Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El arbolado espera quien lo cuide

   Ni el municipio ni los vecinos. Ninguno de los dos actores destacados manifiesta de manera cierta y clara su preocupación y ocupación por el arbolado urbano de la ciudad, con las lógicas (e indeseadas) consecuencias que esas conductas generan.

   Así al menos lo señala el ingeniero agrónomo Luis Caro, docente e investigador de la Universidad Nacional del Sur, un estudioso del tema del arbolado urbano en las ciudades, considerado un componente clave a la hora de mejorar las condiciones ambientales de esos núcleos.

   En una entrevista realizada por este diario, el profesional mencionó la necesidad de disponer de un plan director que permita tener una política relacionada con el arbolado, en tareas que incluyen su cuidado, poda, reposición y estrategias para mejorar el estado integral del mismo.

   Como puntada inicial, la necesidad de disponer de un censo. De conocer con precisión la cantidad de ejemplares existentes, su estado sanitario y las necesidades que puede tener cada barrio. Esto supervisado por especialistas en la materia, que conozcan con suficiencia los datos que se van recabando.

   Por otro lado una política de intervención que, según indica Caro, puede permitir que en un plazo de no más de cinco años la ciudad tenga un arbolado acorde con las exigencias que suponen sus características climáticas y habitacionales.

   Es sabido el beneficio que supone tener una masa arbórea acorde. Más sombra, menos islas de calor, menos contaminación, amortiguación de los ruidos, combatir el clima árido. Hay pocas contradicciones, salvo que se elijan especies inadecuadas y se tengan luego que sufrir algunas consecuencias.

   El otro gran protagonista en el arbolado es el vecino. Que debe tomar conciencia de la importancia del cuidado de los ejemplares que tiene en sus veredas. Con riego, atendiendo su estado general, con cuidados mínimos y básicos que permitan un crecimiento adecuado. Caro asegura que, a pesar de ciertas creencias, muy pocos se ocupan de tener esa conducta.

   Hay un detalle que no es menor. Cada vez que los bahienses advierten una poda o una tala en ejemplares añosos ponen el grito en el cielo. Como si tuviese en claro que se trata de una agresión que afecta a todos. Habría entonces que sacar ventaja de ese posible sentimiento y desde el municipio implementar acciones y campañas adecuadas. Es una manera de ir formando una mejor ciudad. No es poco.