar un abeto alemán para la tapa armónica, ébano para las teclas, caoba, fresno, ciprés, nogal, roble, raulí, okume o kiri  , también para la tapa o para el mueble completo”.

   En la Argentina son apenas 3 las personas que están capacitadas para elaborar y decorar de manera artesanal un instrumento musical barroco como el clave.

   Darle forma y lograr el perfecto funcionamiento de las teclas, los jacks (clavijas), las púas, la decoración con ornamentos de la época -año 1600 en adelante- con motivos llamados “Ruckers”, la instalación de las cuerdas, de hierro y latón amarillo y rojo, de gran costo, puede llevar varios años.

   Además, la elección del tipo de madera determinará el resultado deseado musicalmente, para acentuar graves o agudos. 

   “A veces te pasa que elegís una pieza de madera que a simple vista parece la mejor y quizá con el correr de los días te das cuenta que no tiene el sonido esperado o al cepillarla queda al descubierto  un gran nudo, razones suficientes para que tenga que ser descartada”, deslizó.

Palo Blanco. "Yo decidí usar para mis instrumentos el palo blanco por sus características, dureza, ausencia de nudos, fácil de trabajar en miniaturas, con un espesor de pocos milímetros -llevan una perforación de 0,75mm- poros microscópicos, tolera la humedad típica de nuestra zona, es imputrescible, no le afectan los insectos y tiene gran tolerancia a la deformación, ya sea mecánica o por el cambio climático. Es una madera difícil de conseguir, buena calidad y muy costosa, pero con sus ventajas. 

Clavijas. Los jacks (clavijas) son la pieza fundamental del instrumento . Su fabricación artesanal requiere muchísima meticulosidad y paciencia, cada uno lleva un pequeño muelle de acero y todos deben tener la misma tensión.

El diseño. El "Ruckers" está inspirado en la familia Ruckers, que fabricaban clavicordio y virginales en el sur de los Países Bajos, con sede en Amberes en los siglos XVI y XVII. Su influencia se extendió hasta bien entrado el siglo XVIII y hasta el resurgimiento de la clave del siglo XX.

Gisela Gregori, la afinadora de claves

Manos autorizadas. Gisela Gregori , de 37 años, se encarga de afinar y tocar los instrumentos barrocos. Estudió en el Conservatorio de Bahía Blanca y en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla la especialización en Música Antigua con instrumentos de Época.  Es pianista en la Escuela de Danza y da clases de piano en el CPAC de Punta Alta. También es parte de la Orquesta Bahía Blanca Tango.

Fanática de la música antigua. “Desde muy chica me empezó a gustar la música antigua, todos los sábados levantaba a mi mamá con Las Cuatro Estaciones de Vivaldi y con el tiempo descubrí que la música antigua se podía interpretar con los instrumentos de la época y también con las reglas de interpretación de la época. Por eso me gustan estos instrumentos”.

Café barroco. “Estuve dando un tiempo un taller de música barroca en el Teatro Municipal. Mi idea era hacer ese taller en un café, como se hace en Buenos Aires y llevar videos grabaciones y clases abiertas para los interesados, por ejemplo en la música italiana del siglo 17. Todavía quiero hacerlo, es música muy linda y desconocida”.