Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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El mundo y el Mundial de fútbol

Fuera de los Juegos Olímpicos, posiblemente nada tenga tanto carácter de fiesta global como es el Mundial de fútbol: un verdadero sitio de encuentro para países, culturas y modismos de todo el planeta.
Hace tiempo que el torneo, que se organiza cada cuatro años, ha dejado de ser una mera competencia deportiva para convertirse en una gran oportunidad política, social y económica para muchos. 
No en vano la disputa por ser sede de la competencia genera fuertes confrontaciones entre distintos aspirantes de todo el mundo.
Es evidente, además, el enorme grado de adhesión que el juego tiene en la sociedad. Cada triunfo se celebra como una verdadera fiesta, la gente sale a las calles expresando su alegría, la sociedad parece estallar. 
Las derrotas como la que acabamos de sufrir también se acusan, con tristeza o decepción, pero muy pocos pueden permanecer indiferentes.
además, los mundiales permiten advertir cómo el tiempo ha dejado atrás algunas relaciones internacionales que podrían verse como imposibles de generar. Un juego entre alemanes y franceses, entre ingleses y japoneses, entre rusos y alemanes, podría parecer poco menos que una utopía algunas décadas atrás, cuando la Segunda Guerra Mundial los enfrentó en atroces batallas.
Por otra parte, cada Mundial permite conocer de manera más profunda decenas de ciudades, lugares, costumbres, tradiciones. Son cuatro semanas en las cuales se adquieren nociones de cultura general, se toma contacto con nombres y formas que de otra manera quizás pasarían inadvertidas.
A mediados del siglo XIX comenzaron en el mundo las Exposiciones Universales, la primera de ellas realizada en Londres, en 1851, una de las más populares la de París de 1889. Eran verdaderas ferias, puntos de encuentro y relación, manifiestos de las ciudades para darse a conocer y promocionarse.
Hoy estas justas deportivas asumen de alguna manera ese papel. Cada Mundial es una fiesta y también una oportunidad. El mundo parece derribar sus barreras y acercarse a partir de otros tipo de relaciones. 
Quizá nada cambia en el planeta después de esta competencia. Pero a veces hay sentimientos que quedan y ayudan a mejorar las relaciones humanas. No es poco para un mundo tan particular, quizás el único habitado en el infinito universo.